El Teclado en la Radio dialogó con la activista trans y miembro de la APDH, Luana López Reta, tras la aprobación de la ley de Cupo laboral travesti trans. En ese marco, no solo destacó la importancia de la normativa a corto plazo, sino el impacto positivo que tendrá en la vida de las generaciones futuras.
“Fue muy emocionante. Estaba con las compañeras en el congreso y rompí en llanto, me embargó la emoción”, relató sobre el momento de la sanción de la ley. Y reflexionó: “El cupo tiene un objetivo inmediato, que es el de permitir el acceso al mercado de trabajo a compañeras que jamás pudieron acceder”.
“Pero además tiene otras consecuencias a largo plazo, más profundas: esto va a sacar del inconsciente colectivo y de la cabeza de parte de la sociedad que las travas somos objeto de consumo para pararnos en una esquina, ya sea para vender nuestros cuerpos o vender drogas, o las dos cosas”, profundizó.
López Reta consideró, de igual modo, que la ley “nos va a poner en el rol del sistema, en recursos humanos, en el escritorio de al lado. Esto le abre posibilidades a las más jóvenes, que crecieron pensando que el único destino era la prostitución. Es fuerte pensar que esas pibas van a tener la posibilidad de hacer un montón de cosas”.
Y a pura emoción, reflexionó: “Pensaba en las niñeces de, 10 o 12 años, que se fueron a dormir el jueves pensando que el sueño de ser maestras o abogadas, era una realidad tangible, no una quimera”.
La activista remarcó la posibilidad laboral que traerá la ley para muchxs integrantes del colectivo travesti-trans que, hasta ahora, sufren la discriminación y ven cerrarse puertas a su paso cada vez que intentan conseguir trabajo.
Respecto de eso, ejemplificó: “Hace no mucho, una conocida mía hizo el esfuerzo de hacer el curso de extraccionista… Se recibió y fue con su CV a un hospital y se lo rompieron en la cara, se lo tiraron al piso y le dijeron que se fuera. Tiraron al piso toda una vida, los sueños, el deseo en dos hojitas de papel”, dijo, sin poder contener las lágrimas.
Por último, se refirió al horizonte de aplicación de la ley y consideró que el Estado, como garante de los derechos humanos, es quien debe reglamentar la aplicación. Aunque alertó que habrá obstáculos: “En la Provincia hay muchos municipios que se hicieron los boludos. Lo que en definitiva pasa es que, si no existe voluntad política, es imposible que la ley se cumpla”.
“Muchos se agarran de un tecnicismo y dicen no está reglamentada, que lo vamos a tratar en el concejo deliberante. Pero esta es una ley nacional”, dijo y concluyó: “Basta de dar vueltas, de poner excusas. Esto es un logro de un colectivo de quienes levantaron la bandera por primera vez. Pero también es posible porque existió la voluntad política de gente que tuvo la sensibilidad de entender lo que le pasaba a un colectivo. Me siento afortunada de vivir este momento”.