En un rato (quizá no) cuando te pongas con tu familia a armar el arbolito de Navidad sabrás por qué se arma. Por supuesto, siempre y cuando continúes leyendo esta nota.
En Argentina, al parecer, la primera vez que se armó fue 1807, cuando un irlandés trasladó este hábito, decorando un pino en una plaza pública.
"Había llegado a América Latina proveniente de Estados Unidos y lo decoró de acuerdo a la costumbre arraigada en su país de origen", señalan los reportes iniciales.
Es que el origen del árbol de navidad como evento mundial puede situarse en la antigua sociedad celta, quienes tenían por costumbre adornar un roble por la llegada del solsticio de invierno para así "asegurar el regreso del sol".
Si bien el catolicismo no tiene relación con el armado y decoración del arbolito, se adaptó a la historia religiosa y al nacimiento de Jesucristo: el árbol original emergió como una representación del amor de Dios y su forma triangular se asocia a la Santísima Trinidad.
En tanto, la Iglesia Católica celebra el nacimiento de la Virgen, por lo que para calcular el momento en el que fue concebida, se restaron nueve meses a esta fecha, dando como resultado el 8 de diciembre.
Pero por si esas historias no te convencieron, hay más. Una tiene que ver con los sacerdotes druidas de Europa Central que adoraban a sus dioses adornando árbol que llamaban Yggdrasil. Vaya uno a saber.
La otra está ligada al protestantismo y a su creador, Martín Lutero. Hacia el 1500, el teólogo, mientras caminaba en un bosque, se habría asombrado por cómo el brillo de las estrellas resplandecía en los árboles y cortó una de las ramas y la atesoró en su casa.