“Sé que me voy a morir y no
voy a ver el fin de los femicidios, pero cuando me toque estaré tranquilo de
saber que aporté de alguna manera. Nuestro objetivo es pensar en el otro. Lo nuestro
ya está, el hacha nos partió en dos, pero tratamos de evitar que las historias se repitan”. La frase corresponde al rosarino Hugo Capacio, integrante del
grupo Atravesados por el Femicidio y papá Dayana Soledad Capacio, asesinada por
su exnovio en 2012. En conversación con El Teclado detalló cómo surgió el
espacio que reúne a familiares de víctimas, cuál es su objetivo y qué mirada tienen
sobre la justicia.
El pasado 3 de junio, en el
marco del séptimo Ni Una Menos, lanzaron una campaña en las redes sociales en
la que familiares de víctimas de femicidios contaron su historia. “Queremos
que escuchen nuestros pedidos y
testimonios en 1ra persona”, decía la consigna que acompañó cada uno de los
videos.
Atravesados por el Femicidio nació en enero de 2018 luego que ocho familiares de mujeres víctimas de femicidio decidieran correrse del Instituto Nacional Argentino de la Mujer (INAM). “Nos cansamos de que sólo nos quisieran para las fotos y que no nos dejaran accionar, ayudar, a otros familiares de víctimas”, cuenta a El Teclado Hugo Capacio, uno de los fundadores de la ONG.
La primera conversación y
los primeros objetivos del grupo se delinearon en un café. Cada uno se
capacitaría en distintas temáticas con el objetivo de ayudar a familiares de
víctimas. “Ante el femicidio la familia se desarma, es un hacha que te corta en
dos y no sabés para dónde ir, y aun peor la justicia no te orienta y uno queda
en el aire”, explicó Capacio y agregó que ante ese escenario el grupo trabaja
en el respaldo, asesoramiento y acompañamiento del familiar.
“Los escuchamos de manera activa,
la acompañamos en el proceso legal en base a la experiencia vivida y con la
información que traemos de las capacitaciones en criminalística, en justicia y
a veces participamos de los juicios”, comentó.
Capacio lleva sobre su
espalda 10 años de lucha. El 8 de mayo de 2012 su hija, Dayana Soledad
Capacio, fue secuestrada y asesinada por Maximiliano Exequiel Tesone. En aquel
momento aún no se había aprobado la incorporación de la figura del femicidio al
Código Procesal Penal y por eso Tesone cumple una condena de 23 años en lugar
de cadena perpetua.
“Hablar y hacer teorías es fácil, pero vivirla es
distinto. La etapa investigativa es penosa, la justicia termina siendo injusta porque
ante un femicidio se arranca investigando primero al círculo íntimo y hay que
luchar para que la caratulen como corresponde”, destacó el hombre y agregó: “Uno
empieza a ser investigador, abogado. Muchas veces no te dicen que tenés que ser
querellante y te dejan afuera del proceso legal y pasas a ser un mero testigo. Ahí
nosotros tomamos participación y tratamos de ayudar a los familiares”.
Atravesados por el Femicidio comenzó con ocho integrantes y hoy participan 200 personas familiares de 150 víctimas. “Ojala nadie necesitara entrar al grupo, que se pudiera cerrar, pero lamentablemente todos los días tenemos una persona que ingresa”, destacó.
“Reclamamos capacitación y
la sensibilización de la justicia”, dijo y destacó el rol que tiene el
movimiento feminista en la ampliación de derechos: “Los avances que se han
logrado son porque las agrupaciones feministas pusieron el pecho. La revolución
hoy está en la gente joven. ¿Qué puede entender un juez de muchos años sobre
derechos humanos, de la ley 26485? Con lo que gana un juez ¿se va a preocupar
en capacitarse en la ley Micaela? Tenemos leyes buenas, pero estamos sobre
grises porque las leyes no las cumplen ni los propios jueces”.
“La justicia tiene una cinta
métrica donde mide riesgos y consecuencias. Si le podés causar alguna
consecuencia te va a tratar de una forma, si no le vas a causar nada lo más
probable es que te destrate y te meta la causa en un cajón”, agregó Capacio y
remarcó la necesidad de visibilizar los reclamos.
El hombre, además, cuestionó algunas
políticas del Estado. Enumeró la falta de refugios para las mujeres víctimas de
violencia de género y cuestionó la forma de comunicar. En este sentido, recordó que durante 2020, en plena cuarentena, aumentaron los femicidios porque a las
mujeres sólo les llegó el mensaje que debían quedarse encerradas en sus casas
para no contagiarse y morirse, cuando el peligro estaba en su casa.
Sobre el final, el hombre repasó la vida de su hija y destacó que el objetivo del grupo es ayudar no sólo a familiares de víctimas sino trabajar en la prevención. Por eso remarcó la necesidad del cumplimiento de las leyes y de la aplicación de la Educación Sexual Integral.
“Hay que trabajar en la prevención no sólo en la sanción de un
delito. Yo prefiero tener a mi hija viva que al asesino preso”, indicó y
agregó: “Sé que me voy a morir y no voy a ver el fin de los femicidios, pero
cuando me toque estaré tranquilo de saber que aporté de alguna manera. Nuestro objetivo
es pensar en el otro. Lo nuestro ya está, el hacha nos partió en dos, pero tratamos
de evitar que las historias se repitan”. [El Teclado]