Por María Eugenia Suárez
Magui Etcheverry amamantaba
a su hija de un año y medio cuando descubrió que en una de sus mamas tenía un
bulto. Lo que sigue es un diagnóstico inesperado. Entre la angustia y la aceptación
de la enfermedad encontró en la escritura una forma de sanar. En el mes de la
sensibilización sobre el cáncer de mama, el viernes próximo compartirá su
experiencia y presentará Trascender, el libro que escribió y en el que expone la
búsqueda para mejorar su salud y las ganas de seguir de adelante. “Empecé a
escribir para poner en palabras todo lo que me despertó el diagnóstico. Es
sanador, es un buen ejercicio”, señaló en conversación con El Teclado.
En junio de 2020, en medio de la pandemia, Magui fue diagnosticada con cáncer de mama en estadio cuatro. Ella, que es médica neonatóloga y que se formó para atender y acompañar a familias en situaciones de angustia ante la enfermedad, ahora estaba del otro lado del mostrador. “Un diagnóstico así nunca los esperás. Estás amamantando a tu hija más chica, no esperás que la teta se te enferme”, explicó la mujer de 31 años y añadió: “Fue muy difícil ponerme en el rol de paciente. Uno está atento a las necesidades del otro desde la medicina asistencial, cuando te toca es difícil ponerse del otro lado”.
Publicado por Magui Etcheverry en Jueves, 2 de septiembre de 2021
Por estos
días Magui ha retomado de a poco su tarea en el Hospital de Gonnet de La Plata.
Está casada con Tomás y es madre de Galo, de seis años, y de Juanita, de dos. Su
historia vinculada al cáncer comenzó luego de palparse la mama derecha y encontrarse
un bulto. “Consulté a mi ginecóloga y en principio creímos que era
leche. Pero pasaron diez días y la bolita no se fue. Hice una ecografía y luego
seguí el camino con el mastólogo, el oncólogo, empecé quimio. Estoy en
tratamiento hace un año y cuatro meses”, contó ante este portal.
En el marco del mes de concientización
del cáncer de mama, Magui también apunta a la necesidad no sólo hablar de la
prevención de la enfermedad y de su etapa inicial, sino de los casos en el que
las mujeres atraviesan situaciones más avanzadas como la suya.
“En octubre el mensaje
que se da, que es muy bueno, habla sobre la prevención y el diagnóstico
temprano. Si detectás el cáncer a tiempo, en el 95% de los casos se cura. Y es
fantástico porque luego del diagnóstico uno lo que primero piensa es que te vas
a morir. Pero no se habla tanto de situaciones como la mía, del cáncer metastásico”,
manifestó.
Magui, que tiene
metástasis de hígado, explica que, en casos como el suyo, los médicos no hablan
de curación sino de cronificación. “No descarto curarme porque milagros hay un
montón, pero cronificando puedo llevar una buena calidad vida”, dijo la médica
que ya lleva 19 quimioterapias endovenosas. “Yo siempre voy a estar en
tratamiento, puede ser que tome alguna pastilla, algún tratamiento más
tranquilo, pero no voy a estar libre de tratamiento”, señaló.
La médica, si bien
destacó las campañas de concientización, indicó que las mujeres con cánceres
más avanzados están invisibilizadas. “Iba a mi médica y le preguntaba dónde
estaban las mujeres que estaban como yo, le preguntaba si se morían y ella me
dijo que no, que no se morían. El tema es que nadie habla de ellas”, sostuvo.
En paralelo a la atención médica y psicológica, descubrió en la escritura un lugar donde canalizar todo lo que le estaba sucediendo. “Siempre me gustó escribir, pero nunca lo había hecho formalmente. Empecé a escribir para poner en palabras todo lo que me despertó el diagnóstico. Primero fueron cosas malas, enojo, angustia, miedo. Después, a medida que fui transitando la enfermedad y aceptando el diagnóstico, hice un giro en la literatura desde una perspectiva más optimista. Entendí que, pese a tener cáncer, la vida seguía y tenía un montón de cosas lindas”, agregó.
El taller de escritura
que dicta la escritora Natalia Brandi fue un camino para comenzar a
pensar, de la mano de la autoficción, la posibilidad de redactar su primer libro.
“Empecé a escribir sin saber que iba a publicar. Escribí sobre la
quimioterapia, de cosas que vivía a diario con mi familia, sobre todo con mis
hijos. Empecé a juntar relatos y cuentos, y con mi amiga que es profesora de
literatura, decidimos publicarlo”, recuerda en referencia Trascender, el libro
que expresa lo que le está sucediendo.
Además, cuando empezó a
escribir buscó a esas mujeres que estaban en una situación similar. “Está muy
silenciado el cáncer metastásico. Con la escritura, con los relatos que empecé
a publicar en redes sociales, encontré muchas mujeres que están en mi estadío y
tienen una buena calidad de vida, de muchos años de convivencia con la
enfermedad. Para mi eso es sanador. Encontrarme con otra que me diga que hace
doce años que tiene metástasis óseas me permite ponerme en su lugar y pensar
que quizá tengo 12 años más de chances de ver crecer a mis hijos”, destacó.
“Hay que aprender a
convivir con el cáncer, es lo que plantean médica y psicóloga. En principio no
entendía, ahora lo estoy masticando un poco más. Escribir para sanar, sanar
escribiendo es un lema que tomé al principio. Es sanador poner en palabra lo
que te pasa. Es un buen ejercicio. No importa si uno termina publicando”, señaló
Magui y completó: “Escribo cuando estoy desordenada, cuando tengo muchas cosas
en la cabeza y no sé por dónde arrancar, me siento a escribir y me ordena y me
saca un montón de emociones. Esa es la sanación”.
Trascender consta de 15
capítulos. Son cuentos y relatos conectados por una historia común, pero que
pueden ser leídos por separados. El viernes próximo lo presentará en Ensenada, en La Merced n°369, a las 17.30 en la sede de la UCR. Una historia de una cruel enfermedad, pero
también de vida, de fortaleza y de esperanza. [El Teclado]