Gerardo De Santis, docente en Economía de la UNLP y director del Centro de Investigación en Economía Política y Comunicación habló con El Teclado Radio sobre la economía actual. En ese sentido, el especialista abordó las principales aristas de la situación monetaria argentina e hizo hincapié en el impacto que la pandemia causó (y seguirá causando) en el mercado internacional.
“La situación económica del país es muy delicada, muy difícil. Esto responde a varios factores, pero uno de los principales es un problema sustantivo con el nivel de reservas del Banco Central, que está en un nivel crítico”, explicó. Y recordó que, en 2018, nuestro país recibió un préstamo del FMI: “El monto fue récord para el Fondo y para la historia argentina. Ese crédito fue una decisión política para sustentar al gobierno de ese momento”.
“A partir del crédito la cosa empeoró, la fuga aumentó. El gobierno anterior entró en default en el 2019. Se usó la palabra 'reperfilamiento' que, dicho en castellano es ‘no puedo pagar y pateo la cosa para adelante’. Fue una situación crítica. Los compromisos de deuda tenían un plan de vencimiento concentrado en el corto plazo”, describió.
Según el experto, otro factor determinante en la crisis económica es el impacto de la pandemia en la economía mundial, al que consideró “un problema para todas las sociedades”. Dijo, en esa línea, que la crisis sanitaria “provocó un desplome económico mundial del 6%”.
El economista destacó que los países del sureste asiático sortearon mejor los coletazos del COVID, pero que en Occidente “las caídas son mayores”. “En Europa los datos muy contundentes. El caso más notable es el de Gran Bretaña donde, aún teniendo uno de los sistemas de salud más avanzados del mundo, la economía cayó un 20% en el segundo trimestre y tienen más o menos 45 mil muertos”, ejemplificó.
“Acá, entre la economía y la pandemia entramos en un campo difícil. La situación sanitaria en Argentina está en un momento bastante delicado. Y en el plano económico, se estima una caída del PBI del 12% o 13% anual. Esa caída obedece a que era un país que ya estaba en default y que tiene una moneda con muy poca aceptación”, resumió.
Y completó: “La situación de las reservas llegó a un punto crítico. El sobre endeudamiento no solo afectó al Estado, afectó a las empresas privadas. El gobierno anterior alentaba el endeudamiento: las empresas también tomaron deuda en dólares. Se les pidió a las empresas que renegocien esos pagos, porque se pagan con dólar oficial. Eso significaba un drenaje de divisas. El gobierno les pidió que renegocien para lograr despejar y que no haya tanta demanda de dólares en este momento”
“Está claro que es un cepo es una medida que uno puede tomar en emergencia, pero que complica la actividad económica. Tiene un impacto, es una señal negativa contundente. Pero tampoco es posible pensar que el mercado cambiario tiene que ser libre. Tiene que ser regulado y controlado, más en un país como Argentina. En general los períodos de sobre-endeudamiento nos han hecho creer que el dólar es como el agua. Y es todo lo contrario”, explicó.
En ese sentido, habló del concepto de “plata dulce” (es decir, que el dólar es barato) y de períodos específicos donde parece que todo marcha bien. “Eso es ficticio: mientras te endeudas vivís mejor, pero después hay que pagar. Y ahí empiezan los problemas. Tal como pasó en 1982, 2001 y 2018, tres etapas en que Argentina se sobre-endeuda y termina en crisis de deuda", dijo.
“Debajo de esos 3 períodos se desmantelaron y desfinanciaron la educación y la ciencia y se endeudó y se privatizó YPF. Cuando te endudás, generás una situación ficticia: de pronto es más conveniente irte a Florianópolis que a Mar del Plata. Todo el complejo productivo de la argentina se va destruyendo. Las capacidades productivas que están en los empresarios que taradaron 50 años en aprender a fabricar algo, se destruyen”, concluyó.
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