Por María Eugenia Suárez
La lluvia que
cayó en los últimos días en la provincia de Corrientes dio tregua en los
incendios rurales que pusieron en alerta al país y provocó el alivio de los
bomberos que desde distintos puntos del país llegaron a la región a combatir el
fuego. El Teclado conversó con Marianela Videla, una de las cinco
mujeres de la Federación Bonaerense de Asociaciones de Bomberos Voluntarios que
tuvo como destino el cuartel de Alvear, una de las localidades afectadas por
los focos ígneos. “Jamás me voy a arrepentir de haber venido, de la experiencia
y de poder ayudar a los demás”, dijo a este portal al concluir su trabajo en el
litoral.
Al cierre de esta nota Marianela y sus compañeros Mauro Galaverna, Dario Olivera y Juan Pablo Bustamente estaban de regreso a General Villegas luego de varios días en la provincia de Corrientes. “Llegaremos alrededor de las tres de la tarde”, advirtió la mujer este domingo a la mañana y aclaró que, si bien había contado que el combate contra el fuego había sido de seis días, con sus compañeros concluyó que las jornadas lejos de sus casas se extendieron a diez. “Perdés la noción del tiempo y ya no sabés en qué día estás”, contó en el medio de su viaje.
El viernes
por la noche atendió a El Teclado. Habían sido días difíciles, con
jornadas que arrancaban a las 7 de la mañana y concluían pasada la medianoche,
pero las lluvias habían traído alivio y margen para descansar. “Ahora estamos
más tranquilos, esperando que nos digan cómo seguimos porque si bien muchos
focos se extinguieron hay que ver qué pasa”, explicó a este portal ante la
posibilidad de que el fuego se reavivara.
La Federación
Bonaerense convocó al equipo villeguense el 16 de febrero. “Se me juntaron un
montón de emociones porque soy mamá y tenía que dejar acomodada mi casa, mi
trabajo. Lloraba de la emoción y le dije a mis hijos que me habían convocado y
ellos me dijeron: ‘Dale, mami, andá, nosotros vamos a estar bien’. El apoyo de
la familia es fundamental para esto”, resaltó.
Marianela
tiene 41 años, es viuda, mamá de cuatro hijos y abuela de una nieta. Cuando no tiene
que cumplir servicio en el cuartel trabaja como chofer del transporte escolar de
la Escuela Agraria de General Villegas. “Venimos con genética de bomberos en la
familia; tengo un hermano en el cuartel y cuando salió una convocatoria para
que se anotaran mujeres, con una amiga decidimos inscribirnos y quedamos”, dijo
rememorando su arribo al cuartel hace seis años.
No fue fácil integrar el grupo de bomberos que viajaron a Corrientes. Los convocados fueron solo aquellos que contaban con una capacitación especial para este tipo de incendios. “Es un examen práctico y sobre todo físico porque acá lo que más importa es aguantar; necesitas estado para caminar, para trabajar con herramientas de mano, para estar todo el día alerta”, dijo la mujer y recordó que ya había sido convocada para participar en los incendios de San Luis, pero finalmente no fueron porque el fuego fue sofocado antes.
“Es una
emoción que te convoquen porque uno se capacita y quiere demostrar lo que uno
le gusta y sabe hacer”, indicó y agregó: “Sabiamos a qué veniamos, pero llegar
al lugar es todo nuevo y hay que adaptarse a lo que está pasando, a los grupos”.
La Federación
los asignó a Alvear, una ciudad que puso a disposición el cuartel, una escuela
y una casa para alojar a los más de 150 bomberos que llegaron desde distintos
puntos del país a ayudar a esa localidad, a Santo Tomé y a Torrent. En el grupo
de bonaerenses establecidos ahí sólo había cinco mujeres.
“En estas
situaciones más que miedo hay que tener respeto”, sostuvo Videla y destacó que quedó
sorprendida por el avance del fuego: “Sabemos que nosotros siempre estamos
primero y nos cuidamos, pero quedé sorprendida por la magnitud del avance del
fuego. Si bien lo imaginamos, es demasiado rápido. La columna de humo que se
hace es inmenda”, señaló y distinguió este tipo de incendios de las experiencias
habituales que sufren en Villegas donde uno de los principales conflictos es la
quema de pastizales.
Durante los incendios, una de las preocupaciones que sobrevolaron fue la falta de equipamiento y de vehículos de los bomberos de Corrientes. Por eso en distintos puntos del país se hicieron colectas no sólo para la compra de insumos hospitalarios, ropa, alimentos y agua, sino también de dinero para comprar herramientas.
Desde Villegas
el equipo salió con un camión cisterna de gran porte, un transporte liviano y
herramientas de mano. “Esta situación nos sirvió para darnos cuenta en qué
posición está nuestro cuartel. No es por desmerecer a los demás, pero en Villegas
estamos muy bien en términos de vestimenta, móviles y herramientas”, destacó.
Sobre el
final, Videla repasó sus días en Corrientes, la solidaridad de los lugareños y
el trabajo mancomunado con sus pares. “Jamás me voy a arrepentir de haber
venido, de la experiencia y de poder ayudar a los demás”, dijo la mujer y dejó
abierta la posibilidad de subirse al camión para ir a cualquier punto del país
donde su tarea sea requerida. [El Teclado]