En Argentina, cada hora nacen 10 bebés de madres adolescentes y el 70% son producto de embarazos no buscados. La cifra asciende al 80% cuando se trata de niñas madres menores de 15 años.
A simple vista los números son desalentadores, pero hay una buena noticia: “se pasó de entre 70 y 80 mil nacimientos de adolescentes por año en 2016 a 53 mil en 2020”, cuenta a El Teclado Mabel Bianco, médica especialista en epidemiología y presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM).
FEIM es una de las 12 organizaciones que junto al Ministerio de Salud de la Nación motorizan la Campaña del Embarazo No Intencional en la Adolescencia que se lleva a cabo entre el 21 y el 28 de septiembre en países de América Latina y que busca, principalmente, acercar a los y las jóvenes información de calidad de manera clara y accesible para que puedan tomar sus decisiones a la hora de mantener relaciones sexuales.
Los embarazos no intencionales son aquellos que -como su nombre lo indica- ocurren sin querer, producto de la desinformación, la falta de acceso a métodos anticonceptivos o la violencia de género que se manifiesta en relaciones sexuales no consentidas o consentidas a medias cuando -por ejemplo- los varones no quieren ponerse un preservativo.
Además de ver restringidas las actividades propias de su edad, como salir con amigas o a bailar, cuando una chica muy joven se convierte en madre se pone en pausa -o directamente se cancela- su posibilidad de estudiar y, en consecuencia, de acceder a puestos de trabajo más calificados.
Mabel Bianco asegura que “dejar la escuela es lo primero que hacen las niñas y adolescentes que quedan embarazadas”.
“Como muchas no tienen cómo mantener a sus hijos, consiguen trabajos muy precarios y a partir de ahí siguen teniendo hijos porque van buscando parejas que las puedan mantener”, agrega la médica que tiene un máster en Salud Pública.
“De esta manera, -explica- tenemos un altísimo porcentaje de mujeres de entre 20 y 24 años que antes de los 18 años ya han tenido 3 hijos”. Y, en efecto, de acuerdo a estimaciones del Plan Nacional de Prevención del Embarazo no Intencional en la Adolescencia 2017-2019, 1 de cada 4 argentinas que tuvo su primer hijo en la adolescencia, tendrá el segundo antes de los 19 años.
EL MACHISMO ENTRE LAS PRINCIPALES CAUSAS
¿Por qué queda embarazada una adolescente? Según Bianco, “los estudios realizados señalan que, entre lo más habitual, se encuentra el desconocimiento de métodos anticonceptivos. Lo poco que saben no les alcanza para poder plantearle a la pareja cómo cuidarse”.
“Luego hay algunos embarazos que se producen por encuentros sexuales forzados y otros que son consecuencia de uniones y matrimonios precoces”, amplía. “El noroeste y el noreste argentinos son campeones en embarazo adolescente y en uniones convivenciales. En cuanto la chica se une a un varón, rápidamente queda embarazada”, se lamenta Bianco.
Y remarca que “en muchos sectores -sobre todo en los más carenciados en cuanto a educación- los varones no quieren que las mujeres usen métodos anticonceptivos porque creen que, de esta manera, tienen la seguridad de que no les serán infieles”.
LA CORRESPONSABILIDAD, UN CONCEPTO FUNDAMENTAL
Desde la Campaña se considera fundamental que en los encuentros sexuales primen el consentimiento y el placer y que las jóvenes y adolescentes sepan que pueden negarse a continuar con una relación si así lo desean.
También, que las chicas estén informadas sobre métodos anticonceptivos y de cuidado de la salud y que conozcan acerca de sus derechos sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo.
“La Campaña consiste en buscar una oportunidad para habilitar diálogos sobre la sexualidad entre adolescentes y tratar de contribuir a que la vida sexual de elles sea consensuada y placentera, promover prácticas de cuidado y de corresponsabilidad en las decisiones sobre sexualidad”, explica a El Teclado Abril Perazzini, activista del grupo de jóvenes de Amnistía Argentina.
Y agrega que “este año hacemos mucho énfasis en el termino corresponsabilidad, planteándonos un poco el rol que tienen los varones cis y las masculinidades hegemónicas dentro de la vida sexual de las adolescencias y planteando que ambas partes de la relación -las mujeres y los varones cis- tienen el mismo nivel de responsabilidad a la hora de enfrentar un embarazo o lo que sea, consecuencia de una relación sexual”.
FALTA DE ESI
Quienes trabajan en la prevención de esta problemática coinciden en que es fundamental que las escuelas tengan, en todos sus niveles, Educación Sexual Integral (ESI). Y no sólo para prevenir embarazos no deseados, sino además para promover el goce y el placer en las relaciones, el respeto por el propio cuerpo y el de la otra persona; para desarmar estereotipos de género y construir vínculos saludables.
Como estudiante secundaria, Perazzini dice sin dudar que “la ESI no está bien implementada en el país, menos en las provincias del norte, que son también las provincias en las que más ha crecido el embarazo adolescente”.
“La mayoría de los alumnos de escuelas secundarias aseguran que no han tenido todas la jornadas obligatorias y los contenidos de la ESI o que quizá, si se tienen las jornadas, no se tratan todos los ejes y contenidos transversales que deberían tratarse”, amplía.
Si bien destaca que “hay profesores que sí se capacitan para dar las jornadas ESI”, Abril considera que la falta de implementación de estos contenidos -establecidos por Ley desde 2006- constituye más bien “un problema estructural, que viene de las autoridades de las escuelas”.
“Yo estoy en el último año del secundario y habré tenido, durante todo el secundario, 2 jornadas de ESI, que fueron ver películas. Nunca se habló de métodos anticonceptivos, infecciones de transmisión sexual, ni embarazo adolescente”, cuenta la activista de Amnistía.
Y concluye: “la ESI es el método más completo de acceso a la información que tienen las y los adolescentes. Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos, es importante conocerlos para poder defenderlos y que la escuela cumpla el gran rol de asegurar esto”. [El Teclado].
Para más información, se puede llamar a la línea de salud sexual 0800 222 3444, o a la línea VIH/SIDA 0800 333 3444.