Este jueves 19 de mayo, o sea hoy, a las 18 horas en el aula C-201 de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata se presentará el libro “Matar a la madre. Infanticidios, honor y género en la provincia de Buenos Aires (1886 - 1921)”.
Se trata de un libro que indaga en las tensiones entre la construcción social de la maternidad, el discurso jurídico y las prácticas sociales a partir de los casos calificados como “infanticidio” por la Justicia de la Provincia de Buenos Aires entre 1886 y 1921, momento culminante de la codificación penal.
La actividad, coordinada por Fernanda Tocho, tendrá como comentaristas a Estela Díaz, Ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la PBA; Dora Barrancos, Historiadora y socióloga feminista y asesora presidencial; Adriana Valobra, Directora del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y Rosario Moreno Torres, integrante de Uma Editorial y representante de la Colección Atenea de Estudios de Género.
Sol Calandria es Doctora en Historia por la Universidad Nacional de La Plata y Directora de Investigaciones del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires. En el período histórico que aborda, el infanticidio estimaba una pena considerablemente menor para las mujeres que, en general, eran pobres, jóvenes y solteras, y para ocultar su deshonra mataban a sus hijos recién nacidos tras dar a luz sin ser asistidas, ocultar embarazos no deseados e intentar abortar clandestinamente.
¿Por qué las mujeres recurrieron al infanticidio para evitar la maternidad no deseada? ¿Cómo abordó la Justicia Penal estos casos y cómo permeó la moralidad de los jueces en sus sentencias? ¿Qué sucedió cuando el infanticidio fue cometido por un varón? Estas son algunas de las preguntas que se plantea el libro, que analiza expedientes judiciales de mujeres que estuvieron presas por infanticidio en la provincia de Buenos Aires entre 1886 y 1921.
“La criminalización de las mujeres en los casos de infanticidio está estrechamente vinculada a la intersección de múltiples desigualdades estructurales que fueron acotando los márgenes de maniobra y las posibilidades de las mujeres frente a un embarazo no deseado”, dice la autora.
“Las mujeres que fueron efectivamente descubiertas y denunciadas por infanticidio vivían en condiciones de extrema pobreza, eran empleadas domésticas “cama adentro”, jóvenes (entre 17 y 25 años), solteras, migrantes, vivían en pueblos rurales, no sabían leer ni escribir y habían atravesado múltiples situaciones de violencias. La mayoría de ellas era la primera vez que transitaban un embarazo y en todos los casos los progenitores no se habían responsabilizado del mismo. Todas ocultaron sus embarazos y parieron solas en espacios de la casa donde suponían que nadie podía descubrirlas”, agrega.
A su vez, Calandria incluye en el análisis la perspectiva de feministas de la época: “Mientras que criminólogos y médicos enfocaron el problema en las mujeres, las feministas apuntaron algunas cuestiones que aquellos omitieron. En particular hicieron foco en un aspecto que nadie más consideró a principios del siglo XX, la responsabilidad paterna en los nacimientos ilegítimos y en los embarazos no deseados".
Y completa: "La necesidad de filiación se convirtió en un tema importante para los reclamos feministas y en una forma de atender un problema anterior al abandono, el aborto o el infanticidio, como eran los embarazos no deseados o los estigmas que recaían sobre las madres solteras y quienes nacieran en esa situación”.