Por Paola Zabala, titular de Comunidad Antibullying Argentina.
Crónica de un resultado anunciado: dolor de garganta + fiebre + guardia = Hisopado positivo de COVID. Medidas: 7 días de aislamiento social + 5 días con uso de barbijo; e indicaciones de no permanecer en espacios cerrados sin ventilación con otras personas porque la carga viral aún me permitía contagiar. Con tanta suerte que llega el ansiado día del partido final con Francia y me encuentra en estas condiciones…
Así que el domingo, sándwich en mano me alisto para mirar el partido; pues para que armarse una picada, si no podés compartir. Culturalmente el mate se toma sólo o acompañado, ¿quién no disfrutó de un mate en soledad?, pero la picada no…la picada es de a dos o más.
La parte del sufrimiento no la voy a relatar, pero el próximo mundial no vuelvo a ver los partidos por internet, “delay” mata expectiva. Me enteraba de los goles porque los gritos de los vecinos me anticipaban los resultados, el dolor y la alegría se deben vivenciar en vivo y en directo.
Me tocó mirar los festejos por la ventana, como si el triunfo fuera de otra gente, porque no podía estar ahí, con la masa, abrazada a quién sabe quién festejando el triunfo. También canté “ Muchachos ¡!!!!” sola, sentada en el sillón…
Todos saben que tengo menos fútbol que “El arte de tejer”, así que les anticipo, no busquen tecnicismos en este artículo. Les voy a hablar de todo lo que me enseño este mundial:
Las fotos mentales:
La primera: Messi, el principal protagonista de esta historia tomándole una foto a su mujer con la copa. Sentí orgullo, ni en ese momento de gloria se olvidó de su familia. La segunda: Scaloni emocionado, los hombres si lloran, tienen lagrimales, se emocionan, pueden mostrar su vulnerabilidad y aún así seguir siendo los campeones del mundo. La tercera no es de Qatar, acontece en el microcentro porteño, un grupo de fanáticos le obsequia una remera de la selección a un recolector para que pueda festejar; y les diría que me quedo con eso…se me hinchó el corazón de emoción y lloré. Esa Argentina quiero, un país de iguales, donde reine la empatía, donde todos festejemos.
La experiencia no es lo único que cuenta. Este aprendizaje va dirigido a los reclutadores de Capital Humano. Scaloni el entrenador más joven en ganar el Mundial y también el más humilde. Yo creo que cuando se canse de hacer lo que hace perfectamente podría dedicarse a brindar capacitaciones sobre Inteligencia emocional. Entrenador primerizo atravesó las críticas de la mejor manera, escuchándolas sin defenderse y demostrando en el campo lo que fue capaz de hacer: supo construir un “equipo”, y siempre nos recordó que es un juego, que se puede ganar o perder. Uno de mis ídolos en este Mundial.
El “ Dibu Martinez”. Gracias a sus declaraciones naturalizó pedir ayuda en momentos de crisis, y la importancia de la salud mental. Estimo que a partir de ahora el acompañamiento psicológico irá en aumento. Desde hace tiempo venimos observando como la fama, la exposición a críticas desalmadas, sumas de dinero que nunca pensaron que ganarían, vivir alejados de sus familias, a veces sin contención, las altas expectativas de los fanáticos que pueden pasar del amor al odio en cuestión de segundos ejercen un nivel de presión que puede condicionar a cualquier mortal. Cuando relataba como tomaba de Twitter los comentarios desafortunados, les hacía captura de pantalla para “prender la dinamita” y trabajaba sobre estos temas con su profesional tratante pensé: “este muchacho entendió todo”.
La magia existe, es real. Miles de chicos ilusionados completando su álbum de figuritas, emocionándose cuando conseguían la difícil, con lágrimas en los ojos alentando a su ídolo. Los adultos hermanados, festejando los goles de la selección, por momentos la grieta desapareció y Argentina fue una sola, a pesar de los intentos partidarios de apropiarse del triunfo de la selección.
Los triunfos no son lo mismo si se viven en soledad, “Muchachos “ no suena de la misma forma en compañía; sin el abrazo que viene después, un gol no representa lo mismo.
¿Hace ruido un árbol al caer si nadie está ahí para escucharlo?
Mirar los festejos por la ventana no tiene el mismo efecto, no es lo mismo ser protagonista de una película que mirarla por TV.
La Humildad le saca 4 cabezas a la soberbia. Detrás de este sentimiento habita el miedo de no ser capaz y la necesidad de reconocimiento/validación. Espero que hayas aprendido la lección Kylian Mbappé. Francisco de Quevedo escribío una vez: “La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”. No es lo mismo soberbia que orgullo; es importante reconocer nuestras fortalezas, ser conscientes de nuestros logros, a esto lo llamo construir una sana autoestima. Pero no había necesidad de descalificar al adversario, denostarlo. El mejor antídoto de la soberbia es la humildad, y de esto puede dar grandes lecciones Scaloni, ese sí que aprendío a ponerse en el lugar del otro, y a recibir criticas y a responder conferencias de prensa con la mesura que lo caracteriza.
Triunfar no es ganar un partido, es descubrir que independientemente del resultado hay un país que te alienta, es haber llegado hasta ese lugar. Como en la vida, gana el que no abandona, el que a pesar de las vicisitudes se vuelve a levantar.
El impacto positivo que tuvo este triunfo de la selección en todos los Argentinos y Argentinas que mes a mes deben elegir entre pagar la luz, cargar la sube, comer con un nivel de inflación que cualquier coterráneo sin ser erudito en materia de economía te puede explicar. Esa gente pudo un día al menos por un par de horas fundirse en el triunfo de la selección y sentirse por un momento ganadores transmutando algunas penas.
Dijo Eduardo Galeano alguna vez:” Y me quedo con la melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”. Para los argentinos el fútbol es mucho más que un deporte, es la posibilidad de construir recuerdos inolvidables que van a durar toda la vida, anécdotas de padres e hijos, cábalas, promesas de tatuajes por cumplir, cabezas rapadas
Los jugadores son personas de carne y hueso, que en el momento del triunfo necesitaron abrazar a su familia, llorar, celebrar con sus compañeros.; y la importancia de tener a tus afectos cerca a la hora de celebrar tus logros o en la adversidad. No te lo puedo explicar, porque no vas a entender ??.
Y vos, ¿cuál fue la primera persona que pensaste en abrazar cuando salimos campeones?