Ya eran casi las 13 horas. Los intendentes de Unión por la Patria, habían llegado hasta la Casa de la Provincia, cerca de las 9. De ahí fueron al ministerio de Economía y luego regresaron a la Casa. Cuatro largas horas. Y el gobernador, Axel Kicillof, no aflojaba.

Palo va, palo viene contra el Gobierno de Javier Milei, el mandatario extendía su discurso, luego de que los jefes comunales y sus ministros le entregaran al ministro Luis Caputo un petitorio que reclamaba por las obras paradas y las deudas de Nación para con la Provincia.

Largo, muy largo. Lo mismo sintió el mandamás de La Costa, Juan De Jesús (de profesión médico), que se sintió mal y se descompensó. Por suerte, a su se encontraba el titular de Salud, Nicolás Kreplak, que rápidamente lo asistió y logró recuperarlo.

A todo esto, Kicillof siguió con la perorata anti casta, anti libertaria. De Jesús se senrtó, tomó un vaso de agua y continuó con la atenta escucha. Eran los últimos minutos de la alocución del gobernador. Terminó. Más de uno le preguntó a De jesús cómo estaba. 

La respuesta, para todos la misma: todo ok. Y así fue, y así se fue, como si nada hubiera pasado, como si en la Casa de la Provincia no hubiera hecho más calor del que tenía que hacer, como Axel hubiera hablado lo justo y necesario.