Desde la FAM, Verónica Magario rechaza el proyecto de reforma jubilatoria
Como representantes de los municipios de la Argentina nos preguntamos azorados ¿Qué ciudades estamos construyendo? ¿Qué valores queremos transmitir y compartir con nuestros conciudadanos? Afloran palabras como solidaridad, inclusión, integración, colaboración, pero no reaccionamos ante algo terrible que está por sucederle a nuestros queridos jubilados.
Estamos anestesiados, permitimos que le quiten derechos a los trabajadores e impuestos a los ricos.
La canasta básica mensual que necesita un jubilado ronda los $13.500. De sancionarse en el Congreso el proyecto de reforma previsional planteado por el Gobierno Nacional, los dos aumentos que reciben los jubilados pasarían de 12,5 % por semestre (de acuerdo con la Ley de Movilidad actual) al 5 % promedio. Y se provocará un desfinanciamiento de la ANSES de alrededor de 100.000 millones de pesos por año.
Llegó el momento de decir “basta”, por nuestros padres o abuelos, por los que más necesitan, por los pensionados y los que cobran la Asignación Universal por Hijo. Y, también, rechazar firmemente el desfinanciamiento de los fondos de la ANSES, que es el dinero de los jubilados y trabajadores, para pagar deudas con las provincias.
Que ese dinero salga de los que más tienen y no del dolor de los más débiles.
Coincidimos con lo expresado por la Iglesia Católica, a través del presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Social, Monseñor Jorge Lugones, quien criticó con dureza la reforma jubilatoria: “Me parece una gran injusticia que los aumentos de los jubilados estén vinculados a las subas inflacionarias”, sostuvo.
Verónica Magario, presidenta de la Federación Argentina de Municipios