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EL TECLADO | Opinión  Viernes 19 de Enero del 2018 - 15:12 hs.                266
  Opinión   19.01.2018 - 15:12   
[OPINIÓN]
La educación y Milagro Sala, dos presas políticas
Nota de opinión de la ex edil del bloque Feminista de Chivilcoy; presidenta de Asociación Civil Maltratocero y referenta seccional del Movimiento Alfonsinista.
La educación y Milagro Sala, dos presas políticas

"Mientras se cumplen los dos años de prisión arbitraria de Milagro Sala en Jujuy, también se cumplen dos años de que la estructura sindical que nuclea a lxs docentxs es el caso testigo de una política de arrasamiento de los derechos democrática, legítima y legalmente reconocidos a favor de una educación más igualitaria e inclusiva, más allá de todas las falencias y “asignaturas pendientes”.

Sin embargo a golpes mediáticos y tiros de DNU hemos transitado estos dos últimos años que ya anticipan -aunque los organismos de DDHH internacionales den la razón a los requerimientos de la ciudadanía organizada- que la administración de Cambiemos está decidida a negar para activar de un modo brutal el neocolonialismo vital a los intereses de un grupo de privilegiadxs cada vez más reducido, y se potencie la entrega de soberanía en un mundo dónde el resto de los países, que ya advirtieron hace rato los efectos indeseados de la globalización, hacen exactamente lo contrario.

La prisión arbitraria y los abusos de poder sufridos por Milagro son en términos simbólicos el paradigma de lo que este gobierno pretende hacer con lxs trabajadorxs de la educación.

Quitar derechos a lxs docentes es convertirlxs en potenciales mercenarixs al servicio de la proliferación de políticas de odio, exclusión y discriminación.

Y esto no es un efecto colateral indeseado de una política de armonización, o racionalidad y promoción de la calidad educativa.

Es una planificación cruel como lo fue la desarticulación de las comunidades aborígenes durante la Conquista de América, para debilitar la resistencia y así promover una aculturación cuyos valores son diametralmente opuestos a los defendidxs por el colectivo de la educación argentina.

Es vital empobrecer, debilitar, atormentar a lxs docentes del modo más feroz posible, para que cada unx de nosotrxs cuando ingrese al aula, se halle lo suficientemente deshumanizadx y solx como para que su autonomía moral y su identidad política salgan volando por la ventana.

Y cuando ello ocurra, lxs docentxs difícilmente tendrán el equilibrio emocional necesario como para resistir el abanico de problemáticas sociales exógenas a la escuela que importan sus alumnxs, y se sentirán estafadxs y desvalidxs, desmotivadxs y superadxs por la situación.

Y les quedará solamente inventarse una trinchera individual, o a lo sumo de dos o tres que con el tiempo ya se han hecho amigxs.

Y en la trinchera sólo planearán como sobrevivir al despojo, igual que Milagro cada día de estos últimos dos años.

En las trincheras habrá muchas mujeres que, gracias a la cultura del cuidadorismo patriarcal, son las que predominan en la educación, pero también gracias a la historia del movimiento de trabajadorxs son las autoras de un modelo nacional de educación preocupado por el federalismo, la equidad, la libertad y el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Es tan vital lograr debilitar la resistencia de Milagro Sala como vaciar la conciencia colectiva de lxs trabajadorxs de la educación, porque en ambos casos se derrumban las fronteras de la soberanía política, cultural y económica que los países buitres cuyas economías se hallan cerradas, desean traspasar para seguirse robando la Matria a pedazos.

Tal vez en las trincheras lxs educadorxs escriban cartas de resistencia, planifiquen clases al aire libre para dar en los días de paros que se avecinan.

Ojalá que las trincheras, como la celda de Milagro sean el lugar dónde se reencuentren con su vocación, con sus convicciones, con ese amor a lxs otrxs que ha sostenido la educación en la Argentina todo el tiempo que la olvidó el Estado.

Ojalá podamos, a pesar del dolor y del saqueo, como Milagro, saber sacar los brazos de las trincheras en busca de otras manos sucias de trizas y tinta, tibias de tantas caricias acumuladas de lxs niñxs y jóvenes que por ellas han pasado.

Ojalá en la trinchera nos atrevamos a cerrar los ojos e imaginar esos días de primavera que solemos dar clases en los patios para no robarles el derecho a un rayito de sol a nuestrxs pibxs, y logremos comprender que en una plaza todxs juntxs, tal vez este año, debamos procurar reproducir esas clases dónde el ruido del bienestar y los alborotos naturales de un espacio de aprendizaje, sean el clima de una educación en resistencia.

Porque como a Milagro, con nosotrxs tampoco podrán.

Nosotrxs lxs docentes de este país no nacimos para que nos conviertan en mercenarixs esclavizadxs con sueldos de hambre para matar la soberanía que late en las almas de nuestrxs educandxs".

María Laura Razzari es ex concejal del bloque Feminista de Chivilcoy; presidenta de Asociación Civil Maltratocero y referenta seccional del Movimiento Alfonsinista.