Por María Eugenia Suárez

La mamá de Úrsula Bahillo, Patricia Nasutti, agradece al fiscal, a los abogados, a Dios y a sus 45 kilos por hacer posible la condena a prisión perpetua de Matías Ezequiel Martínez, expareja de la joven. Sin embargo, considera que además del asesino hay otros responsables y no duda en señalar a miembros de la justicia, de la seguridad y del municipio de Rojas que no actuaron en tiempo y forma ante los pedidos de ayuda de su hija.  

“A mi hija me la mató el sistema. Fue un femicidio que era evitable. La mató el Estado”, dijo Patricia Nasutti ante El Teclado a días de que se cumpla el primer aniversario del femicidio de su única hija, Úrsula Bahillo.

“A mi hija me la mató el sistema. Fue un femicidio que era evitable"

El 8 de febrero de 2021 la joven fue hallada asesinada en cercanías al paraje Guido Spano, a unos 13 kilómetros de la ciudad Rojas, provincia de Buenos Aires. Junto al cuerpo estaba Matías Martínez, el exnovio, quien en diciembre pasado fue condenado a prisión perpetua por el crimen. Antes de aquel encuentro, la joven lo había denunciado en varias oportunidades por amenazas y violencia de género e incluso el policía, que hasta 2020 prestó servicio en la Policía Comunal, tenía una medida de restricción perimetral que había violado dos días antes del crimen.

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— #JusticiaPorÚrsula (@HaganMierdaT0D0) February 1, 2022

“El juez de Mercedes tenía la orden para detenerlo el 5 de enero porque una Cámara de Gesell demostró que había atacado a una niña con capacidad diferente. Si lo hubiese detenido Úrsula estaría viva”, señaló Patricia y apuntó también contra el juez de Paz de Rojas, Luciano Callegari, por no escuchar los reclamos. “Siempre desestimó las denuncias, las perimetrales. Tengo muchas fotos del auto en la puerta de mi casa rompiendo las perimetrales”, indicó la mujer. 

Los cuestionamientos también llegan a la administración municipal, encabezada en aquel momento por el radical Claudio Rossi, hoy diputado provincial, por llegar a destiempo con el botón antipánico. “El municipio no nos proveyó lo mínimo. Me dijeron que le iban a dar el botón antipánico y el mail con la autorización llegó el 9 de febrero, pero el 8 Martínez me la mató, me la asesinó”, explicó Patricia y agregó: “En una localidad chiquita se manejan por mail siendo que la distancia entre el Juzgado y la municipalidad es de dos cuadras”.

“Cada día que pasa se nota más su ausencia y nosotros nos vamos muriendo en el día a día"

En su planteo, la madre de Úrsula también apunta contra el Ministerio de Seguridad, liderado por Sergio Berni. “El ministro estuvo en mi casa, hizo 27 traslados porque la policía reprimió, me pegó, me esposó. Estoy esperando que indiquen quién fue culpable" señaló y además pido responsabilidad en la formación y seguimiento de los agentes: "Tienen que mirar el semillero de las personas que toman en la fuerza. Este asesino tenía un certificado psiquiátrico que se lo hizo un psicólogo. Le dan un arma con cinco meses de preparación. A Úrsula la mató el Estado y el Estado tiene que dar respuesta por tantas falencias que hubo”, dijo en relación a las demandas civiles que la familia iniciará. 

Comparadas con otras causas el femicidio de Úrsula avanzó rápido en la justicia y hoy Martínez está tras las rejas cumpliendo prisión perpetua. Patricia agradece la celeridad al “fiscal Sergio Terron, a los abogados Emiliano Basso y Fabián González, a Dios y a mis 45 kilos que no pararon de moverse”, pero admite con tristeza: “La verdad que pensé que Úrsula iba a ser la última, pero no. En enero tuvimos 28 femicidios en 31 días. Los femicidios van a terminar cuando escuchen a las mujeres”. 

El próximo martes se hará un acto y una misa en memoria de Úrsula. Acompañarán a Patricia y a su esposo, Adolfo Bahillo, familiares y víctimas que llegarán a Rojas de distintos lugares, muralistas y amigos. Tras el femicidio, en el lugar donde su cuerpo fue encontrado asesinado alguien puso una cruz y su familia hizo una gruta. "Se la puede encontrar en Google maps", dice la mujer y describe los arreglos, los fileteos y el significado que ha tenido para la comunidad marcar el lugar donde su hija fue asesinada. “La gente pasa y le deja cosas. Yo no pude ir más porque me hace mal”, señaló la mujer y completó: “Cada día que pasa se nota más su ausencia y nosotros nos vamos muriendo en el día a día”. [El Teclado]