21 Nov 2024 - Edición Nº2767
La Plata, Bs As      19.3 ºC
EL TECLADO | Especiales  Domingo 26 de Febrero del 2023 - 12:00 hs.                1480
  Especiales   26.02.2023 - 12:00   
ENTREVISTA
Cómo es ‘El Faro’, la asociación que brinda acompañamiento en el final de la vida
Viviana Bilezker, fundadora y directora de la organización busca reflexionar y hablar sobre la muerte. Considera que “hay que poner en el horizonte que la muerte es parte de la vida” y que el final nos ofrece “una oportunidad extraordinaria de aprendizaje”.
Cómo es ‘El Faro’, la asociación que brinda acompañamiento en el final de la vida
Por: Luciana Mateo

Que todos nos vamos a morir es, quizá, la única certeza que tiene la humanidad.

Miedo, terror, angustia, tristeza, dolor e incertidumbre son sólo algunos de los sentimientos que produce la idea de la muerte. Negarla es el más común -y efímero- de los consuelos. 

Aceptar nuestra condición de finitud, aquella que nos iguala sin importar origen, clase, pertenencia, género -ni siquiera edad- sea tal vez un acto de resignación pero también de coraje.

Viviana Bilezker (67) es psicoterapeuta humanista y se vincula a diario con la muerte. Desde hace más de 3 décadas asiste y acompaña a personas conscientes de que el fin está cerca. 

“Allí donde alguien está transitando el final de su vida hay una oportunidad extraordinaria de aprendizaje”, asegura.

En 1992 se sumó a un grupo de voluntarios que acompañaban a personas con VIH-SIDA, cuando el virus era altamente letal. 

“Ahí me di cuenta de que no estaba preparada para la tarea, que me faltaban herramientas; entonces comencé un camino autodidacta para obtener esos recursos”, recuerda ante la consulta de El Teclado

Viviana se especializó en cuidados paliativos y en 2008, junto a otros 3 profesionales, fundó la asociación El Faro, una organización dedicada a brindar orientación, formación y asistencia en el final de la vida.

“Nos basamos en un modelo de contacto profundo con la persona; buscamos crear confianza para que se pueda ir abriendo, que pueda contar lo que siente (miedo, tristeza, culpa). No venimos con una agenda propia, tenemos muchos recursos que adaptamos a la persona. Cada acompañamiento es siempre nuevo”, cuenta.

Desde El Faro también ofrecen capacitaciones para quienes estén interesados en el proceso de acompañar la muerte, sin importar si tienen o no formación previa determinada. 

“Creemos que el acompañar tiene que ser una tarea social, una labor que cualquiera pueda realizar. No puede quedar limitada a equipos profesionales, que siempre son chicos en número en relación a una comunidad”, dice Viviana, que además coordina el equipo docente.

-¿Qué implica esto de no ir “con una agenda propia”?

- Brindamos un acompañamiento centrado en las necesidades de la persona. Esto se dice fácil pero implica conocerla, escucharla, hacerle muchas preguntas respecto de quién es. Uno conoce a alguien en un momento determinado de su vida, pero hay una biografía detrás, un camino recorrido, un sistema de vínculos. El propósito último es que cada persona pueda elegir cómo quiere vivir la o las últimas etapas de su vida: hay quien dirá que quiere estar en su casa, con sus afectos, sus objetos; hay quien querrá estar en un ámbito sanitario, asegurarse los cuidados médicos necesarios. Una cosa que aclaramos es que no hacemos terapia, aunque podemos decir que lo que hacemos tiene efectos terapéuticos. Lo presentamos como un encuentro en el que se charla y en el que de a poco se van detectando las necesidades de la persona.

Si de algo está convencida Viviana es de que vida y muerte no son opuestos. “El verdadero opuesto a la muerte es el nacimiento”, sostiene. 

“Mientras uno vive, la muerte y el nacimiento están presentes -amplía-. Todos tenemos una fecha de nacimiento y tendremos una fecha de muerte, y entre esas dos fechas el fenómeno llamado ‘nacimiento’ y el fenómeno llamado ‘muerte’ -que son parte de la vida- van apareciendo todo el tiempo”. 

“Cada vez que terminamos una etapa, algo se muere; cada vez que nos separamos de una pareja, algo muere; cada vez que nos mudamos, algo muere. Y también algo nace”, reflexiona. 

“Nacimiento y muerte siempre están juntos, ésa es nuestra cosmovisión, es lo que se conoce como cosmovisión no dual”, explica.

Y considera que “nuestra cultura no admite que lo que empieza, termina. Vivimos en una cultura a la que le encanta la primavera y no le gusta el invierno; nadie dice ‘feliz día del invierno’. Pero no existiría la primavera sin el otoño, con todo lo que se cae, muere y queda sepultado bajo tierra”. 

-¿Hay alguna cultura en la que la idea de la muerte no se viva con angustia?

-Hay culturas orientales y dentro de los pueblos originarios de Latinoamérica que sostienen esta visión no dual, lo que no implica ausencia de dolor frente a la muerte. Aclaro que yo no pretendo que no se sienta, ni eliminar el dolor ni el temor por la muerte de alguien querido. Esto tengo que aclararlo muy bien porque si no parece que pretendo anestesiar o eliminar ciertas vivencias. Y para nada. Yo soy madre, tengo nietos y tengo madre. Si me preguntan respecto a la posibilidad de que ellos mueran, te firmo sin dudarlo que me va a doler. Lo que digo es que hay que poner en el horizonte de ese proceso que la muerte es parte de la vida y tratar de llegar a un lugar de aceptación de la muerte. 

VEJEZ Y MUERTE

Es larga la carretera / Cuando uno mira atrás/ Vas cruzando las fronteras / Sin
darte cuenta quizás / Tomate del pasamanos / Porque antes de llegar / Se
aferraron mil ancianos / Pero se fueron igual. 
“Canción para mi muerte” (Sui Generis)

Si bien es cierto que cualquiera puede morirse en cualquier momento, hay una etapa vital en la cual la cercanía del fin es innegable. 

“Hay todo un tabú en decir que la vejez es la última etapa de la vida porque parece que uno los estuviera condenando, pero no es más que reconocer que el camino vivido hasta ese momento invita a prepararse para el final de la vida, esté la persona sana o no”, dice Viviana.

Entre quienes solicitan los acompañamientos, hay un alto porcentaje de adultos mayores, aunque en ocasiones quienes los piden son sus hijos o hijas.

“Muchas personas mayores necesitan hablar de la muerte, de dónde y cómo quieren morir o de qué hacer con sus objetos y no se animan. Entonces nosotros vamos acercando esa inquietud de a poquito a su familia”, cuenta.

Parte del equipo de 'El Faro'. [Foto: Facebook].

Y también están los adultos más jóvenes que están atravesando una enfermedad grave. “Ahí, con más razón, incluimos a la familia porque allí donde alguien está transitando el final de su vida hay un sistema afectado y una oportunidad extraordinaria de aprendizaje”.

- ¿De aprendizaje para la persona que va a morir, para su círculo íntimo o para todos?

- Para todos. Nosotros tratamos de transmitir el mensaje de que esto no es una tragedia; esto es la vida, esto viene con vivir. Sabemos que es difícil, triste, que hay sentimientos intensísimos. Tratamos de propiciar que la persona que va a morir no se sienta sola, se sienta bien tratada y por sobre todas las cosas respetada en sus verdaderas necesidades.

- Muchas veces, tener presente a la muerte y nombrarla aparece asociado a trastornos de la salud mental. ¿Qué pensás de eso?

- Que lamentablemente patologizamos esos sentimientos. ¿Sabés cuánta gente mayor va al psiquiatra porque empieza a hablar de la muerte y su familia se asusta? Incluso muchas veces terminan medicados. Son nada más y nada menos que seres humanos conscientes de su finitud, que tal vez estén tristes porque saben que se termina, porque se empiezan a despedir, porque miran a la familia y piensan si esa será la última vez que los ven. Una persona con 90 años, ¿cómo no se va a preguntar en las Fiestas de Fin de Año si serán las últimas de su vida?

- En todas las épocas, la humanidad ha imaginado otros mundos posibles después de la muerte, y en esto las religiones son quizá el mejor exponente. ¿Creés que hay algo después de la muerte?

- Intuyo que sí, pero no por ser religiosa porque no me considero religiosa, vengo de una familia judía bastante laica. Intuyo que hay algo que antecede y que sobrevive al cuerpo: la consciencia. Para mí es un territorio insondable, maravilloso, para descubrir. Pero apuesto a eso. [El Teclado].

MUERTE MÉDICAMENTE ASISTIDA

En Argentina la Ley 26.529 de 2009 y su modificatoria -la 26.742, de 2012- regulan y comunican cuáles son los derechos del paciente en relación con los profesionales e instituciones de la salud.

“Esas normas evitan lo que se llama ‘encarnizamiento terapéutico’, ahora más elegantemente llamado ‘obstinación terapéutica’”, dice Viviana.

Se trata, entre otras cosas, de correrse del modelo médico hegemónico que muchas veces insiste en mantener con vida a las personas a cualquier costo. “Pero la realidad es que esas leyes se conocen muy poco”, sostiene la psicoterapeuta.

La Ley popularmente conocida como “de muerte digna”, establece entre otras cuestiones que “el paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa” y que “toda persona capaz mayor de edad puede disponer directivas anticipadas sobre su salud, pudiendo consentir o rechazar determinados tratamientos médicos, preventivos o paliativos”.

“El tema de las directivas anticipadas es muy interesante, pero cuesta un montón que la gente las redacte”, explica la directora de El Faro. Y agrega: “Según una encuesta, el 80% de las personas a las que se les preguntó dónde querían morir contestó que en su casa, pero lo cierto es que sólo un 20% lo puede llegar a concretar. Esto sucede porque las personas no comunican con anterioridad a su entorno cómo quieren transitar el final de vida”.

En el mismo orden, el año pasado el Congreso nacional sancionó la Ley 27.678 de cuidados paliativos, que son aquellos cuidados que abordan el dolor físico, psicológico y espiritual de la persona y que mejoran la calidad de vida de pacientes con enfermedades que amenazan o limitan la vida.

“Ahora hay que implementarla”, señala Viviana sobre esta norma que tiene como objetivo central “asegurar el acceso de los pacientes a las prestaciones integrales sobre cuidados paliativos en sus distintas modalidades, en el ámbito público, privado y de la seguridad social”

“Y ahora tenemos que ir por el derecho a la muerte médicamente asistida”, destaca.

- ¿Te referís a la eutanasia?

- Sí, aunque el concepto de eutanasia levanta mucho prejuicio. Hay mucho miedo a que ‘maten a alguien sin que lo haya pedido’ o que ‘salgan a matar a los viejitos’ (ésos son los argumentos que se escuchan en contra). Nosotros preferimos hablar de ‘muerte médicamente asistida’, porque requiere de la intervención de un profesional de la medicina. 

- ¿Hay proyectos legislativos sobre el tema?

- En este momento hay 5 proyectos de Ley en el Congreso que están siendo evaluados en la Comisión de Salud. El CONICET, por su parte, creó una Comisión para la revisión de los proyectos e introdujo recomendaciones. La idea es que sea una Ley segura: que se tomen los recaudos para tener la seguridad de que la persona está con sus facultades mentales aptas o que realmente está en un estadio terminal, entre otras cuestiones. Pero que también sea ágil, es decir que una persona no tenga que esperar un año para que le otorguen ese derecho. 




COMENTÁ LA NOTA
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.