Tener alguna
discapacidad es el principal motivo de discriminación en Argentina según el
registro del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
Falta de cupo en
las escuelas y de acceso al trabajo, poca o nula accesibilidad en instituciones
educativas y otros organismos públicos y trabas para gestionar el
Certificado Único de Discapacidad (CUD) son enumerados como los principales
obstáculos para el ejercicio de sus derechos por parte de las personas que
tienen una discapacidad o por su entorno más cercano.
Las denuncias por este
motivo históricamente han encabezado el ranking del INADI y representan entre
el 20% y el 25% del total de reclamos.
Sólo en la
provincia de Buenos Aires, se radicaron este año 209 denuncias de
discriminación por esta razón -en total fueron 865-; el año pasado habían sido
171.
“Las personas con
discapacidad, que se estima que son 1 de cada 6 habitantes, tienen que enfrentar
muchos obstáculos para el pleno ejercicio de sus derechos”, comenta a El
Teclado Karina Vitaller, delegada del INADI-La Plata.
“Hay barreras
físicas y simbólicas y como sociedad nos falta mucha educación sobre diversidades.
En La Plata hay fallas en la accesibilidad a espacios y organismos públicos”,
sostiene Vitaller, además comunicadora social, investigadora y docente de la
UNLP.
Y ejemplifica: “la
oficina del INADI está en el pasaje Dardo Rocha, que no es accesible para las
personas con movilidad reducida. Si yo cito a alguien a la oficina, tengo que
avisar con anterioridad a los trabajadores del Pasaje para que adecúen el
espacio y que esa persona pueda llegar con más facilidad”.
Desde el organismo trabajan junto a distintas
entidades y agrupaciones en la construcción de una agenda colectiva para
2023.
“Me preocupa
especialmente lo que está pasando en las escuelas con los chicos y chicas
diagnosticados con el Trastorno del Espectro Autista (TEA)”, reconoce Vitaller.
Y agrega: “Muchas veces las madres y padres se encuentran con que no les
renuevan la matrícula y tienen que salir corriendo a buscar otro colegio.
Obviamente no les dicen que es por su discapacidad, les dan otra excusa. Y esto
no sólo pasa en las instituciones educativas de gestión privada, también ocurre
en las de gestión pública”.
“Los y las docentes
muchas veces refieren por su parte que no saben cómo abordar situaciones con
chicos que presentan una diversidad; hay mucho desconocimiento sobre el tema”,
señala la delegada local.
“El nene no tiene
características físicas de discapacidad, no creemos que necesite de un
acompañamiento escolar”. Esa frase cargada de indiferencia y ausencia de
empatía escuchó Débora Barani de boca de una docente de un colegio al que quiso
inscribir a su hijo Bastian (8), con diagnóstico de TEA, cuando pidió que la
escuela le permitiera contar con una acompañante terapéutica.
Débora integra la
Red de Padres TEA de La Plata, Berisso y Ensenada, una ONG de alcance nacional,
que entre otras cuestiones capacita sobre TEA en forma gratuita a familiares,
docentes y comunidad en general, y que sólo en la región nuclea a más de 3 mil
familias.
“Las personas con
TEA -autismo, síndrome de Asperger, entre otros- se encuentran con varias
barreras -cuenta Barani a El Teclado- y la primera es la detección temprana por
falta de preparación de los pediatras. Lamentablemente, en muchas familias
terminan siendo los padres los que observan las señales de alarma”.
Es el caso de Bastian,
que recién obtuvo un diagnóstico certero después de 4 años de búsqueda,
definiciones erróneas, pruebas y tratamientos equivocados.
“Otra barrera es
obtener el CUD -continúa su mamá-. No todos los hospitales públicos otorgan los
turnos para tramitarlo en tiempo y forma, entonces muchas familias terminan
gestionándolo en forma privada, con un test llamado ADOS que cada profesional
cobra a su gusto, y que actualmente cuesta entre 16 mil y 30 mil pesos”.
Además, relata que
“en educación se presenta otra barrera. Muchas escuelas te limitan el ingreso
diciendo que ‘no hay banco’ o que ‘no puede ingresar el acompañante porque en
ese caso serían dos vacantes' y ellos solo tienen una, etcétera”.
“Creo que el sistema educativo no está
preparado debido a la falta de información, a que el Estado no se preocupa por
capacitar a los docentes y a que las capacitaciones sobre inclusión y
discapacidad son aranceladas. Hay maestras que se pagan los cursos de su
bolsillo y ayudan mucho a las familias, pero lamentablemente son muy pocas”,
sostiene la referente de la Red en La Plata.
Y añade que “las
escuelas tampoco están preparadas en accesibilidad cognitiva y comunicacional;
la mayoría de los micros no están adaptados y la comunidad en general no sabe
cómo manejarse con las personas con autismo”.
“Yo creo que la sociedad discrimina mucho a las personas con discapacidad en general, no solamente a los niños con TEA”, remarca Barani.
La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es la
principal legislación en la materia. En Argentina contamos además con la Ley 22.431, de 1981, que requiere una urgente actualización.
Este año, la
Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) realizó foros en distintos puntos del
país en el marco de una consulta federal con el objetivo de construir un nuevo
proyecto de Ley, que deberá ser presentado por el Ejecutivo Nacional para su
posterior discusión en el Congreso.
En Argentina, las
personas con discapacidad deben tramitar el CUD, un documento público válido en
todo el territorio nacional, que permite ejercer los derechos y acceder a las
prestaciones previstas en distintas legislaciones.
Entre otras
cuestiones, con la presentación de este certificado, la persona debería poder
acceder a la cobertura del 100% de las prestaciones de rehabilitación
(medicamentos, equipamiento, tratamientos) que requiera y a traslados gratuitos
en el transporte público terrestre.
Pero el
procedimiento para la obtención del CUD no es sencillo y en ocasiones se
convierte en otra de las barreras a sortear.
“Este año en
particular hubo muchos reclamos en relación a los turnos para tramitarlo,
porque con el tema de la pandemia se atrasaron, y el retraso en el CUD retrasa
el acceso a todos los derechos”, señala a El Teclado Natalia Panella, directora
del área de Discapacidad y Personas Mayores de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires.
El área que conduce
Panella brinda asistencia ante situaciones de vulneración de derechos.
“Los mayores
reclamos están vinculados a las cuestiones de salud -sobre todo a lo referido a
las prestaciones de las obras sociales- y al trabajo, especialmente pidiendo el
cumplimiento del cupo laboral del 4% en la administración pública”, explica.
Las estadísticas
son alarmantes: según información emitida en 2021 por la Defensoría bonaerense,
en Argentina, el 87% de las personas mayores de 14 años con CUD no tiene
trabajo.
Al organismo que encabeza
Guido Lorenzino -al igual que al INADI- llegan al mismo tiempo quejas por falta
de cupos en los colegios y problemas de accesibilidad en general: ausencia de rampas
en escuelas y entidades públicas pero también de una comunicación que incluya
la diversidad.
Panella –además abogada-
considera que, si bien todavía “falta educación y empatía”, en la actualidad se
observa “un trabajo para cambiar el paradigma en relación a la
discapacidad”.
“Durante muchos años la discapacidad fue abiertamente ocultada, a la persona se la separaba de la sociedad: no iba a la misma escuela que otros niños y no realizaba actividades recreativas con otras personas, por poner un ejemplo. Yo, con 45 años, crecí sin convivir con chicos de mi edad que tuvieran alguna discapacidad”, dice y concluye: “afortunadamente, nuestros hijos e hijas van a tener otra mirada”. [El Teclado].
De acuerdo a datos
del INADI, en 2022 (hasta el pasado 16 de diciembre) se registraron en todo el
país un total de 2.520 denuncias por discriminación, de las cuales 865 se
radicaron a la provincia de Buenos Aires.
El principal motivo
de los reclamos en Provincia fue la discriminación por discapacidad (209). Le
siguieron estado de salud (95), aspecto físico (94), orientación sexual (65) y
género (61).
Más abajo estuvieron
las denuncias por razones de ideología/opinión (45), edad (44),
nacionalidad/migración (43) e identidad de género (38). Asimismo se notificaron
reclamos por discriminación debido a la situación socio-económica (20), etnia
(13), antecedentes penales (6), control de admisión (6), religión (6), estado
civil/situación familiar (4) y zona de residencia (4).
Finalmente, en la
Provincia se presentaron 61 quejas por otros motivos sin catalogar y 51 por
motivos no discriminatorios.
Con 252 denuncias,
el empleo apareció como el principal ámbito en el que se registró la
discriminación. Le siguieron la educación pública (107), el comercio (84), el
ámbito de la salud (75) y la vecindad (56).
El INADI tiene
habilitada la línea 168 para realizar reclamos. En La Plata, las personas
interesadas también pueden contactarse al teléfono 2214833793, de lunes a
viernes de 9 a 15, o por correo electrónico: laplata@inadi.gob.ar, inadi.delegacionlaplata@gmail.com
Para comunicarse con al Defensoría de la Pueblo
bonaerense, se puede llamar al 0800 222 5262 o al Whatsapp: 2213581323.
También enviar un mail a contacto@defensorba.org.ar