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EL TECLADO | Derechos Humanos  Domingo 15 de Mayo del 2022 - 14:01 hs.                1354
  Derechos Humanos   15.05.2022 - 14:01   
JUICIOS DE LESA HUMANIDAD
Novena perpetua para Etchecolatz, el que sabe dónde están Julio López y Clara Anahí
Fue hallado responsable de los crímenes en el Pozo de Arana. Las pruebas radicaron, especialmente, en las declaraciones de Jorge Julio López. Tras el fallo se repudió la domiciliaria a Garachico. Guadalupe Godoy, abogada querellante, destacó el fallo y llamó a que no quede una “sensación de frustración”.
Por: María Eugenia Suárez

El viernes pasado, el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata condenó a prisión perpetua al represor Miguel Osvaldo Etchecolatz, que ya purga otras ocho perpetuas, y al expolicía Julio César Garachico por los secuestros y torturas de siete personas en el ex centro clandestino de Pozo Arana y los asesinatos de cuatro de esas víctimas. El Teclado entrevistó a Guadalupe Godoy, abogada querellante de la causa, quien destacó la sentencia alcanzada y, ante el repudio por la prisión domiciliaria de Garachico, consideró que se está poniendo “una vara tan alta que ya nadie va a poder sentir la satisfacción de que estamos haciendo justicia”.

 

El juicio que finalizó el viernes con una nueva condena por genocida para Etchecolatz comenzó el 30 de agosto de 2021 y buscó determinar lo ocurrido con siete personas que en 1976 comenzaron a militar en la unidad básica "Juan Pablo Maestra" y a realizar actividades barriales en la periferia de La Plata.

 

Etchecolatz fue condenado al ser señalado coautor del homicidio calificado por alevosía, por haberse cometido con el concurso premeditado de dos o más personas en perjuicio de Norberto Rodas y Alejandro Sánchez; la privación ilegítima de la libertad cometida por funcionario público, agravada por amenazas reiteradas en dos oportunidades y aplicación de tormentos a ambas víctimas.



Además, se condenó a prisión perpetua al expolicía Julio César Garachico por el homicidio de Patricia Dell Orto, Ambrosio De Marco y Rodas, y la privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos a Dell Orto, De Marco, Rodas, Sánchez, Francisco López Muntaner, Guillermo Cano y Jorge Julio López.

En el caso de Garachico el Tribunal rechazó el pedido para que se revoque la domiciliaria que éste goza y le mantuvo el beneficio que el expolicía cumple en su casa de Mar del Plata, veredicto que despertó el repudio entre el público que por primera vez estuvo presente en la sala.

 

FIN DE UN CICLO

 

Según se desprendió de las audiencias, gran parte del sustento probatorio radicó especialmente en las cuatro declaraciones judiciales prestadas por Jorge Julio López antes de su segunda desaparición en 2006, y en esa última declaración se oyó a López sindicar a Etchecolatz como el jefe del operativo de su secuestro y a Garachico como quien daba las órdenes al grupo de "picaneadores".

 

Por eso Guadalupe Godoy, abogada querellante de esta causa y militante por los derechos humanos habla de “sensación de fin de ciclo” al referirse a las condenas de estos genocidas.


“Cuando hablo de fin de ciclo, no digo que los juicios se terminan sino  que hablo de esa sensación que hay en la ciudad de La Plata de que este juicio era como cierre de aquel primero"

 

“Estos hechos eran los que habían quedado fuera del primer juicio en el año 2006, con el testimonio de Julio López , y ahora hay una suerte de círculo que se cierra”, indicó la letrada en conversación con El Teclado.

 

Y aclaró: “Cuando hablo de fin de ciclo, no digo que los juicios se terminan sino  que hablo de esa sensación que hay en la ciudad de La Plata de que este juicio era como cierre de aquel primero”.

 

CONDENAS Y REPUDIOS

 

Godoy celebra las condenas a los genocidas y habla de “un sabor agridulce” cuando analiza el repudio que despertó en los presentes la decisión del tribunal de rechazar el pedido para que se revoque la domiciliaria a Garachico.

 

“Fue extraño porque no fue una sentencia distinta a la que hemos tenido, por ejemplo, en el juicio de San Justo”, donde se condenó a 16 imputados por los crímenes de lesa humanidad en el centro clandestino de detención que funcionó en la Brigada de Investigaciones de San Justo, pero tampoco se logró que se revocaran las domiciliarias.

 


“Es una sentencia que reconoce los hechos, donde las dos condenas que se producen son a prisión perpetua, que mantiene la situación carcelaria que venía del juicio; en el caso de Etchecolatz mantiene la prisión efectiva y en el caso de Garachico la domiciliaria que obtuvo hace muchos años por razones de salud”, agregó Godoy.

 

Ante la reacción del público, que repudió la decisión del tribunal de revocar la prisión domiciliaria del expolicía, la abogada, indicó: “Si la vara van a ser las prisiones efectivas, estamos un poco complicados porque todos sabemos que estamos haciendo estos juicios corriendo contra lo que denominamos impunidad biológica” y agregó que la realidad actual es que “el 80% de quienes están siendo enjuiciados o condenados gozan de prisión domiciliaria”

 

En este sentido, ante voces que hablan de un retroceso o un estado de situación previo al 2006 consideró que se está poniendo “una vara tan alta que ya nadie va a poder sentir la satisfacción de que estamos haciendo justicia”.


“Si a partir de ahora solo celebramos sentencias con prisión efectiva va a estar complicado”. 

 

“Una sentencia antes del 2006 es la impunidad porque no había juicios y hemos tenido sentencias con absoluciones, hemos tenido sentencias donde no se demuestran los hechos, con domiciliarias todas”, enumeró y recordó que “la única en la que se revocaron las domiciliarias fue durante el juicio Fuerza de Tareas 5 y dos días después la Cámara Nacional de Casación mandó el fallo revertiendo esa decisión”.

 

Godoy sostuvo que la situación que se generó le dio “mucha pena” y que además de tratar de “entender lo que pasó” trabaja en que “no quede una sensación de frustración”. “Si a partir de ahora solo celebramos sentencias con prisión efectiva va a estar complicado”, insistió 

 

“Tiene que haber una cuestión reparatoria y me parece que lo que pasó conspiró hasta de una forma irresponsable en los sentidos reparatorios”, completó la abogada. 


ÉL SABE

Etchecolatz fue quien supervisó personalmente el operativo más violento llevado adelante en la casa de calle 30, en La Plata, donde funcionaba de manera clandestina la imprenta de Evita Montonera.
Tras varias horas de balaceras que acabaron con la vida de todos los militantes del lugar, los policías salieron con una beba envuelta en una manta. Era Clara Anahí Mariani Teruggi, la nieta de Chicha Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.
“Podría aportar datos y elementos de prueba sobre el destino de Anahí Mariani a quien pueda estar necesitándolo, porque fui testigo presencial”, dijo el siniestro Etchecolatz ante el Tribunal Oral N° 1 en octubre de 2011. Sin embargo, Etchecolatz no lo dice. Y él sabe. [El Teclado]




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