El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una efeméride impulsada por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En 1995 se instituyó este día con el propósito de contribuir a la toma de conciencia acerca de los problemas de salud mental y a erradicar los mitos y estigmas en torno a este tema.
La salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la vida. Sobre esta base se puede considerar que la promoción, la protección y el restablecimiento de la salud mental son preocupaciones vitales de las personas, las comunidades y las sociedades de todo el mundo.
Para 2021 se pretende concientizar sobre la importancia que tiene la inversión en salud mental a nivel global, sobre todo teniendo en cuenta que la salud mental es el área más desatendida de la salud pública.
Se trata de un problema global que afecta a un gran número de personas y sin embargo no existen servicios de salud mental pública de calidad.
En los países de ingresos bajos o medios, las personas con problemas de salud mental, neurológicos o con problemas de adicción están desatendidos y no reciben ningún tratamiento.
Y si esto ya era un problema antes del COVID-19, ahora ha empeorado la situación, ya que la pandemia ha perturbado los servicios de salud en general, se han suspendido citas y tratamientos.
Por todo ello, desde las organizaciones promotoras se exige más inversión en salud mental.