Para ponerle el broche de oro a una jornada de lo más convulsionada, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner salió a hablar a un escenario improvisado en la puerta de su domicilio del barrio porteño de Recoleta.
Desde allí, afirmó que “el partido judicial le pidió 12 años de condena por cada uno de los mejores años que vivió el pueblo argentino”, y remarcó que hubo desde el martes manifestaciones en todo el país, pero que en “el único lugar donde se produjeron escenas de violencia fue en la Ciudad de Buenos Aires”.
“La violencia fue provocada por odio al peronismo. No toleran el amor y a la alegría de los peronistas”, aseguró, y le reclamó a los dirigentes de la oposición que “no compitan para ver quién le pega más al peronismo”.
Finalmente, les pidió a sus seguidores que "vayan a descansar porque ha sido un algo día”.
"Los quiero mucho, siento que cada uno de ustedes es un p oco hijo mío, y yo también me siento madre de todos ustedes, los quiero mucho, con el corazón", dijo para despedirse.
Durante todo el sábado, la militancia se agolpó en la puerta de su domicilio al enterarse que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires había colocado vallas en su alrededor.
"La lógica del Sr. Larreta es la misma lógica del partido judicial. Para los macristas: cuidado y protección. Para los peronistas: vallas, infantería de la policía de la ciudad y hasta palos, gas lacrimógeno y gas pimienta como la noche del lunes. Lo dicho ese día por la noche: nunca fueron ni serán democráticos", escribió en horas del mediodía la vicepresidenta.
Desde el gobierno porteño aseguraron que el vallado se debió a un pedido de seguridad por parte de los vecinos de la zona. [El Teclado]