Federico Sturzenegger no es ministro, ni funcionario del
gobierno de Javier Milei, aunque actúa como tal y se arroga la autoría de la
Ley Ómnibus, rechazada en el Congreso.
El asesor fantasma del Gobierno nacional es fanático de
Gimnasia y Esgrima La Plata, por lo que concurrió el último domingo al estadio
del Bosque para ver el partido entre su equipo y su clásico rival, Estudiantes.
Sin embargo, los hinchas del Lobo no lo recibieron de la
mejor manera. Le gritaron chorro y le pidieron que devuelva la guita que,
sostienen, se robó el platense, por lo que debió refugiarse en un palco del estadio.
Los simpatizantes albiazules se acordaron durante un buen rato
de la madres, la tía y varios miembros de la familia Sturzenegger, hasta que
llegó el gol de los locales, la intervención del VAR y la anulación del tanto
convertido por Ivo Mammini por presunta posición adelantada.
Allí, los triperos se centraron en el árbitro Pablo Dovalo y
se olvidaron del exfuncionario del gobierno de De la Rúa y hombre del riñón de Domingo
Cavallo. [El Teclado]