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EL TECLADO | El país  Martes 09 de Febrero del 2021 - 17:00 hs.                1067
  El país   09.02.2021 - 17:00   
ECONOMIA
Economistas bonaerenses del Frente de Todos analizaron los desafíos económicos que se vienen
Existen indicadores que permiten ser optimistas de cara a 2021, pero advierten sobre la necesidad de acumular reservas y desacoplar los precios locales de los internacionales.
Economistas bonaerenses del Frente de Todos analizaron los desafíos económicos que se vienen

Un grupo de economistas y dirigentes del Frente de Todos de la Provincia de Buenos Aires trazó un balance sobre el desempeño de la economía nacional durante al año 2020 y analizó los principales desafíos de cara al 2021. 

El informe se titula Análisis de coyuntura económica  y fue elaborado por un equipo que conforman el ex viceministro de Economía de la Nación y actual secretario administrativo del Senado provincial, Roberto Feletti; el ex senador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel Pignocco; el ex titular de la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA), Martín Di Bella; el contador Diego Perrella y la Dra. Érica Pinto

Tras los cuatro años de gobierno del ex presidente Mauricio Macri, a los que se sumó la pandemia del COVID-19, los autores remarcan la existencia de determinados indicadores que permiten avizorar el presente año con optimismo. Al respecto, se refieren al “freno al hundimiento profundo de la actividad que tuvo su peor momento en el II trimestre de 2020, en el pico del aislamiento social y la consecuente parálisis de la economía”. Sobre el mismo, observan que “ese deterioro comenzó a ser revertido en el III trimestre 2020, una vez que ya se habían restablecido algunas actividades con protocolos sanitarios e impactaban de lleno las medidas de sostenimiento de los ingresos populares, como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP)”.

Para los especialistas, la expectativa de que este año se inicie un ciclo expansivo -aún por encima del crecimiento del 5,5% del PBI pronosticado en el Presupuesto Nacional- descansa en dos acciones positivas, que dependen del Gobierno:

  1.  que se complete el plan de vacunación en curso, lo que permitiría un pleno despliegue de la producción y el consumo sin riesgos sanitarios;
  2.  que se avance en la ejecución de los ambiciosos programas de obra pública contenidos en el Presupuesto Nacional y de la Provincia de Buenos Aires, de modo que apalanquen la demanda agregada y la actividad privada.

Sin embargo, los economistas señalan que “ese sendero positivo presenta amenazas que pueden complicar la recuperación”. En parte, esto se debe a la crítica combinación de la herencia macrista con el impacto de la pandemia; pero también dependerá de la capacidad del Gobierno para poner en práctica ciertas medidas tendientes a que la reactivación sea inclusiva y no resulte “apropiada por tres o cuatro vivos, tal como lo afirmó la Vicepresidenta de la Nación,  Cristina Fernández de Kirchner”.

[SECTOR EXTERNO]

Según se desprende del documento, una de las principales amenazas es la inestabilidad del sector externo, ya que la solvencia del mismo -sobre todo en una economía emergente de tamaño medio como la argentina- es fundamental para sostener las políticas monetaria y fiscal expansivas destinadas a estimular la demanda. Por eso, dice el texto, que la decisión de “poner plata en la calle” no derive en volatilidad de precios y del tipo de cambio, depende de la capacidad del Estado de sostener el equilibrio externo y de atesorar divisas en el Banco Central.

Por otra parte, los técnicos consideran que 2021 anuncia un escenario internacional favorable para el flujo de divisas hacia las naciones emergentes, debido a las medidas adoptadas por los Estados Unidos y China -las dos economías más grandes del mundo- frente a la pandemia.  

El gigante asiático ha volcado ingentes recursos para sostener la actividad interna, lo que se traduce en una paulatina suba del precio de los alimentos que, en principio, favorece a los países productores. En cuanto a los Estados Unidos, la Reserva Federal (FED) ha aumentado la base monetaria en un 52% durante 2020 a fin de enfrentar los daños económicos ocasionados por la pandemia. Por lo tanto, el aumento del flujo positivo de divisas por mejoras en los precios de las materias primas alimenticias (“dólares comerciales”) y los recursos de capital líquidos (“dólares financieros”) en procura de una mayor rentabilidad que la ofertada por una tasa de interés “planchada” en los Estados Unidos, genera perspectivas positivas para la Argentina.

Esta combinación de decisiones políticas de las principales potencias del mundo ha derivado en una fuerte suba del precio internacional de los granos y otros alimentos como la carne. Sin embargo, este efecto benéfico del comportamiento del mercado internacional no se tradujo en un abastecimiento del mercado interno en cantidades y precios locales razonables.

En esa dirección, el informe resalta que “las regulaciones vigentes en el 2020 no han obrado como un freno para evitar que la escalada del precio del trigo y el maíz en el exterior impulsara al alza los precios internos de los consumos finales derivados de esos granos”. A partir de ese diagnóstico, los autores enfatizan la necesidad de “trabajar con volúmenes de saldos exportables de trigo y maíz netos de los requerimientos de consumo interno”, cuestión a la que consideran clave “si se desea aprovechar la ola internacional correctamente”.

En relación a esto, destacan “la necesidad de desacoplar los precios internos de los internacionales para impedir que la suba de estos últimos se transmita al mercado local, provocando una inflación definida por políticas económicas decididas en el exterior”. “Es imperioso no importar la inflación de precios externos porque en el caso de nuestro país impacta directamente sobre los alimentos de consumo masivo”, asevera el documento. 

Finalmente, el  texto traza un esquema de “fortalezas y debilidades” del sector externo durante el año pasado. La columna que expone los logros obtenidos, exhibe tres tópicos muy importantes para otorgar solidez al devenir del movimiento de divisas: superávit comercial de U$S 12.500 millones; una reestructuración sustentable de la deuda con el sector privado; y el control de movimientos de la Cuenta Capital, sumado a una devaluación competitiva.

Pero a pesar de eso, “las reservas internacionales en el Banco Central experimentaron una baja anual del 12%; el Riesgo País no disminuyó en forma significativa -de modo de permitir un ingreso de divisas relevante en el marco de la liquidez internacional abundante-; y no se logró reducir la diferencia entre las cotizaciones de los distintos tipos de cambio, para alejar así maniobras especulativas y favorecer la afluencia de dólares”.

A partir de lo anterior, los economistas evalúan que “el Ministerio de Economía y el Banco Central deben tomar nota de lo ocurrido y adoptar medidas que permitan proteger el superávit de la balanza comercial atesorando reservas y, a la vez, achicar los indicadores negativos -Riesgo País y brecha cambiaria- que pesan sobre las cuentas externas”.

El informe completo:


 

[El Teclado]