22 Nov 2024 - Edición Nº2768
La Plata, Bs As      18.8 ºC
EL TECLADO | Especiales  Domingo 23 de Abril del 2023 - 12:00 hs.                1191
  Especiales   23.04.2023 - 12:00   
CONTRA LAS ADICCIONES
Cómo es ‘Vida Digna’, la ONG de La Feliz que asiste a personas adictas a las drogas
Sandra Álvarez, la fundadora, tiene una larga historia con las adicciones. Hija de una mujer recuperada del alcoholismo, ella misma superó su adicción a las drogas y hoy encabeza un espacio terapéutico que ofrece internación y asistencia ambulatoria. En el camino, uno de sus hijos falleció como consecuencia del consumo y otro lucha por recuperarse. En esta nota, plantea la necesidad de modificar la Ley nacional de Salud Mental y sancionar una legislación que se ocupe específicamente de las adicciones.
Cómo es ‘Vida Digna’, la ONG de La Feliz que asiste a personas adictas a las drogas
Parte del equipo de 'Vida Digna' durante una manifestación. [Foto: gentileza Sandra Álvarez].
Por: Luciana Mateo

“Yo había recaído tres veces y cada vez estaba peor. Me salvó el amor de madre y mi sentido de supervivencia”. La mujer que lo dice se llama Sandra Álvarez, vive en Mar del Plata, tiene 55 años y hace 13 que no consume drogas. “Estoy limpia”, asegura.

En 2012, mientras se recuperaba de su adicción, fundó Proyecto Vida Digna, un centro de día e internación para rehabilitación que fue creciendo y que hoy brinda, además de contención y atención psicológica y psiquiátrica, distintos espacios de aprendizaje y formación para personas con adicción a las drogas. Entre otras, ofrece la posibilidad de realizar estudios primarios y secundarios y de participar de distintos talleres y oficios, como la fabricación de carpinterías de aluminio.

Actualmente son entre 70 y 80 las familias que están en contacto semanal con la ONG. 

Del proyecto participan diferentes profesionales de la salud y servicios sociales pero también chicos en recuperación que regresan para ayudar a otras personas, cualquiera sea su edad. “El adicto de por sí es muy desconfiado y se comunica mejor con un compañero que con un psicólogo”, dice Sandra.

Su relación con las adicciones es de larga data. “Mi mamá tiene 73 años y hace 36 años que está en recuperación del alcoholismo. Yo me convertí en adicta a las drogas hace más de 30 años pero el próximo 1º de mayo voy a cumplir 13 años limpia. Tengo un hijo fallecido por las drogas y otro que está tratando de salir adelante, que está haciendo lo mejor que puede”, cuenta a El Teclado

Sandra tiene dos hijas más y es una militante activa de ‘Madres Territoriales’, la agrupación de mujeres unidas contra la drogadicción que tiene referentes en todo el país. Desde allí reclama por la sanción de una Ley de Adicciones que contemple a esta problemática específica, separada de la actual legislación argentina en materia de Salud Mental.

“La Ley de Salud Mental ya tiene más de 10 años y no da resultados. Esa norma sostiene que el adicto tiene que elegir si quiere o no internarse. Eso lleva a que los chicos lleguen en un estado de salud muy precario, porque la droga te atrapa. Yo no dejé de consumir porque me dejara de gustar, yo dejé de consumir porque me estaba muriendo”, asegura.

Sandra se refiere específicamente el artículo 20 de la Ley aprobada en 2010 que establece que “la internación involuntaria de una persona debe concebirse como recurso terapéutico excepcional en caso de que no sean posibles los abordajes ambulatorios, y sólo podrá realizarse cuando a criterio del equipo de salud mediare situación de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros”.

En febrero pasado, en el marco de esta lucha, se realizó una jornada en la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico de la Cámara de Diputados de la Nación. Sandra fue una de las oradoras principales.


Una charla de estudiantes de Derecho en la ONG. [Foto: gentileza Sandra Álvarez].

"Fue muy pobre la defensa de la Ley que hicieron los diputados”, considera sobre ese encuentro. Y agrega: “Lo único que dicen es que no funciona por falta de dinero. Yo creo que desconocer que esa Ley no se puede aplicar en Argentina es no haber caminado los barrios, no estar en contacto con la gente, no escuchar a las madres”.

Y relata lo que muchas mamás de adolescentes y jóvenes adictos viven con frecuencia: “cuando queremos internar a nuestros hijos nos tratan de locas. A mi me pasó: mi hijo pedía llorando que lo internaran porque, si no, se iba a matar y las dos señoritas de la institución sanitaria que estaban ahí lo trataban de convencer de que hiciera un tratamiento ambulatorio. Yo tuve suerte y este hijo está vivo, pero no tiene que ser una cuestión de suerte”. 

“Yo misma tuve el despertar espiritual de salir adelante pero eso no le pasa a todos, la mayoría no puede elegir”, sostiene y cuenta: “tengo una hija de 15 años. Cuando era chiquita necesitaba de mi atención y yo no la estaba atendiendo, así que impulsada por el amor de madre y por mi sentido de supervivencia decidí empezar mi recuperación”. 

“Si les das la oportunidad de pasar 3 meses limpia, sin drogas en el cuerpo, las personas pueden tratar de elegir, pero cuando están consumiendo la que elige es la droga, y la droga va a elegir más droga”, resalta la fundadora de la ONG.

- ¿Cómo fue el surgimiento de la organización?

- La idea apareció cuando dejé de consumir. El objetivo inicial no era internar chicos sino que fuera un lugar en el que tuvieran talleres porque, cuando querés dejar de tomar, estar afuera se hace muy difícil. Para dejar verdaderamente, tenés que aislarte de todos porque te convidan, te tentás y volvés a caer. Bueno, cuando dejé de consumir empecé a dar grupos de autoayuda en la Unidad Penal y el Centro Cerrado de Menores. Allí construimos una cocina para que los chicos pudieran estudiar cocina. Ahí también conocí a un jefe penitenciario de muy buen corazón, pasé por el edificio que estaba en alquiler y sus dueños -Alicia y Gustavo, que ya son como de mi familia- me lo dieron por un año, hasta que pudiera pagar el alquiler. Empezamos con una cama, una silla y una cocina medio rota. Al principio no teníamos ayuda de ningún lado. Se habló con las familias de los chicos que empezaron a venir y se comenzó a cobrar una cuota con la que financiamos los alimentos, pagamos a los profesionales y costeamos los servicios y arreglos que hay que hacer.

- ¿En qué instancia está el reclamo por una nueva Ley de Salud Mental?

- Estamos peleando. El debate está abierto y eso es bueno. En la Cámara de Diputados, al menos, pudimos hablar y pedirles que nos incluyan porque somos nosotras, las madres, las que nos estamos abrazando entre nosotras y llevando adelante la problemática en los barrios. Somos nosotras las que estamos al teléfono con las otras madres desesperadas, llorando: ‘Estoy en la puerta del Hospital Regional, lo tuvieron que descolgar. Se colgó de un árbol porque no quería vivir más’. Esos son los relatos. Y esas madres no tienen un subsidio para poder asistir a sus hijos: ellas no duermen durante toda la noche porque el chico está drogándose dentro de la casa y al otro día tienen que ir a trabajar igual. Y cuando vuelven se encuentran con que les vendieron la mesa, la ropa o la cocina para comprar más drogas.

- Es clara la incidencia de la droga en muchos delitos…

- Por supuesto que sí. En Mar del Plata tuvimos en los últimos años dos casos muy importantes en los que no se le dio importancia a la cuestión de la droga: un chico mató al padre de un martillazo y, cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se suicidó chocando el auto contra un camión. Otro joven adicto mató a la madre y al abuelo e hirió a la abuela. Eso queda como que son brotes psicóticos y nadie se pregunta por qué ese chico tuvo un brote psicótico. Si no se hubiera drogado, no hubiera matado a nadie. No entiendo cómo a nadie del Ministerio de Salud se le ocurrió hacer un índice donde se vincule la droga con los delitos. Yo armé uno con las unidades penitenciarias de acá y me da que el 90% de los chicos que están en las cárceles son adictos. Por eso estamos haciendo un trabajo muy fuerte con la parte de Justicia Penal terapéutica. 

- ¿En qué consiste ese trabajo?

- Se trata básicamente de pedirle al juez que cuando se comprueba que un joven adicto está detenido por robo, le otorgue una morigeración. Entonces en vez de cumplir condena dentro de una Unidad Penal, la tiene que cumplir dentro de una institución como la nuestra, con pulsera de monitoreo electrónico pero con un tratamiento en adicciones para que cuando salga en libertad lo haga con principios y valores que en la cárcel no va a conseguir.

- ¿Se sabe cuál es la edad promedio de inicio del consumo?

- Los chicos están empezando a consumir a los 8 años. Nosotros hicimos un pequeño índice: de 100 chicos, 87 empezaron consumiendo marihuana. Pero socialmente parece que la marihuana no hace nada. Y para cuando los padres se enteran de que el hijo está fumando marihuana, ya está fumando pipa y cocinando cocaína. La marihuana es una droga y es más peligrosa que lo que nos quieren hacer creer: distorsiona la realidad, no se distinguen las distancias, no estás con plena consciencia, y eso está comprobado científicamente. Pero bueno, están educando a los chicos para que se droguen porque si están drogados son manejables y no pueden decidir bien. [El Teclado].

Contacto: 
(0223) 470 4373




COMENTÁ LA NOTA
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.