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EL TECLADO | Legislatura  Jueves 25 de Marzo del 2021 - 18:30 hs.                1127
  Legislatura   25.03.2021 - 18:30   
[DIPUTADOS] 24M
Los delitos sexuales como método represivo: el duro (y necesario) relato de Micaela Morán en Diputados
Durante la sesión especial de Diputados por el día de la Memoria, la legisladora massista en Todos, hizo hincapié en los delitos sexuales sufridos por las mujeres en la dictadura a través del testimonio de una sobreviviente.
Los delitos sexuales como método represivo: el duro (y necesario) relato de Micaela Morán en Diputados

Este jueves se llevó adelante en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires una sesión especial por el día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia.

Al turno de su exposición, la legisladora massista en el Frente de Todos, Micaela Morán, buscó darle una visión de género a los delitos sexuales cometidos contra las mujeres durante la Dictadura, una cuestión que inclusive recién se incorporó en los últimos años en los juicios de lesa humanidad.

"Las mujeres que caían en manos de la represión asumían que iban a sufrir abusos, porque la violencia sexual es un arma más; y es muy actual. Es casi un clásico de la historia perversa mundial, y represiva. Fueron castigadas y ultrajadas por su condiciones de género y su sexualidad. Era un arma más para doblegarlas, eran métodos para disciplinarlas, que es lo que buscan siempre. disciplinarnos", sostuvo.
 


PUNTO Y APARTE

“Para no darles el gusto a ellos (a los genocidas), tuve una hija. La violación sexual dejó muchas huellas. Mi hermana tuvo que hacer un tratamiento durante cinco años para poder tener un bebé. Tuvo varios embarazos psicológicos. Las secuelas del terrorismo de Estado en nuestra familia fueron terribles”, describió la sobreviviente de la brigada de San Justo, Zoraida Martín durante su testimonio.



"Desnudas frente a sus secuestradores, la prohibición de gestionar sus períodos menstruales, las violaciones reiteradas, parir en cualquier lado. Y lo que es mucho mas grave. arrebatarle a sus hijos. Y era sistemático. No se salvó ninguna mujer", agregó Morán.

En su relato, detalló que los delitos sexuales no fueron denunciados durante décadas, "por miedo, por vergüenza". Fue en 2011 cuando los casos aislados empezaron a llegar a los tribunales, y la Justicia empezó a reconocer que eran métodos sistemáticos.

[LA "CHINA"]

Para ponerle identidad a su narración, Morón tomó una historia de su ciudad, y recogió el testimonio la zarateña de Lidia "China" Biscarte, una sobreviviente de la dictadura que era empleada de maestranza en el complejo Zárate-Brazo Largo cuando tres días después del Golpe fue secuestrada de su casa.

"Se la llevaron tapándole su cabeza con el pijama que vestía. Ataron a sus hijos, el menor era un bebé, y se la llevan. Y ahí empieza el horror de la China. Se la llevan equivocada: buscaban a una mujer sindicalista que llevaba su mismo apodo, y creyeron que era un apodo de guerra. Entonces a la primera China que se les cruzó, se la llevaron", contó Morán.
 


 

Desde el recinto de Diputados, la legisladora pormenorizó que "el raid empieza en la comisaría de Zárate, y pasó por la Prefectura Naval, por el arsenal naval, barco Muratore, por Campana, por el infame Pozo de Banfield. En el hospital militar también tuvo su estadía para mejorarla un poquito, porque había que llevarla a Villa Devoto, a la cárcel de mujeres presas políticas, para que no se vea tanto el deterioro".

"¿Qué no le hicieron a la China?", se preguntó Morán. Y continuó: "Todas las torturas que se puedan imaginar. La destruyeron tanto que en sus partes íntimas tuvo que tener cirugías reconstructivas. La violaron en reiteradas oportunidades. En su primer parada -como le dice ella- le volaron de una patada todos los dientes. La estacaron, con el frío y la lluvia. Y podría seguir, porque como le dije recién, qué no le hicieron a la China".

"Por un tiempo lograron doblegable cuerpo pero nunca le doblegaron el espíritu. Hoy es una militante fuerte, una mujer muy fuerte que milita por todas nosotras y por las nuevas generaciones, por sus hijos y por sus nietos", relató.
 


Continuando con sus palabras, narró algo que ella siempre le pide contar: "Sus compañeros varones, cuando escuchaban que las torturaban, que las golpeaban, que las insultaban diciendoles putas, guerrilleras, montoneras -era lo más suave que le decían-, ellos reaccionaban y trataban de defenderlas como podían. Hacían lo poco que podían hacer, y eso es un acto de lealtad. Y eso también es un acto de amor".

"Por eso, siempre tenemos que seguir pidiendo más memoria para que no ocurra nunca más; para que podamos alcanzar la verdad y la justicia", cerró. [El Teclado]


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