POR LUCIANA MAZZINI PUGA, de la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.- Desde el sitio periodístico Escritura Crónica lanzaron “Mapa Trash”, el primer mapa interactivo geolocalizado que enumera los basurales a cielo abierto de todo el país, rellenos sanitarios, plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos y cooperativas de reciclado. La Agencia de Noticias Científicas de la UNQ dialogó con la directora del proyecto, Agustina Grasso, que explicó: “La mala gestión de residuos es una de las causas del efecto invernadero que favorece al calentamiento global. Con este mapa, las personas pueden tomar conciencia y profundizar la información acerca de qué sucede con los residuos una vez que salen de nuestras casas. Pueden también conocer a dónde llevar su basura para que sea reciclada”.
A través de la creación de este mapa, se pudo demostrar que el 80 por ciento de la basura en Argentina es enterrada y menos del 7 por ciento es recuperada. La investigación reporta más de 200 basurales y casi el 30 por ciento se encuentra en Buenos Aires, donde vive el 56 por ciento de la población del país. Este mapa “funciona como una denuncia del sistema de residuos que hace décadas existe en el país, con negociados privados y públicos que lo sostienen”, afirma el equipo.
Grasso explica que el principal obstáculo que tuvieron fue la falta de información. “Si bien hay informes del ministerio de Ambiente sobre los basurales, no había un mapeo claro acerca de cuáles eran o dónde se ubicaban. Los datos estaban desactualizados o directamente había un vacío informativo. Entonces, los entrecruzamos con información propia”, describe.
A través de la creación de este mapa, se pudo demostrar que el 80 por ciento de la basura en Argentina es enterrada y menos del 7 por ciento es recuperada.
A su vez, el equipo advierte que según un informe del ministerio de Ambiente de 2017, hay 5 mil basurales a cielo abierto pero no llegaron a localizar esa cantidad de basurales: “Intentamos llegar al origen de ese número pero nadie supo explicárnoslo. Creemos que está sacado en base a un promedio y que incluía microbasurales. Es importante aclarar que no es lo mismo un basural que un microbasural. Lo que indicamos en el mapa son basurales de más de una hectárea”, explican.
Las fotos satelitales demuestran que la mayoría de los basurales –que tienen un promedio de 30 años– están cercanos a cauces de agua, rutas (que tapan la visibilidad con las humaredas e implican un peligro vial), y poblaciones, lo que significa una gran contaminación del aire en el que viven.
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Asimismo, denuncian que en las últimas décadas se buscó esconderlos, ubicarlos a las afueras o taparlos con arbustos, pero eso no evitó los gases de efecto invernadero que genera la putrefacción de la mezcla de residuos, o la contaminación de aire, napas y tierra. Además, el déficit habitacional genera que muchas personas de bajos recursos se muden a zonas cercanas a los mismos.
Entre las ciudades bonaerenses que más encienden las alarmas se encuentran Luján y Chascomús. Respecto de la primera, el equipo de Escritura Crónica observó que se desechan 150 toneladas diarias con una población de 106.273 habitantes. En tanto que en Chascomús se entierran 60 toneladas por día que son desechadas por los 45 mil habitantes. “El olor es nauseabundo, las capas y capas de residuos históricos de toda la ciudad se naturalizan en una postal nauseabunda: cientos de gaviotas vuelan entre las montañas de basura”, apuntan.
Otra zona alarmante es el Partido de la Costa, allí la basura no pertenece únicamente a los habitantes del lugar sino también a los turistas que recibe durante el año. El peligro es inmediato: los plásticos o microplásticos contaminan el océano, su fauna, su flora y alteran, por ende, todo el ecosistema.
En otras partes del país la situación es igual de preocupante. Por ejemplo, en Tucumán se encuentra “un caso inédito”: la Planta Pacará Pintado, un predio de 47 hectáreas dentro de la Ciudad de la Banda del Río Salí. Las investigadoras vieron que el material orgánico es dispuesto en celdas de tres metros de profundidad, que previamente fueron niveladas y recubiertas con geomembranas unidas entre sí por termofusión, con el fin de evitar que los líquidos contaminen las napas de agua subterránea.
También se pudo observar que el 50 por ciento de las plantas de recuperación no funcionan o tienen escasa recuperación.
Sin embargo, la planta fue clausurada en 2010: las muestras de agua, suelo y aire arrojaron como resultado que el predio contamina el ambiente.
Por su parte, el municipio de Santa Rosa en La Pampa cuenta con una planta de separación de residuos que se ubica en el mismo sitio que un basural pero separados por un alambrado. Sin embargo, actualmente la planta no funciona como tal sino que forma parte del mismo basural.
También, a través de la creación de Mapa Trash se pudo registrar que, en Argentina, hay 200 mil cartoneros y cartoneras que buscan erradicar residuos y algunos viven dentro de los mismos basurales. El 50 por ciento está organizado en cooperativas que fomentan la economía popular para evitar que los residuos terminen en los basurales.
De la vereda de enfrente, también se pudo observar que el 50 por ciento de las plantas de recuperación no funcionan o tienen escasa recuperación. Además, existen más de diez proyectos de erradicación esperando su ejecución. Algunas de estas localidades son Luján, Chascomus, Partido de La Costa, Córdoba (Marcos Juárez), Entre Ríos (Concordia), Formosa, Neuquén (San Martín de los Andes), Santiago del Estero, Río Negro (Alto Valle), Santa Fe (Reconquista), Santa Cruz (Caleta Olivia).
[Fuente: https://agencia.unq.edu.ar/]