“La Lucila del Mar, una playa mágica a orillas del mar” así describe este destino turístico la historiadora Adriana Pisani en el título del libro que relata los orígenes de la localidad que hechiza con sus atractivos.
Uno de los imperdibles del lugar es el muelle de pesca construido en madera con una longitud de cien metros, cuatro de ancho, quince de morro y una altura que varía entre los cuatro y cinco metros. Una foto en este sitio icónico es el recuerdo perfecto que todos quieren llevarse.
El acceso es gratuito, excepto en la zona del morro, y además cuenta con alquiler de equipos de pesca, sanitarios y kiosco. En el sector de ingreso se emplaza el restó Nuestra Historia- IG: @muelle_nuestra_historia-, especializado en cocina de mar.
“El plato preferido del público son las rabas con papas fritas y la estrella es la cazuela de mariscos, receta de mi abuelo Severo que en la década del cincuenta tenía su casa en Lucila del Mar”, contó Matías Severo Fernández Mejía, chef y propietario del espacio gastronómico desde 2017, cuando ganó la concesión de la edificación que había sufrido un incendio, y lo reconstruyó respetando el diseño original.
Además de exquisiteces elaboradas con frutos del Atlántico, ofrece un sandwich vegetariano de verduras grilladas que atrae incluso a comensales de playas aledañas.
“Mi idea siempre fue poner en valor la historia del muelle y de toda la gente que lo integra”, expresó.
Su abuelo Severo Fernández llegó desde Asturias, España, con recetas de mar y espíritu precursor. “Fue fundador del Teatro Maipo, pionero en el Teatro de Revista y actor en la edad de oro del cine nacional entre 1935 y 1952, y compartió escenas con Anibal Troilo y Alberto Castillo”, detalló orgulloso su nieto.
En esta pequeña localidad costera, Fernández encontró la calma de la naturaleza: “Un lugar totalmente opuesto a su vida diaria que transcurría entre estudios de televisión y teatro”.
Recorrer el pago tanto en bicicleta como caminando es una experiencia absolutamente recomendable. “La secretaría de Turismo se encuentra trabajando en el programa Experiencias Guiadas, con circuitos a pie en compañía de un guía de turismo, durante una hora y media aproximadamente”, indicaron desde el municipio -IG:@turismolacosta-
En cuanto al alojamiento, propone hoteles de dos y tres estrellas superiores, hostería, cabañas, duplex y casas.
A Lucila del Mar también se la conoce como la Capital Nacional del Amor porque todos los 14 de febrero se realizan espectáculos de música frente al mar, que convocan a las y los enamorados en una jornada memorable.
Sobre la RP N°11, en el kilómetro 487, se encuentra Mar de Cobo. Un poblado de trescientas hectáreas que pertenece al partido de Mar Chiquita -IG:@turismo.marchiquita-. La avenida de acceso Manuel Cobo conduce a un encuentro directo con la costa mientras álamos, pinos, olmos y cipreses acompañan el trayecto.
La añosa arboleda en la que habitan distintas especies, el paso lento del tiempo y el sonido del mar componen una escena de ensueño que fascina a las personas dispuestas a descansar y conectar con la naturaleza.
La reserva forestal se convirtió en el espacio ideal para disfrutar junto a las infancias con los entretenimientos del parador turístico integrador en la plaza Manuel Belgrano, las canchas de fútbol y básquet y la feria de artesanías. Allí está ubicada la ermita Virgen Nuestra Señora del Rosario, patrona de la localidad.
Entre la amplia oferta de alojamientos turísticos figuran cabañas, hosterías, posadas, aparts y campings. Sus playas amplias son sinónimo de tranquilidad en familia, tardes de juegos y días de mate y lectura bajo el sol.
Carlos Santuccione llegó a Mar de Cobo hace poco más de dos décadas, con la crisis de 2001. Por ese entonces vivía en Vicente López hasta que con Victoria, su compañera, decidieron pegar el volantazo e instalarse en un poblado marítimo.
Hoy llevan adelante Lo de Victoria un complejo de cinco cabañas del segmento alta gama que se levanta sobre la playa. Dormir o despertar con el rugir del mar es una experiencia tan única como irrepetible.
El establecimiento cuenta con restaurante, pileta, al aire libre en temporada, solarium, wifi, jardín, zona de playa privada, atención personalizada, estacionamiento y desayuno americano y a la carta. “Los clientes destacan el confort y la calidad de los servicios que brindamos dentro de la habitación. También somos pet friendly ya que la mayoría vienen con sus perros”, señaló Santuccione.
Los alfajores Dulce Cobo son auténticos manjares bonaerenses que elaboran de manera artesanal las hermanas Noelia y Gisela Pignataro. En el local de la avenida Manuel Cobo encontrarán diferentes variedades desde las tradicionales a las más innovadoras como alfajores de cerveza rubia y negra; de capuccino; de gin y de chili picante.
Lucila del Mar y Mar de Cobo, dos destinos que representan la diversidad de paisajes, alojamientos y gastronomía de la Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires, donde viajar produce alegría.