Siguiendo la ruta de ingreso a la pequeña localidad de La Paz Chica, casi al terminar y a pocos kilómetros del centro de la ciudad hay un edificio icónico que todo el mundo visita en su escapada a Roque Pérez, el Almacén San Francisco, que este año celebra a full sus 90 años de existencia.
Samantha y Martín abren la antigua puerta de madera hacia un pasado de puro campo e historias. El imponente mostrador, que en otro tiempo fue partícipe de los pocos momentos de relax de hombres y mujeres de campo, hoy invita a cortar la picada de salame con queso y aceitunas mientras atrás, en la cocina, se preparan las empanadas y se apura la pasta o la carne, según lo que el comensal este tentado de comer. La arboleda da sombra en los cálidos veranos entre el mugido de las vacas y algunas gallinas.
Este fin de semana el Sanfra, como lo conocen en el pueblo, se viste de gala con la presencia de Yamila Cafrune, que le pondrá música al final del domingo para terminar un día de almuerzo campero, muestra de herramientas antiguas y show. La cita es el domingo 26 desde las 12.30.
La ordenanza municipal Nº 1935-2012 que declara al almacén "Patrimonio histórico cultural" cuenta que el "César Ruzzi, inmigrante italiano, trabajaba en la Estancia San José del Dr. José Roque Pérez como parquero. Con los años se independizó y compró una pequeña parcela en el cuartel II del partido de Roque Pérez en el Paraje La Paz Chica, donde fundó el Almacén de Ramos Generales San Francisco, allá por el año 1936 en el cual trabajó hasta el año 1957. De ahí en más siguieron al frente sus hijos Francisco y Urdirico, los cuales lo mantuvieron abierto hasta el año 2005. Llegó a tener entre otras cosas surtidor de nafta, cancha de fútbol y bochas, se realizaban bailes y también tenía un terreno donde se asentaban los circos que en aquellos años recorría el lugar. Aún se conserva la construcción íntegramente de adobe y totalmente original, junto con el mobiliario de la época. Es de destacar el espíritu pionero de Don César Ruzzi, que había llegado a donar un pequeño terreno en su campo para la instalación de una iglesia en el Paraje La Paz Chica."
A Samantha y Martín los acompañan hoy sus hijos pequeños. Sami comenta que “a los que hacemos el San Francisco nos gusta reconstruir la historia de a pedacitos, como un rompecabezas colectivo que entre anécdotas, historias, algunos documentos o panfletos antiguos nos llenan de pistas para soñar, imaginar o especular también, cómo fue alguna vez el almacén, sus continuidades y rupturas”.
Hablando del Paraje La Paz, Don Pedro Coltrinari, que llegó de Italia con una mochila cultural muy fuerte, compró campos en La Paz y La Paz Chica y cambio la historia del lugar. Fue el revolucionario que, entre los vastos latifundios de los parajes de Roque Pérez, introdujo otra visión económica y de distribución de la tierra.
Para ubicarnos un poco en el tiempo en el período en que llegan las fuertes migraciones europeas, huyendo de la guerra y en busca de trabajo, Pedro iba a buscar "paisanos" de Ancona al famoso Hotel de Inmigrantes de la Capital. En un primer lugar los empleaba, en segundo les arrendaba y luego les vendía las tierras. Es así que La Paz Chica se empezó a organizar sobre el trabajo intensivo de la tierra, una economía familiar; convirtiéndose en uno de los parajes más poblados de la zona.
Esa densidad poblacional promovió el desarrollo comercial. Así que en ese contexto, el SanFra surgió en la necesidad de abastecimiento de los vecinos. La fecha estimada varía, pero podría decirse que en 1933 comenzó la construcción del almacén, hecha en forma colectiva, de adobe aunque ya en esa época se había abandonado esa técnica. El adobe de las paredes es lo hace único, blindado de esa belleza que entremezcla lo sencillo y lo pintoresco pero que, sobre todas las cosas, resalta los saberes de aquellas personas que emprendieron la construcción. Algunos coinciden que la cercanía con la laguna y lo económico del material prácticamente obtenido de la naturaleza fue lo que colaboró en la decisión técnica del tipo de construcción.
Había en el predio muchísimas actividades pero no simultáneas. Cada generación dejó su impronta. La primera generación reconoce la labor de los Ruzzi varones pero, en realidad, fueron las mujeres de la familia las que atendían aunque sus nombres se hayan perdido un poco con los años. De aquella época muy política se conservan en el almacén padrones electorales, afiches de Mercante y recuerdos de las fiestas populares. En el almacén se hacían bailes de orquesta y paraban los circos.
La segunda generación fue un poco más deportiva y dicen que el esplendor del SanFra se lo dieron las bochas que para los locales tenían eran una combinación entre deporte y timba. Si bien no era por dinero se apostaba un lechón, un asadito. Cuentan que los paisanos iban muy temprano a la mañana a reservar la cancha y aún se conserva el acta y documento del Club Social San Francisco.
La tercera generación de pronto no tuvo tanta suerte. En el 2002 cierra sus puertas y la familia se dedica a lleno a la actividad agropecuaria que siempre había tenido en paralelo. Y es en el 2012 con la recuperación de los almacenes y del Cine Club Colón que se restaura y vuelve a funcionar transformándose es el más icónico protagonista de la primera edición de La Noche de Los Almacenes hasta nuestros días. La recuperación aunó muchas voluntades que involucraron al Estado provincial, la Municipalidad, vecinos voluntarios, comunidades escolares, pequeños privado y más.