El mate, las empanadas, el dulce de leche, el tango, la música folclórica… Desde 1975, cada 10 de noviembre se celebra en Argentina el “Día de la Tradición”.
La fecha que recuerda el nacimiento del escritor José Hernández, autor del clásico "Martín Fierro", nos lleva a pensar en qué elementos, rituales o personajes nos identifican como argentinos y argentinas, si es que puede mencionarse algo -material o inmaterial- que se encuentre presente en todo el diverso y extenso territorio de nuestro país.
“Se puede pensar en el tango como algo típico argentino, pero en el norte el tango no presenta lo mismo que en el centro”, dice a El Teclado Leonor Acuña, lingüista y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Y agrega: “Yo creo que, lingüísticamente, nuestro voseo es muy característico de nuestro país”.
Acuña, directora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), reflexiona al respecto: “es cierto que en Argentina no se habla igual en todas partes. Sin embargo, hay una identificación de lo que es ser argentino en lo lingüístico, y es el voseo. En algunos lugares como Santiago del Estero, La Rioja o Catamarca se usa con otra terminación verbal; se puede escuchar ‘vos tienes’, ‘vos sabes’”.
“Nuestra forma de hablar es distinta de la del resto de América, donde tal vez se usa el ‘vos’, pero tiene otro valor”, remarca.
Para María Cecilia Pisarello, antropóloga e investigadora del INAPL, algo que podemos encontrar en todos los rincones de nuestro país es lo que ella denomina la cultura ecuestre, es decir todo lo relativo al caballo y los juegos, destrezas y oficios ideados a su alrededor.
“La cultura ecuestre atraviesa todas las regiones, todos los grupos sociales y toda la historia: desde hace 500 años el caballo está en el centro de la escena”, explica Pisarello a El Teclado, y amplía que “la presencia del caballo sirvió no sólo para fundar pueblos y ciudades, sino para acercar a los grupos humanos, tanto a los que venían de ultramar como a los indígenas: todos se apropiaron del caballo, haciendo del jinete y el caballo una dupla inseparable”.
Desde hace décadas, Pisarello estudia el tradicionalismo de fines del siglo XX y principios del siglo XXI, que -cuenta- “tiene desarrollo en todas las regiones de Argentina y se expresa a través de un entramado institucional denominado agrupaciones, centros tradicionalistas o círculos criollos que se reúne en un calendario de fiestas que ocupa casi todo el año”.
El “Día de la Tradición” se celebra cada 10 de noviembre en la provincia de Buenos Aires desde 1939. En 1975 -por la Ley 21.154- la conmemoración se hizo extensiva a todo el país.
“Aquí me pongo a cantar / al compás de la vigüela, / que el hombre que lo desvela / una pena estrordinaria / como la ave solitaria / con el cantar se consuela”.
“El Gaucho Martín Fierro” (1872) -y su continuación “La vuelta de Martín Fierro” (1879)- son considerados clásicos de la literatura nacional. La obra de José Hernández (1834-1886), que retrata las andanzas y penurias del gaucho de fines del siglo XIX, ya fue traducida a 50 idiomas.
Leonor Acuña asegura que “lo más fuerte del Martín Fierro es la forma de hablar: la obra toma realmente los rasgos más antiguos del español de América, la lengua que se transforma en la versión americana, negociada y consensuada, esa que luego llamamos ‘gauchesca’”.
“Lo interesante es que no sólo el protagonista y el personaje de Cruz hablan de esa forma, sino que también se expresa así el narrador. Es decir que en el ‘Martín Fierro’ no hay un narrador que use una variedad de español llamada ‘culta’”, agrega la lingüista.
Y sostiene que “Hernández evidentemente conoció a las personas que vivían en el campo y realizó un circuito virtuoso: las escuchó y transformó ese relato en algo literario que luego volvió a ser apropiado por el común de la gente, por el pueblo”.
Pisarello se concentra por su parte en las enseñanzas que propone el personaje central del "Martín Fierro" al lector, “enseñanzas acerca de la vida que trascienden incluso lo regional y nacional, que son universales”, señala.
El relato de la vida de este gaucho desertor -sus andanzas, sus valores y también sus sufrimientos- aporta además elementos para la construcción de la imagen legendaria del gaucho, que por momentos es considerada un prototipo de la argentinidad.
“Para el imaginario tradicionalista el gaucho es una figura mítica al que se le atribuyen valores que se desea emular, como el respeto a la palabra empeñada y la solidaridad, el famoso ‘hacer una gauchada’, dar una mano sin esperar una devolución”, dice la antropóloga e investigadora de la UBA.
Para terminar, asegura que “la figura del gaucho va acompañando la conformación de la Nación Argentina”.
“En el tradicionalismo aparece permanentemente este tema: el gaucho es una figura indispensable para la campaña libertadora de San Martín, para el éxodo jujeño, para las luchas liberadoras del noroeste al mando de Martín Miguel de Güemes. Todo el tiempo, con distintas fiestas y celebraciones que se dan a lo largo del año, se está rememorando esa construcción”, finaliza la antropóloga. [El Teclado].
En 1921, el Consejo Nacional de Educación convocó a docentes
de las escuelas primarias de todo el país para llevar a cabo la
primera encuesta de folclore nacional.
El objetivo de este trabajo que se realizó en forma masiva en los hogares
fue reunir -entre otros elementos- leyendas, cuentos, poesías, canciones,
juegos infantiles, conocimientos populares y creencias de origen netamente
popular presentes en todas las regiones de Argentina.
Los manuscritos -recopilados en tinta y lápiz, en lengua español e
indígena- fueron ordenados con el nombre de cada una de las 3.250
personas que realizaron los registros, la escuela a la que pertenecían, la
localidad y la provincia.
El material fue convertido a formato digital por el INAPL y
desde 2021 se encuentra publicado en la web del
Instituto para la consulta pública.