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EL TECLADO | Especiales  Domingo 19 de Febrero del 2023 - 12:00 hs.                1458
  Especiales   19.02.2023 - 12:00   
ENTREVISTA
La historia de Brenda Mato y su activismo contra la gordofobia
La activista e influencer Brenda Mato milita en contra de las imposiciones sociales para que todos los cuerpos sean flacos o delgados y del discurso médico que patologiza la gordura. Hoy propone otra forma de vivir y remarca: “las personas gordas ya somos valiosas en el cuerpo que tenemos”.
La historia de Brenda Mato y su activismo contra la gordofobia
Brenda Mato. [Foto: Facebook].
Por: Luciana Mateo

Cuando era una beba de 9 meses, la pediatra le dijo a su mamá que Brenda tenía sobrepeso y que tenía que ponerla a dieta.

“Ya entonces, cuando sólo me alimentaba a teta, me diagnosticaron que tenía un cuerpo que no encajaba y que había que modificar”, cuenta Brenda Mato (32), influencer y activista por la diversidad corporal.

Algunos años después, Brenda fue la niña que a los 12 tuvo que usar ropa de adultos, la “gorda del curso” y la adolescente que quedaba afuera de las comedias musicales por no encajar en el modelo de actriz y bailarina tradicional.

“Entonces sentía que mi vida giraba solamente en torno a la dieta y a adelgazar y que no tenía derecho a absolutamente nada hasta que no fuera delgada, como si dentro mío hubiera una flaca esperando salir”, describe Brenda a El Teclado. “Y resulta que un día me entero de que mi vida ya había empezado y que era eso que se pasaba mientras decía que no quería comer esa porción de pizza que en realidad sí quería comer”, agrega.

Hoy milita activamente en contra de las imposiciones sociales para que todos los cuerpos sean flacos o delgados y del discurso médico que patologiza la gordura. Además se luce como modelo plus size y reivindica su cuerpo -“mi cuerpo gordo, el de aquí y ahora”- como cuerpo que desea y que a su vez es objeto de deseo.

“Nunca busqué ser activista; cuando me di cuenta ya estaba ahí”, reconoce Brenda, estudiante de Sociología de la UBA e integrante del Colectivo de Gordes Activistas de Argentina

- ¿Cómo empezó tu militancia?

-  Nació como respuesta a cuestiones vinculadas a mi cuerpo y mi autoestima que me pasaron a lo largo de la vida, que yo creía que sólo me pasaban a mí. Cuando me di cuenta de que el problema no era yo y mi cuerpo sino que había más personas a las que les pasaba lo mismo, sentí también que había que hacer algo para cambiarlo y supe que la salida era colectiva. Me di cuenta de que tengo derecho a tener una vida plena, a no quedarme afuera de las cosas de la vida simplemente por cómo me veo. Porque más allá de las leyes y políticas que se puedan crear, la realidad es que el cambio tiene que ser social. Tenemos que empezar a hablar de diversidad corporal, de la posibilidad de otras vidas. Sabemos que es un tema muy difícil porque hay una construcción enorme en torno a esto con respecto a la salud y que el mensaje hegemónico en cuanto a nuestras corporalidades que es que tenemos que cambiar.

- ¿De qué sentías que te estabas “quedando afuera”?

- Siempre fui una persona con un cuerpo más grande que el resto de mis compañeras de colegio y que mis amigas del barrio. Y tenía la sensación de que había algo distinto en mí que al parecer no estaba bien. Era completamente señalada, sobre todo en la adolescencia. En la niñez no lo tenía tan en cuenta, pero ya a partir de los 9 años no me entraba la ropa de niña. Recuerdo que en ese momento el dibujito de moda era ‘Sailor Moon’. Para una Navidad pedí un disfraz de ese personaje y, teniendo 8 años, me tuvieron que comprar el traje más grande, que aun así no me quedaba. A los 12 ya me tenía que vestir prácticamente como una adulta porque no había ropa para niñas en mi talle. La realidad es que hoy, 20 años después, tampoco la hay.

- En tiempos en que emergen distintos activismos en pos del respeto a las diversidades y la ampliación de derechos, ¿creés que ha cambiado en algo el mensaje de los medios de comunicación en lo referido a la diversidad corporal?

- No. El mensaje de los medios -siempre- es que las personas gordas no existimos y, si existimos, no es para ser las protagonistas de nuestras vidas. Siempre vamos a ser el chiste, ‘el amigo copado’, el que está a un costado, el que nunca tiene una vida propia más allá de su gordura… El mensaje además es que somos un cuerpo en transición, que el cuerpo que somos hoy no es válido y tenemos que hacer hasta lo imposible para cambiarlo. El otro día en Gran Hermano le estaban haciendo una nota a un ex participante, él dijo que era gordo y una panelista del programa lo corrigió: ‘no, vos no sos gordo, vos estás gordo’. Y no estoy de acuerdo: la gordura también es un estado posible, es parte de la diversidad corporal. Hay gente que es más grande que otra y que toda su vida lo va a ser, más allá de lo que haga. Es importante asumirlo y nombrarlo. Yo crecí con discursos hegemónicos como los de “Cuestión de peso”, donde estaba avalado que en un programa de televisión un profesional de la salud pusiera a personas gordas a correr arriba de una cinta y que, si no corrían lo suficiente, se cayeran adentro de una pileta con fuego. Y eso no se cuestionaba. Y pienso ahora, ya que se dice que la gordura es una enfermedad o un trastorno de la conducta o de la alimentación: ¿a alguien se le ocurriría torturar de la misma forma a, por ejemplo, un grupo de 10 personas con anorexia? No. Eso te da una pauta de que lo que sucede con las personas gordas no tiene que ver con la salud ni con el cuidado, sino con una cuestión netamente estética: las personas gordas no somos agradables a la vista, no encajamos y no quieren que estemos ahí. 

"El mensaje de los medios -siempre- es que las personas gordas no existimos y, si existimos, no es para ser las protagonistas de nuestras vidas. Siempre vamos a ser el chiste, ‘el amigo copado’, el que está a un costado, el que nunca tiene una vida propia más allá de su gordura".

- Mencionaste dos episodios puntuales que ocurrieron en realities argentinos: uno en el ‘Cuestión de peso’ de hace más de una década y otro en el ‘Gran Hermano’ actual. ¿Creés que cambió algo entre los dos programas?

- El público solamente. La tele tristemente sigue siendo la misma basura de siempre porque quienes toman las decisiones de poder siguen siendo las mismas personas, o de última son más jóvenes pero piensan de forma similar. La televisión funciona así y va a seguir haciéndolo porque eso es la televisión, no hay otra posibilidad. Sin ir más lejos, el año pasado el señor Alberto Cormillot estuvo diciendo cosas horribles en TV; la diferencia es que ya no se la dejamos pasar.

Creo que hoy las generaciones más chicas ni prenden la televisión, no les importa, y que las redes sociales dejaron de ser un entretenimiento para ser un medio de comunicación. Aunque también es cierto que todavía tanto la TV como la radio llegan a determinados lugares a los que otros medios de comunicación no llegan.

Uns postal de su activismo. [Foto: Facebook].


“Detesto la palabra obesidad, la odio”, se posiciona Brenda. Prefiere, en cambio, la simpleza de los términos “gordo” o “gorda”. 

“Nos cuesta mucho decir la palabra ‘gordo’ porque lo consideramos un insulto, porque lo usamos mucho como un insulto”, asegura la activista e influencer.

- ¿Por qué no decir “persona con sobrepeso” o “con obesidad”?

- Sobrepeso y obesidad son terminologías médicas patologizantes que surgen a partir de esa tabla espantosa y arcaica que es el Índice de Masa Corporal (IMC). Es una tabla que tiene más de 100 años, que fue creada por un matemático para usarla en varones. La obesidad está declarada una enfermedad en sí misma, entonces si decimos personas obesas, nos estamos refiriendo automáticamente a todas las personas gordas como enfermas, y no necesariamente es así. Y sobrepeso tiene que ver con que hay un peso específico que las personas tendríamos que tener y que estás ‘sobre un peso’. Son palabras estigmatizantes que solamente tendrían que utilizar los médicos en caso de tener que diagnosticar determinada enfermedad pero no tendría que ser posible que cualquiera se refiera a las personas gordas como enfermas. Por ahí suena chocante, pero para que se entienda: a las personas que tienen cáncer no les estamos diciendo todo el tiempo ‘los cancerosos’. Son personas que están atravesando una enfermedad, las llamamos por su nombre. Entonces, ¿por qué se dice ‘los obesos’?


"Obesidad y sobrepeso son palabras estigmatizantes. La obesidad está declarada una enfermedad, entonces si decimos personas obesas, nos estamos refiriendo automáticamente a todas las personas gordas como enfermas, y no necesariamente es así". 


- En distintas oportunidades criticaste el modo en que la medicina hegemónica trata en general a las personas con cuerpos grandes…

- Sí porque parece que la gordura es lo único que tenés. Es absurdo además porque, si te duele la rodilla, te dicen que es porque estás gorda y te mandan a caminar. ¿Cuál sería entonces la lógica, si mi rodilla supuestamente está lastimada porque le estoy mandando 100 kilos arriba? Lo único que ven en una persona gorda es un cuerpo. Pero no es así en un paciente flaco. Un paciente flaco, si tiene una afección en la rodilla, se lleva una orden para hacerse una resonancia, una radiografía y una derivación a kinesiología. Las personas gordas, en cambio, nos llevamos una dieta. El mensaje siempre es que estás así porque vos querés, porque comés mucho y no levantás el culo del sillón. Ya desde la Organización Mundial de la Salud la presentan como una enfermedad. La OMS siempre está buscando señalar o culpabilizar a alguien: en 1990 sacó de la lista de enfermedades mentales a la homosexualidad y en 1996 agregó la obesidad. ‘Ya que no puedo discriminar a éstos, ¿a quién le puedo decir ahora que está enfermo?’.

- ¿Cómo valorás la atención de la salud que se les brinda a las personas gordas?

- Es de pésima calidad. Primero, cuando vamos a atendernos no se nos escucha y nos dicen que todo lo que nos pasa es por ser gordos. Y luego, si necesitamos algún tipo de estudio, no entramos en la mayoría de la aparatología. Por otra parte, si pesamos más de 95 kilos no nos quieren operar, y lo dicen abiertamente. Hay mucha hipocresía porque todo el tiempo se nos habla de salud pero cuando queremos acceder a ella tenemos las puertas totalmente cerradas. 

- ¿Qué sentís cuando se asegura que la gordura por sí sola trae problemas de salud?

- Creo que lo que nos causa muchas complicaciones en la salud es el trato constante de violencia que recibimos, ese estigma que hay sobre nuestras corporalidades y la forma en la que el mundo entero nos trata. Cormillot dice que, entre las cosas que te van a pasar por ser gorda, está la depresión y la ansiedad. Y la realidad es que la depresión y la ansiedad me agarran porque cada vez que voy a un lugar a comprarme ropa me miran de arriba a abajo y me dicen ‘para vos no hay’, porque cada vez que quiero acceder a un trabajo me dicen ‘pensá en la buena presencia’ -que quiere decir ser flaca- o porque desde el afuera me recuerdan todo el tiempo que ‘así de gorda nadie te va a querer’.

- Volviendo al principio, al tema del activismo. El fin de semana pasado estuviste en la costa en el Parador Gordo de Mar del Plata y participaste de una charla sobre diversidad corporal junto a otras activistas. ¿Cuál es el mensaje?

- Venimos a proponer otra vida, a mostrar que existe otra posibilidad de vivir disfrutando lo que somos sin sentir que nuestra vida es un fracaso y que no tenemos ningún derecho hasta que no pesemos 50 kilos. Venimos a decir que somos personas que ya somos valiosas en el cuerpo que tenemos, que merecemos respeto independientemente de nuestro tamaño y que necesitamos tener una vida plena y feliz. Decimos que la salud es un derecho y no una obligación, y que incluso si no fuéramos saludables, no merecemos toda la violencia que recae sobre nuestros cuerpos. Les decimos a las personas que su vida está sucediendo ahora, que no se la pierdan. [El Teclado].

Brenda Mato fue una de las impulsoras de la Ley de Talles argentina que se sancionó en 2019. 

La norma tiene como objetivo establecer un “Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria” (SUNITI) que debería surgir a partir de un estudio antropométrico que mida distintos cuerpos argentinos para tener una idea de la diversidad de talles que realmente se necesitan. 

Pero si bien fue reglamentada por el Poder Ejecutivo en junio de 2021, en los hechos todavía no se aplica. 

“Está cajoneada”, asume la activista, modelo e influencer. “No sabemos qué pasó porque no tenemos ningún tipo de respuesta por parte del Estado”, añade. 

“El estudio antropométrico se hizo y ya tendría que estar disponible; sin embargo esa información está guardada en un cajón desde agosto del año pasado y nadie nos responde por qué”, concluye Brenda, que además organiza Diversa, una feria de emprendedores con diversidad de talles.




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