Gustavo Martínez y un tema pendiente: cómo tratar el suicidio en los medios
Por Marcela Ojea, @MarcyOjea (*).- La misma película se repite, una y otra vez. Parece una digna escena de ‘El día de la marmota', lo único que cambia es el nombre, y a veces el lugar o la forma. Pero el resto es lo mismo: los móviles en el lugar del hecho, la búsqueda de detalles a minutos de la tragedia y los periodistas tratando de explicar algo que desconocen totalmente, pero que aún así son suficientes para elaborar alguna hipótesis. Ningún formato escapa a repetir las malas formas.
Hoy el tema retumbó en todos los medios de comunicación, se dieron detalles de vida privada de Gustavo Martínez, se sacaron conclusiones apresuradas, pero nadie hizo hincapié en lo que realmente importa: problematizar sobre porqué ocurren y por qué la últimas cifras publicadas nos arrojan que 10 personas por día se quitan la vida en nuestro país
Algunos aún se debaten si es conveniente hablar de suicidios en los medios de comunicación. Hablar siempre es bueno, pero debe hacerse con responsabilidad.
La gran mayoría de los suicidios están asociados a trastornos vinculados a la salud mental como la depresión. A diferencia de lo que se cree el suicida no es una persona egoísta, es una persona que sufre mucho internamente y que no puede hablar de eso porque siente que lo van a juzgar o que no lo van a entender. Justamente ese ostracismo emocional, le impide ver otras alternativas -todo lo ve oscuro y sin solución- y es ahí cuando comienza a elaborar internamente las ideas vinculadas al suicidio. Ellos no quieren morir, quieren dejar de sufrir.
Ese sufrimiento siempre se debe a varias causas, no hay un único motivo que lo lleva a tomar esa decisión, aunque muchas veces llegamos a conocer la gota que rebasó el vaso.
El simplismo no aplica a estas cuestiones, se trata por lo general de un cúmulo de problemas, de angustias no trabajadas y de la imposibilidad de poder resolver esas emociones tóxicas que se padecen por dentro. Escribo esto y pienso en la gran herramienta que sería poder contar con una Ley de Educación Emocional en todo el país, ya hay algunas provincias que han tomado la delantera, pero falta mucho.
La Organización Mundial de la Salud viene advirtiendo sobre la necesidad de que los estados naciones arbitren medidas para bajar los índices en las distintas regiones del mundo. Esto no se trata de problemáticas de países ricos o pobres. El suicidio no distingue situación económica, genero o edad, es innegablemente un problema de salud publica que debe atacarse con políticas publicas y sobre todo con prevención.
El Ministerio de Salud de Nación no ha actualizado los datos estadísticos desde el 2019, pero en 2021 entendió que era necesario y urgente reglamentar la Ley 27130 de Prevención de Suicidios estancada desde 2015. ¿Acaso se vieron alertados por los números que se manejaron en 2020? Lo cierto es que aún no hemos podido contar como país con ninguna de todas las herramientas que aporta la norma, pues el covid 19 se lleva todas miradas.
Es momento, cuando pareciera que la pandemia está llegando a su fin, de fijar la vista en otras cuestiones urgentes como la salud mental. Si no entendemos eso, y no prima la empatía, es muy poco probable que logremos romper el círculo vicioso en que nos encontramos envueltos al igual que Phil en el Día de la marmota.
Si estás pensando en el suicidio o conocés a alguien que esté pasando por esa situación, comunicate al 135.
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(*) Marcela Ojea es periodista y movilera de Radio Provincia. En 2021 publicó el libro Hablemos del Suicidio en coautoría con el colega Fernando Tocho.El libro se consigue en Librería Rayuela, sito en Plaza Italia n° 187 e/ 44 y diag. 77 de La Plata.