[El abrazo entre Marta y Cristina - Foto: El Teclado]

El último martes, los jueces del Tribunal Oral Criminal 1 de Mar del Plata que absolvieron a los acusados de violar y asesinar a la adolescente Lucía Pérez fueron suspendidos provisoriamente en sus funciones para ser sometidos a un jury por decisión unánime del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de la provincia de Buenos Aires.

Además, el Jurado resolvió que se le embargue el 40 por ciento de los sueldos a los jueces Juan Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas, quienes en noviembre de 2018 absolvieron a Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel por el femicidio de Lucía, resolución que el año pasado fue revocada por la Cámara de Casación.

En este contexto, El Teclado Radio habló con Cristina Montserrat Hendrickse, abogada del caso, quien viene acompañando de la familia de la adolescente en el proceso judicial.

- ¿Cómo recibieron la noticia de la suspensión y el jury?

La familia lo tomó positivamente y con mucha emoción. Son tres años de venir luchando y gastando suela por parte de Marta y Guillermo, los papás de Lucía. Este proceso se había iniciado por denuncias de distintos diputados y diputadas de distintas extracciones políticas, como Victoria Donda, Romina del Plá y Facundo Moyano.

- ¿Cómo se vivió el camino para llegar a esta instancia?

Había una coincidencia respecto a que el fallo que había absuelto a los acusados era una barbaridad jurídica. Llegar a esta instancia llevó 3 años y, en el medio, pasó la pandemia que demoró todos los procesos. Finalmente, el jurado evaluó que existía grado de verosimilitud en las acusaciones y por unanimidad habilitó el jury de enjuiciamiento. La suspensión entendemos la dispusieron como obligatoria para evitar que quienes están sometidos a este proceso dicten sentencias. No es una sanción, sino una medida preventiva para cuidar la justicia.  Ahora esperamos que se fije la fecha de audiencia de debate y se producirán las pruebas. Cada parte hará su alegato y el jurado de enjuiciamiento emitirá sus votos.

- ¿Te ilusiona el resultado de esta audiencia respecto de la posibilidad de pensar en transitar un camino hacia una reforma del poder judicial?

La anulación del fallo y la confirmación de la anulación del fallo nos señalan un giro, un cambio de aire y se están dando claras señales de que la aplicación de la perspectiva de género no es una opción discrecional para el juez. No es una opción, ni lo que ellos piensen, ni sus convicciones. Acá no se trata de que tengan convicciones, sino de que apliquen las reglas de la lógica y las reglas de derecho. Entendemos que el mensaje del consejo de la magistratura al poder judicial, es que tienen que aplicar la ley.

- ¿En qué condición están hoy los acusados? ¿El nuevo juicio que tiene que llevarse a cabo podría llegar a buen puerto?

Yo asisto a la familia de Lucía en lo que es el jury. Y el juicio penal lo lleva otro colega. Trabajamos en equipo. Por las conversaciones que tengo, puedo decir que se designó el tribunal que tienen que entender en el llamado “nuevo juicio”. Debería hacerse en Mar del Plata lo antes posible. El paso del tiempo durante estos cinco años afecta la memoria de los testigos, quizás la muerte de algún testigo o la pérdida de pruebas. Hay una responsabilidad del Estado por no haber juzgado de forma rápida, con perspectiva de género y con un juez imparcial. Los acusados están cumpliendo condena, solicitaron permisos para salir, pero les fueron denegados. Ellos tenían 8 años de prisión. Ya cumplieron 5 pero les fueron negados los beneficios que les podrían haber tocado.

- ¿A qué crees que se deben las demoras en los juicios por femicidios y agresiones a las mujeres?

La pandemia influyó. Se acumularon muchas causas hasta que se implementó el sistema de virtualidad. Pero eso no excusa al Estado de tomar las diligencias para que los juicios se realizan en un plazo razonable. Eso es un derecho de las víctimas y eso debe ser un punto a abordar en una reforma judicial: una justicia que tenga celeridad que no postergue ni diluya indefinidamente la resolución de los pasos. Debería haber una reforma en cuanto a capacitación, en cuanto a eliminar prejuicios en un poder elitista que está alejado de las necesidades populares y se cree que forma una suerte de nobleza. Debería haber más justicia de proximidad. Más jueces, quizás con salarios no tan altos, para que no tengan asimetría con lo que vive la gente de a pie. Eso genera falta de empatía muchas veces. La justicia no está llegando a los sectores más pobres. Hay una gran demanda que no está siendo satisfecha, que es que haya justicia para todas las personas. Tenemos una justicia que es para la clase media nada más.

- ¿Cómo es acompañar, desde lo emocional, acompañar a la familia de una víctima?

Es una carga emotiva muy fuerte. El martes estuvieron un montón de familiares de víctimas y eso te llega. Se supone que las abogadas no tenemos alma, pero te mueve. Es admirable la figura de Marta, la mamá de Lucía; su fuerza, su energía, su potencia. Eso es realmente lo que ha movido el caso. No es la brillantez de una letrada ni su ingenio, es la fuerza de Marta, Guillermo y una marea verde, una marea violeta que los acompañó en este proceso y marcó un cambio de paradigma. Todo es producto de la movilización popular y, principalmente, de la fuerza de Marta. Como abogadas hacemos una asistencia técnica y juzgamos al ajedrez, pero siendo mama es muy difícil manejar esa emoción. Hay que ser fuertes. A veces sentís culpa porque decís a mí no me tocó y ojalá no me toque. Son sensaciones contradictoras, fuertes. Pero una tiene que tratar de ser fría y ordenar el ajedrez.

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