21 Nov 2024 - Edición Nº2767
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ANIVERSARIO
El municipio que homenajea a Rudecindo Alvarado celebra sus jóvenes 131 años
A la cabeza del acto oficial estuvo el intendente Sebastián Ianantuony. A todo esto, ¿sabés quién fue Rudecindo Alvarado? Pasá y mirá.
El municipio que homenajea a Rudecindo Alvarado celebra sus jóvenes 131 años
Por: Redacción

Este jueves 29 de septiembre se conmemora el 131 aniversario de la creación del partido de General Alvarado (escisión de General Alvarado), y por supuesto, se llevó a cabo en Miramar, la ciudad cabecera, se llevó a cabo el acto oficial. 

Entre otras cosas, se realizó la colocación de una ofrenda floral a los pies de la estatua que rinde homenaje al general Rudecindo Alvarado, quien acompañara a San Martín en la gesta libertadora de Argentina, Chile y Perú, siendo Gobernador de este último ante la partida del Gran Capitán del territorio peruano.

¿Pero, por qué se le puso su nombre al municipio en cuestión? Es porque mientras fue gobernador de Salta había reivindicado el buen nombre del general Vicente Dupuy, antepasado de una de las familias cofundadoras de Mira Mar; explicó el Diario de Miramar. 

Volviendo al acto, acompañaron al intendente Sebastián Ianantuony, los distintos secretarios del Ejecutivo, el Presidente del Concejo Deliberante Lucas Marcelo Honores, y la Jefa Inspectora Distrital de Educación, Ana María Moll.

Vale destacar que unos días atrás, más precisamente el 20 de septiembre, Miramar celebró los 134 años de su fundación, momento en que el Gobierno de la Provincia reconoció la creación del pueblo erigido en tierras de Fortunato de la Plaza, sobre el entonces partido de General Pueyrredón.



150 AÑOS SIN RUDECINDO

Rudecindo Alvarado nació el 1 de Marzo de 1792, en territorios de la actual provincia de Salta, Argentina. Recibió su primer educación en su tierra natal, y una vez concluida esta, viaja a estudiar Derecho en la Universidad de Córdoba. Sin embargo, sus estudios se ven prematuramente truncados, debido a la muerte de su padre, Juan Francisco de Alvarado. 

Con la responsabilidad de conservar el negocio familiar a cuestas, Rudecindo se vió obligado a viajar asiduamente a Buenos Aires, lugar donde tuvo la oportunidad de vivir, en primera persona, los sucesos revolucionarios de Mayo.

Estos hechos generaron una profunda marca en él, y lo llevaron a alistarse en las filas del Ejército del Norte, aunque no llegó a realizar la primera Campaña al Alto Perú. Protegió la ciudad de Orán una vez declarada la derrota de Huaqui, y más tarde, se unió a las fuerzas comandadas por Manuel Belgrano que iniciaron el famoso “éxodo jujeño”, combatiendo en algunas batallas importantes, como las de Ayohuma, Vilcapugio, y Las Piedras. 

Completó la tercera campaña al Alto Perú bajo mando de Rondeau, combatiendo en Sipe Sipe, en la batalla de Puesto del Marqués y en Venta y Media.

Promediando el año 1822, San Martín -antes de renunciar, y abandonar el Perú-, nombra a Rudecindo Alvarado como Gran Mariscal del Perú y jefe de todas las fuerzas argentinas. Le encomendó, asimismo, una campaña a los llamados “puertos intermedios” (es decir, aquellos situados entre el sur de Perú y el norte de Chile), la cual fue un auténtico desastre. 

A esta derrota se sumaría la sublevación de la guarnición del Callao, en la que resulta prisionero. Una vez liberado, volvió a Buenos Aires para ser nombrado Inspector General de Armas, y un tiempo más tarde, al regreso de un viaje a Chile, pasa por Mendoza, donde es nombrado gobernador de la provincia por la revolución unitaria de Juan Agustín Moyano, quien era, en verdad, el jefe de los territorios. 

Algunos meses después, ya en 1829, Alvarado cae prisionero nuevamente durante la revuelta del General Aldao, quien lo libera algunos días después, otorgándole un pasaporte para que pudiera llegar a Salta. Allí, fue elegido gobernador por el partido unitario, cargo que ocupó por poco tiempo, ya que las incursiones del caudillo Facundo Quiroga en el sudeste de Salta, precipitaron su renuncia y posterior exilio en Bolivia, adonde parte en Diciembre de 1831.

Tras un breve período, vuelve al país, esta vez para ayudar a Roque Alvarado, familiar suyo y gobernador de Jujuy, en sus contiendas con Juan Manuel de Rosas, lo cual le valió un destierro, que lo mantendría alejado de los territorios nacionales hasta 1848. 

Poco después de la batalla de Caseros, en 1852, Alvarado fue electo como diputado del Congreso Constituyente de Santa Fe, aunque no puedo viajar por cuestiones de salud. 

En el mes de Abril de 1855 accede a su segunda y última gobernación de Salta, gobierno breve, turbulento, y magro en logros; renunciaría tras su fracaso en las luchas intestinas con la provincia de Tucumán. 

Tras este último y breve lapso de tiempo como gobernador, Rudecindo Alvarado se retira de la vida política. Fallecería un 22 de Junio de 1872, hace poco más de medio siglo, a la edad de 80 años. Sus restos descansan en el conocido como “Panteón de las Glorias del Norte”, ubicado en la Catedral de Salta. [El Teclado]




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