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EL TECLADO | Especiales  Lunes 08 de Marzo del 2021 - 11:00 hs.                1288
  Especiales   08.03.2021 - 11:00   
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El sexo en las mujeres: “Seguimos educando a las niñas para que no gocen, para que estén disponibles para el hombre”
La sexóloga y educadora Analía Pereyra considera que si bien se ha avanzado mucho en materia de educación sexual, los mandatos patriarcales siguen rigiendo las relaciones sexoafectivas.
El sexo en las mujeres: “Seguimos educando a las niñas para que no gocen, para que estén disponibles para el hombre”

En el Día Internacional de la Mujer, la sexóloga clínica y educadora en sexualidad humana Analía Pereyra pone la lupa y cuestiona la idea sobre la que se ha educado en sexualidad a lo largo de la historia y el rol en el que se ha ubicado a la mujer. “Si nos comparamos con hace cinco, diez años estamos mejor, pero todavía me encuentro con muchas personas que desconocen la existencia del clítoris. Al consultorio llegan chicas con 20 años de edad diciéndome que no tienen orgasmos, que desconocen el placer”, dice en diálogo con El Teclado y apunta contra los mandatos patriarcales, el tabú construido alrededor de la sexualidad y la necesidad de educar para alcanzar la igualdad.

Desde hace tiempo que Pereyra hace foco en la educación sexual, pero se volvió un objetivo en su vida profesional cuando trabajando para el Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba se encontró con problemas para abordar el tema en los docentes y profesionales que se capacitaban en educación sexual integral. “La sexualidad implica todo lo que somos, implica cómo hablamos, cómo nos vestimos, cómo nos mostramos, qué gestos hacemos, cómo demostramos la afectividad. Toda nuestra vida, nuestra integralidad, no sólo con lo coital. Al darme cuenta que faltaba tanto por conocernos, que había tantos impedimentos para hablar sobre estas temáticas, con los niños, niñas, con las familias es que empecé a avanzar”, dice haciendo un repaso de sus últimos años.

Ya era Orientadora en Sexualidad y educadora y a eso le sumó una diplomatura en Diversidad y Derechos Humanos. “No se puede trabajar en sexología sin educar, porque lo primero que hacemos ante una consulta por alguna dificultad es brindarle información. En este brindar información se trata de saber qué le está pasando en función a su vida, sus vínculos, lo que sabe y lo que no, cuáles son las ideas que tiene, cuáles son las creencias religiosas, los mandatos, que le han dicho en el ámbito familiar, la educación en la escuela, su primera experiencia sexual. Todo lo que tiene que ver con su vida tiene que ver con la sexualidad. Ahí me encuentro haciendo educación en el consultorio y en diferentes ámbitos”, señala.

 

 

Pereyra indica que día a día trabaja para “sacarles el velo a los mitos, a los tabúes, para sacar a la sexualidad del lugar donde está puesta: que es algo malo, sucio, cochino, que de eso no se habla, sacarnos todas esas ideas y que cada uno y cada una pueda encontrar cuáles es la mejor forma de disfrutarse”.

[DESCONOCIMIENTO DEL CUERPO]

Si bien la sexóloga destaca que en los últimos años se ha avanzado mucho en materia de educación sexual integral, todavía hay mucho desconocimiento del cuerpo. “Si nos comparamos con hace cinco, diez años estamos mejor, pero todavía me encuentro con muchas personas que desconocen la existencia del clítoris. Al consultorio llegan chicas con 20 años de edad diciéndome que no tienen orgasmos, que desconocen el placer”.

“Ahí los adultos y las adultas, el sistema educativo, los profesionales, tenemos que estar brindando la educación sexual que ellos y ellas necesitan. Hay mucho profesional que participa desde la moralina y no se animan a intervenir por temor a que las familias se enojen. Nos perdemos la oportunidad de dialogar. Hay que aprender a disfrutar, pero también desde el conocimiento de nuestro cuerpo y del otro para que ambos disfruten”, agrega.

[CAMBIOS LENTOS]

Pereyra si bien considera que hoy hay más libertad a la hora de las relaciones sexuales, indica que “aún existe que el varón usa el cuerpo y las mujeres están en lugar pasivo. Es muy complejo, tiene que ver con nuestra historia, nuestra educación, lo que tenemos internalizado”.

 

 

“Los mandatos sobre la supremacía del varón son muy fuertes. Todavía, en muchas ocasiones, las relaciones erótico afectivas pasan por la penetración por el coitocentrismo. Todavía muchas mujeres están en el lugar de receptoras, todavía muchas mujeres no conocen su propio goce y están regidas por los mandatos de no te embaraces, no te toques, gozar está mal, pedir está mal. Esto de que tenemos que ser santas y vírgenes, sólo procreadoras”, agrega la profesional y señala que en la actualidad recibe en su consultorio mujeres con muchos años de matrimonio que manifiestan que no tienen ganan de tener relaciones. “Sucede que no gozan, solo prestan el cuerpo para que el otro goce. Y ahí entra el deber ser, es lo que la mujer tiene que hacer, porque sino se va a ir con otra. Esto también es parte del machismo”, explica.

En esa línea, si bien reconoce que “las chicas se sienten más libres a la hora del encuentro sexual sigue estando el señalamiento” y explica: “Todavía está esto de que una es fácil, es una puta, porque estuvo con varios y las chicas se restringen el goce por lo que van a decir. Esto sigue estando”.

“Seguimos educando a las niñas con la idea de que está mal mirarse, tocarse. La seguimos educando para que no gocen, para que estén disponibles para un hombre. Y al varón (los educamos) para que siempre esté disponible, potente, salga al frente, aun cuando no tienen ganas. Eso también circula entre los jóvenes. Si no se les erecta o no tienen ganas, no sirven”, destaca la sexóloga.

[EDUCAR EN TODOS LOS ÁMBITOS]

Pereyra sostiene que la educación sexual no debe impartirse sólo en las escuelas, también pone la lupa en la necesidad de que las familias aporten al conocimiento de los cuerpos. “No hay que tener miedo de hablar de sexualidad con nuestros hijos e hijas. Hay que hacerlo de acuerdo a las edades. No es que hay que hablar de relaciones sexuales a un niño de 5 años, le vamos a hablar de los abrazos, de la afectividad, de conocer su cuerpo, de nombrar a su cuerpo con los nombres correctos y no con términos que nada tienen que ver con la realidad. Hacer eso es cargarlos de vergüenza, de culpa”.

En este sentido, centraliza su punto de cuestionamientos a las religiones, a las que considera responsables de esconder el placer. “Las religiones se han ocupado que esto esté oculto, escondido, que es pecaminoso, que masturbación está mal. Muchas mujeres no se permiten autoestimularse o masturbarse, por mandato”, señala.

 

 

La sexóloga destaca que esto tiene que ver con una mirada de la sexualidad que pone a la mujer en un lugar “reproductivista”. “La mujer está en el lugar de la reproducción, su cuerpo es para procrear y no hay posibilidad de la mujer pueda pensar en no ser madre, en no constituirse en un cuerpo gestante”, dice.

En esa línea, destaca que ese lugar tiene que ver con el enfoque de la educación sexual de las currículas escolares. “En la escuela nos hablaron del aparato reproductor, con el termino aparato nos está diciendo algo, algo que está puesto y, además, se habla por arriba. No se habla del placer, de las vivencias que tienen que ver con nuestro cuerpo, no se habla de que las personas pueden tener esos genitales y sentirse, autopercibirse, de otra manera de acuerdo a su identidad de género. Ahí entra una mirada heteronormativa donde el varón con pene debe ser el macho, con las características de ser fuerte, no llorar, ser el proveedor, estar siempre dispuesto y con el pene erecto, siempre tener una relación coital en la cual él eyacula y ahí todo se acabó”. 

Pese a todo, Pereyra tiene una mirada esperanzadora y abraza a la educación como el eje de una nueva forma de vincularse sexualmente. Considera que al ritmo de los cambios sociales y en la cultura “la escuela de a poco se va deconstruyendo”. “Esto es como una bandita elástica: hay que tirar hasta que se corte y cuando logremos cortarla hay que ver que tenemos para revisar y modificar”, dice y completa: “El camino para que todos, todas, todes podamos gozar, disfrutar, pasarla bien, tener una vida placentera es la educación. Y no porque queramos tener placer somos banales. Nos han metido en la cabeza que está mal disfrutar, que hay que sacrificarse y eso también es una mirada del sistema patriarcal”.  [El Teclado]