Desde hace dos años,
la provincia de Buenos Aires cuenta con la Línea Hablemos, un dispositivo de
primera escucha, contención, seguimiento y derivación para varones que han
ejercido o ejercen violencia por razones de género.
Al número 221 602 4003
que atiende de lunes a viernes, de 9 a 17 horas, también pueden llamar
familiares, compañeros o amigos de los hombres violentos para pedir
asesoramiento sobre cómo actuar frente a situaciones de maltrato y/o abuso, ya
sea físico, psicológico, económico o simbólico.
“Es necesario
fortalecer las estrategias no punitivas para acompañar a las que sí son
punitivas porque con las perimetrales solas claramente no estaba alcanzando: se
volvía a ejercer violencia, se incumplía la medida o directamente se culpaba a
quien había denunciado”, asegura Ariel Sánchez, Director de Promoción de
Masculinidades para la Igualdad de Género de la provincia de Buenos Aires.
La Línea que depende
del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual que conduce
Estela Díaz busca ser una instancia de prevención y atención de las violencias
por razones de género. A través de la escucha por parte de una psicóloga, se
detectan factores de riesgo y se realiza una derivación a alguno de los 81 espacios
que actualmente trabajan en la Provincia con varones en forma grupal.
Entre febrero y
octubre de este año se recibieron 258 llamados nuevos de hombres que ejercen o
ejercieron violencia contra mujeres y diversidades sexuales.
Ariel Sánchez, director de Promoción de Masculinidades para la Igualdad de Género de la Provincia.
Desde la puesta en
marcha del dispositivo -en agosto de 2020- fueron 575 los llamados, aunque sólo
48 varones los realizaron de manera espontánea. La enorme mayoría -el 90%- se
produjeron luego de una derivación por parte del Poder Judicial, es decir que no
nacieron del interés genuino de los denunciados, y un pequeño porcentaje fue
causado por las derivaciones de otros organismos de abordaje de las violencias,
como entes municipales, ONGs y servicios de salud.
Luego del contacto,
desde la Línea se realiza un informe que no es vinculante. Esto quiere decir
que los y las operadores de “Hablemos” no definen si se le quitan o no a la
persona denunciada las medidas cautelares como la tobillera, la exclusión del
hogar o la restricción perimetral.
En diálogo con El Teclado, Sánchez cuenta que “quienes atienden en la Línea escuchan y hacen una evaluación de riesgo. En ese diálogo van construyendo al mismo tiempo una estrategia para que haya cierto reconocimiento del ejercicio de la violencia, y que la persona piense a ese espacio como un espacio que le puede servir, que se empiece a correr de la idea de que está ahí ‘por culpa de una denuncia’ hacia que está ahí ‘por el ejercicio de la violencia’.
- ¿Cómo es la
predisposición a trabajar esta temática por parte de quien llama?
- La predisposición es buena al principio aunque
nadie llama contento, es parte de las medidas que están llevando a cabo por la
denuncia que se les realizó.
- ¿Hay un
reconocimiento de la violencia por parte del denunciado? ¿Cuál es el panorama?
- Todavía no tenemos esos datos a nivel provincial, los estamos construyendo. Sí hay registros de los espacios que ya vienen trabajando estos temas desde hace mucho tiempo y que ven un proceso de reconocimiento; incluso observan una modificación de las prácticas. Hay que pensar que esa persona ejercía violencia en un determinado contexto que a veces legitimaba o naturalizaba esa violencia.
- ¿Los llamados
están relacionados únicamente con la violencia física?
- En general sí, porque la mayoría de las denuncias están vinculadas a violencia física. Cuando uno después desarma toda la situación, aparecen otras violencias; el tema es que todavía parecen no estar legitimadas como tipos de violencia de género. Por ejemplo, la violencia económica, el incumplimiento de la cuota alimentaria no se denuncian; tampoco se denuncia la violencia de género en los espacios laborales, como si este tipo de maltrato sólo pudiera ocurrir dentro de una pareja.
- ¿Cuál crees
que debería ser el rol de los hombres en general en todo este proceso?
- Primero necesitamos
el involucramiento de los varones, pensar estrategias para que no se queden
siempre al margen, como que no pueden hacer nada al respecto. Es necesario que
los varones empiecen a hacer una lectura en clave de género de los espacios que
transitan -sea el hogar, el club, el trabajo-, que tengan cierta sensibilidad
para leer situaciones de violencia, porque ni siquiera las registran. Incluso hay
muchas prácticas violentas que se ejecutan sobre ellos, en las que se les va la
vida y que no se visualizan como forma de violencia patriarcal. Creo que si
empezamos a leer en clave de género, no solamente estaremos haciendo mejor la
vida de mujeres, gays, lesbianas, travestis y trans, sino de las propias
personas que, como mandato, tienen que ejecutar esa forma de violencia. Es
necesario que se comprenda que, cuando hablamos de género, estamos hablando de
problemáticas sociales en términos generales, universales, y no de un grupito
nada más. La mayoría de las desigualdades están atravesadas por las jerarquías
sexuales y de género, por mandatos aprendidos y naturalizados de humillación,
de vulneración, de creer que el cuerpo del otro te pertenece.
- ¿Cómo ves la
participación de los varones de las nuevas generaciones en este proceso?
- Yo no creo en la evolución natural, creo que con los jóvenes también hay que trabajar. Cuando uno lee datos de violencia entre los jóvenes, se ve que más allá de tener más resueltas ciertas cuestiones -sobre todo vinculadas prácticas sexuales e identidad de género- hay cosas relacionadas a violencia de género que están hiper naturalizadas, o piensan que porque no mataron ni le pegaron a ninguna mujer estos temas les son ajenos. [El Teclado].
El próximo viernes,
como cada 25 de noviembre, se conmemorará el Día Internacional de la
Eliminación de la violencia contra las Mujeres.
Ese día, miles de
mujeres, personas travesti y trans marcharán por las calles de distintas
ciudades del país para protestar contra la violencia machista y los femicidios
y travesticidios y reclamar por políticas para la equidad de género.
La fecha recuerda el asesinato, en el año 1960, de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal (militantes conocidas como “Las Mariposas”) por parte de la dictadura de Leónidas Trujillo en República Dominicana.