El Papa Francisco aceptó la renuncia del arzobispo de La Plata, monseñor Gabriel Mestre, notificó hoy el Boletín de la Sala Stampa de la Santa Sede.
"El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis metropolitana de La Plata (Argentina), presentada por Su Excelencia Reverendísima monseñor Gabriel Antonio Mestre", se lee en el texto de la información sin dar más detalles, ante la sorpresa de propios y extraños.
Mestre, vale recordar, viene de encabezar el Tedeum el pasado sábado, ante la presencia del gobernador Axel Kicillof, parte de su Gabinete y los intendentes de La Plata (Julio Alak), Berisso (Fabián Cagliardi) y Ensenada (Mario Secco). Allí, había remarcado que para mejorar a la Argentina hace falta "la escucha".
En su homilía, el ahora arzobispo alentó a que dentro de “este contexto de acción de gracias por la vida de la Patria, pedimos a Dios las fuerzas necesarias para aprender a escucharnos”.
“Renovar nuestros vínculos escuchándonos gobernantes y ciudadanos; los que tenemos roles de liderazgo y las personas de a pie. Buscando escuchar el latir de las periferias geográficas y existenciales de nuestra región, escuchando en serio a los más pobres, descartados y vulnerables de hoy, buscando dar respuestas a todas sus necesidades”, manifestó.
“Pidamos a Dios con humildad, por la intercesión de la Virgen de Luján, Madre del Pueblo Argentino, ser todos verdaderos servidores de la Patria cultivando la escucha y el diálogo para el crecimiento de nuestra Nación”, dijo Mestre.
Carta del arzobispo a la comunidad
"Soy un hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros" (Is 6,5). Con esta frase del profeta Isaías iniciaba mis palabras de agradecimiento en el día de mi ordenación episcopal en Mar del Plata en 2017. Hoy la repito, una vez más, consciente de mi debilidad y la debilidad humana de la bella Iglesia que es mi casa y mi familia. Iglesia Santa por el Ministerio de la Trinidad, Iglesia pecadora por la fragilidad de las personas que formamos parte de ella.
Días atrás, la Santa Sede me convocó en Roma a dialogar sobre algunos aspectos de la Diócesis de Mar del Plata luego de mi traslado a la Arquidiócesis de La Plata al ser designado arzobispo metropolitano por el Papa Francisco.
En la Ciudad Eterna, después de confrontar algunas percepciones distintas con lo acontecido en la Diócesis de Mar del Plata desde noviembre de 2023 hasta la actualidad, el Papa Francisco me pidió la renuncia a la sede platense. Con profunda paz y total rectitud de conciencia ante Dios por cómo obré, confiando en que la Verdad nos hace libres (cf. Jn 8,32), y con obediencia filial y teologal al Santo Padre, inmediatamente redacté mi renuncia, que fue aceptada y hecha pública el día de hoy.
Querida comunidad de la Arquidiócesis de La Plata:
Hoy dejo de ser el pastor de ustedes. Quiero decirles que he sido muy feliz estos ocho meses y medio y por eso se los agradezco de corazón. He disfrutado de cada encuentro con los laicos y laicas de todas las edades, con los consagrados y consagradas, con los seminaristas, diáconos, presbíteros y obispos auxiliares. ¡Gracias por hacerme sentir en casa! ¡Gracias por los gestos de delicadeza y amabilidad en cada una de las visitas! ¡Gracias por invitarme a ser parte de sus vidas! Realmente pude experimentar la diversidad y profundidad de la fe en Dios de muchos de ustedes, fe comprometida que me edificó y enriqueció más de una vez.
Me duele partir, me duele dejarlos como pastor de esta Iglesia Particular que peregrina en La Plata, pero estoy seguro de que Dios tiene planes mucho mejores que hoy no puedo terminar de descifrar. ¡Confío en el Señor porque Cristo es nuestra paz (Ef 2,14)! Los llevaré siempre en mi corazón, rezaré por ustedes y los confio a la protección de la Bienaventurada Virgen María y la intercesión de la Beata Ludovica y el Beato Eduardo Pironio, para que puedan preparar esta nueva etapa en la espera del nuevo pastor que el Señor les regalará a través del querido Papa Francisco.
Los abrazo fuerte en Jesús el Buen Pastor, con el afecto y el cariño de siempre.