En los primeros días de 2017 le detectaron un tumor en el esófago que hizo metástasis en todo el cuerpo y se tornó imparable. El diagnóstico fue cáncer terminal con expectativa de vida de solo cinco semanas. Contra el pronóstico médico, su optimismo y su fuerza de voluntad lo llevaron a luchar un año contra la letal enfermedad: él siempre sostuvo que se iba a salvar.

 

En el comunicado, mencionan que "medios provinciales y nacionales mencionan en distintas publicaciones que la desaparición de Eliana, hermana menor de Eduardo y jefa de armas del submarino San Juan, agravó su situación y terminó de destruirlo. También hablan de la ‘tragedia’ de los Krawczyk y hacen referencia al fallecimiento de Luis en un accidente de tránsito en 2001. Aunque la ausencia de Eliana afectó a sus seres queridos, el cuadro de Eduardo era irreversible. No hay tal tragedia. No hay que mezclar, tergiversar ni confundir. La familia Krawczyk aprovecha el comunicado para exigir responsabilidad en el tratamiento periodístico de los hechos".

Tras realizarse un responso en Mar del Plata, se respetó la voluntad de Eduardo de que su cuerpo fuera cremado y de que las cenizas fueran arrojadas al mar.

“Se fue una muy buena persona con un gran corazón. Eduardo ahora es un ángel”, culmina el escrito. [El Teclado]