Este sábado, el país amaneció con la noticia de la muerte del genocida Miguel Etchecolatz, quien se encontraba internado en una clínica de Merlo. El represor, detenido por múltiples delitos de lesa humanidad, se encontraba cumpliendo prisión efectiva en el Campo de Mayo y este año había recibido la novena condena perpetua.
El ex director de Investigaciones de la bonaerense falleció y se llevó consigo valiosa información que jamás quiso revelar respecto al paradero de cientos de víctimas, entre ellas Clara Anahí Mariani y Jorge Julio López.
“Hoy tengo un sentimiento ambiguo. No estoy ni alegre ni triste por la muerte de este genocida. De algún modo estoy decepcionado porque no nos dijo qué pasó con Clara Anahí, dónde está mi viejo o tantas otras cosas”, contó Rubén López en diálogo con El Teclado Radio.
En esa línea, señaló que, aunque el represor fue juzgado, “sigue siendo impune en muchos casos. No decir donde están los cuerpos de los detenidos desaparecidos es una forma de impunidad”.
“Ellos no mostraron humanidad con aquellos que desaparecían o asesinaban. Siempre se manejaron con impunidad. Siempre tuvimos ese atisbo de esperanza de que se hicieran cargo de tanta atrocidad que hicieron, pero no ocurrió”, dijo López.
Respecto a Etchecolatz, consideró que “fue un sádico, un siniestro. Un ser despreciable que gozaba con las atrocidades que hacía en los centros de detención, como mostró el testimonio de mi viejo”.
“Un poquito de justicia divina hay. Pero tendría que haberse quedado muchos años más, cumpliendo la totalidad de las 9 condenas que tenía más las que le faltaban”, contó.
Y completó: “Son personajes que se manejaron todos así. Nunca vamos a entender si hicieron un pacto de silencio o realmente estaban muy convenidos de lo que llevaron adelante”.
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