"Este local tiene cosas que no están bajo ningún punto de vista en el patrimonio de la Uocra", sintetizó el dirigente santafesino, afín al secretario nacional de la Uocra Gerardo Martínez. Y aunque éste y su par de La Plata llevaban una tensa relación, las palabras del interventor Carlos Vergara son irrefutables: cajas con botellas de vino, contenedores de aceite partidos en dos para hacer de escudos y un arsenal de viandas a medio comer son el primer y shockeante panorama con el que se encontraron este jueves los funcionarios del ministerio de Trabajo que acompañaron a Vergara en la reapertura del local.
El viernes volverán para hacer un inventario de todo lo que hay de más, y entregarlo a la Justicia. "Con lo único que se puede quedar el gremio es con el inventario que propiamente tiene; algún escritorio, máquinas, computadoras y nada más. El resto, no sabemos su procedencia", admitió Vergara en diálogo con El Teclado.
"Hay comida y hay ropa que seguramente se la daban a la gente o al necesitado; eso yo no lo discuto, pero no sé de dónde viene, como muchísimas cosas a nuestro alrededor. Y hay otras cosas que faltan, por lo que hay que hacer la denuncia patrimonial. La auditoría de la Uocra no encontró en ningún lugar algún libro que constate números, balances y demás", agregó.
Además, ratificó que en el histórico local de calle 44, pintado de celeste oscuro y con dos estatuas emulando a Juan Domingo Perón y Eva Duarte, "no se va a atender más". "Ya pedí a las autoridades nacionales cambiar de local, no se puede atender a los trabajadores de esta manera", sintetizó. Igualmente, junto a la justicia federal de Quilmes, deberán limpiar y reordenar todo el establecimiento y luego decidir qué hacen con él.
Por otra parte, Vergara adelantó que hablarán con trabajadores y delegados de obra para llevar adelante la nueva organización: "No va a ser fácil, seguramente el "Pata" tiene sus adherentes y seguidores, y que así sea. Yo no vengo a entorpecerles la vida a ellos, ni a sacarles el trabajo ni a perseguirlos", aseguró, al tiempo que auuró que en el gremio de la construcción "no hay más lugar para la violencia".
"No se debe temer a la precarización laboral ni a la discusión nueva -de nuevos valores y salarios en La Plata- porque eso no lo voy a permitir. Ese ajuste que dicen que podía venir con el interventor no va a suceder, me van a ver muy rígidamente al lado de los trabajadores", sentenció.
En ese punto, también prometió que los trabajadores que solían comer de viandas durante la construcción de obras no dejarán de hacerlo, aunque ya no se asignarán empresas a dedo. "Vamos a tener un proceso de normalización, de afiliación, de ir a las obras. No va a ser fácil, acá hay gente que se enoja por otros motivos. El trabajador que trabajó toda la vida seguramente no está enojado. Puede estar dudoso de su salario, pero eso no se va a tocar", aseguró y chicaneó: "Intereses contra eso siempre hay, las empresas no son tan buenas y hay patas en todos lados. Metidas de pata, digo".
Otro de los cambios será la bolsa de trabajo, que pasará a depender directamente de los delegados de obra. "Si no hay, lo vamos a elegir", añadió Vergara. "Yo no soy nadie para andar digitando a dedo quién trabaja y quién no trabaja. Que quede muy claro. Y los beneficios no los van a perder. Lo que no vamos a hacer es llenar el mundo de mentiras", sostuvo.
El interventor se mostró reticente a dar una fecha para las próximas elecciones en el gremio, que hacía más de 16 años era gobernado por Juan Pablo "Pata" Medina. "Acá no se va a quedar nadie de afuera. El que va a llevar el destino de esta seccional de los trabajadores constructores de La Plata son los trabajadores de La Plata. Hoy cada trabajador es un dirigente en potencia, y cuando se llame a elecciones todo el mundo va a tener derecho a presentar una lista", consignó. [El Teclado]