El titular de la UCR bonaerense, flamante tío de una beba bien alfonsinista
Alegría en los pagos de Ranchos, partido de General Paz. El militante boina blanca y conductor radial, Aquiles Abad, se convirtió en las últimas horas en papá de la bellísima María Lorenza Abad; dicho sea de paso, un nombre muy cercano al mundillo de la UCR.
Sí, María Lorenza Barreneche, era el nombre de quien fuera en vida la esposa del ex presidente Raúl Alfonsín, madre a su vez del actual embajador argentino en España y ex diputado nacional, Ricardo Alfonsín.
Vale destacar que Aquiles Abad es el hermano nada más y nada menos que de Maximiliano Abad, presidente de la UCR bonaerense y jefe del bloque de diputados de Juntos por el Cambio; que, si bien hizo su carrera política en Mar del Plata, es nacido en territorio ranchero.
De más está decir que "el tío Maxi" se jugará con un lindo y valioso presente (tanto en cuanto a lo ecónomico como lo afectivo); al menos eso dio a entender un compañero del bloque.
Volviendo a la primera de las María Lorenza de esta breve historia, era la hija de Felipe Barreneche Echaide (1898-1984) y de María Lorenza Iriarte Hospital (1898-1989), naturales ambos de Chascomús, y la mayor de tres hermanas (María Lorenza, Martha Antonia, y Olga Esther).
Bienvenida hija María Lorenza Abad pic.twitter.com/QLu24T9zh9
— Aquiles Abad (@AquilesAbad10) August 30, 2022
Realizó sus estudios en una escuela de monjas. Conoció a su marido a mediados de la década de 1940, cuando ella tenía 19 años y estaba en una fiesta de carnaval.
Con él, que iniciaba sus estudios en abogacía, se casó en Chascomús el 4 de febrero de 1949 y luego se radicaron en la provincia de Mendoza, teniendo seis hijos: Raúl Felipe (1949), Ana María (1950), Ricardo Luis (1951), María Marcela (1953), María Inés (1954), y Javier Ignacio (1956).
Como es sabido, en 1983 se iba a transformar en Primera Dama. Apodada La pueblerina, en una ocasión confesó que jamás se pudo acostumbrar al rol que debía ocupar en la política, y también expresó que había perdido su intimidad tras la asunción.
"La quinta de Olivos es una gran jaula de oro. Nadie sabe cuánta soledad siente la primera dama", dijo