El ex intendente de Trenque Lauquen y ex candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Miguel Fernández, se postuló como candidato para presidir la Unión Cívica Radical Bonaerense en las elecciones partidarias del próximo 6 de octubre, para suceder a Maximiliano Abad.
Hasta el momento, es el primer y único candidato confirmado para disputar los comicios internos, y la idea del radicalismo es lograr una lista de unidad, pero que “esa lista única no sea solo una foto”. Según Fernández, el sentido de unidad debe “tener un propósito y generar un trabajo que no solo reposicione al partido, sino que también defina estrategias para el próximo año y a más largo plazo, hasta 2027”, manifestó en la entrevista con El Teclado.
Para Fernández, “todos deben estar adentro, para poder definir una propuesta de un radicalismo competitivo”, con el objetivo de crecer especialmente en el Conurbano, el gran bastión del peronismo.
En un contexto en donde Javier Milei ha desafiado la política partidaria tradicional, Fernández analiza que el fenómeno en Argentina es parte de una tendencia mundial, con casos similares en Estados Unidos o Italia. Sin embargo, en el país, “el peronismo, el PRO y el radicalismo están en un proceso de revisión, de discusión interna, de debates, de fragmentaciones o de diferentes perspectivas”.
“Hay que entender cómo se hace política hoy. Si uno quiere entrar en ese juego, es crucial saber cómo llegar al electorado, cómo transmitir las propuestas y, por supuesto, tener claro el país en el que vivimos”, reflexionó Fernández.
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- Es el primer candidato que se presentó para disputar las elecciones de la Unión Cívica Radical Bonaerense.
Por ahora, lo primero que se hizo fue fijar una fecha para darle un horizonte a todo esto: cuándo será la convocatoria, cuándo será la presentación de listas y, a partir de esa definición, se generará todo un movimiento en los espacios internos del partido para conversar eventualmente sobre alternativas. Nosotros, en ‘Adelante Buenos Aires’, estuvimos trabajando en esta idea, y desde ahí surge mi candidatura. Ahora, habrá que ver qué sucede de aquí al 7 de septiembre. Hay charlas, por supuesto, pero por ahora son preliminares. Así que todo esto irá decantando en los próximos 20 o 25 días.
- ¿La idea es poder concluir en una lista de unidad?
En principio, sí. La idea es concluir en una lista única, pero, como todos coincidimos, esa lista única no debe ser solo una foto. La unidad debe tener un propósito y generar un trabajo que no solo reposicione al partido, sino que también defina estrategias para el próximo año y, a más largo plazo, para 2027. Creo que, si uno quiere obtener buenos resultados y capturar la atención de la gente, debe plantearse un trabajo a largo plazo, no cinco días antes de una elección.
- ¿Hay diálogo con Martín Lousteau y Facundo Manes?
A mí no me han llamado los referentes de otros espacios. Pero cuando llegue el momento de trabajar, me siento absolutamente capacitado. Me encanta articular con todos. Esa fue mi función cuando fui presidente del Foro de Intendentes del Radicalismo: articular los intereses del territorio, trabajar con los legisladores y sentarnos a acordar, o no, con el Gobierno provincial. Hay que hablar con todos, sentarnos a la mesa, generar debate e involucrar a la gente en ese debate.
- ¿Cómo analiza a la UCR?
Hoy, el radicalismo está inmerso en la misma crisis que todos los partidos políticos en Argentina. Si el radicalismo tuviera esta realidad y el resto de los espacios políticos estuvieran ordenados, sería un problema exclusivo del radicalismo. Pero hoy la realidad es que el peronismo, el PRO y el radicalismo están en un proceso de revisión, de discusión interna, de debates, de fragmentaciones, o tienen miradas diferentes.
No me voy a poner a opinar sobre los debates, pero, a veces, el peronismo se divide entre La Cámpora y el peronismo no kirchnerista, dónde juega el massismo, y se cuestiona la relación entre la estructura orgánica del partido peronista, los gobernadores y los intendentes. Lo mismo sucede en el PRO y en el radicalismo. Ni hablar de La Libertad Avanza, que es un gobierno nacional sin estructura partidaria ni territorial, y que pretende construirlo. O sea que hoy su proceso es a la inversa, están trabajando para construir lo que otros ya tenemos, pero que estamos replanteándonos qué significamos.
- En esa línea, ¿Cómo analiza la situación nacional con esta nueva figura presidencial en Javier Milei?
El fenómeno de Milei no es exclusivo de Argentina, es un fenómeno mundial. Hay muchos análisis sobre esto, y la aparición de estos nuevos personajes no se limita a Milei en Argentina: es un Trump en Estados Unidos, una Meloni en Italia, y podríamos seguir mencionando nombres. Esto refleja cómo hoy la política ya no se enfrenta a debates profundos y medulosos como los de otras épocas, que uno miraba con admiración. Esos líderes y debates ya no existen. Hoy la política es muy superficial, se apela a la emoción, y en un contexto donde cada vez es más difícil aspirar a alcanzar las metas como persona, como familia, como sociedad, aparece la bronca. Y quien mejor canalice esas emociones y las sepa manipular, tendrá éxito. La militancia en la calle, en el comité, en la unidad básica, el debate, la discusión acalorada, hoy han sido reemplazados por algoritmos. Hay que entender cómo se hace política hoy. Si uno quiere participar en este escenario, es crucial saber cómo llegar al electorado, cómo transmitir las propuestas y, por supuesto, tener una comprensión clara del país que tenemos. Lo interesante de este debate y de lo que nos espera en el futuro es poder trabajar entendiendo a la sociedad, a la modernidad y el rol que tiene el partido hoy.
- En este contexto, ¿Cómo se ve al frente de la UCR Bonaerense?
Me veo bien. Vengo de ocho años de gestión y decidí voluntariamente dar un paso al costado para permitir una renovación dirigencial, no solo en palabras, sino en hechos. Ese proceso que generamos aquí (en Trenque Lauquen) debe replicarse en toda la provincia: una renovación de dirigentes, pero con contenido político y militancia. Además, al no tener otra función en simultáneo, tengo disposición y tiempo. La construcción del partido exige hoy una dedicación exclusiva: 24 horas, 7 días a la semana. Poder generar esos espacios de escucha y entendimiento requiere tiempo. A veces hay una tensión entre si el territorio es más importante que la estructura o viceversa. Yo creo que ambos son importantes. Los intendentes son muy importantes, tanto como los exintendentes que ya no ejercen, pero que tienen la experiencia. Los legisladores actuales y los que fueron legisladores también son valiosos. Muchos dirigentes que nunca fueron legisladores ni intendentes, pero también tienen sabiduría y un territorio de otro tipo. Debemos estar todos adentro, todos discutiendo, todos trabajando para definir una propuesta de un radicalismo competitivo en la provincia de Buenos Aires. Y un desafío enorme es el crecimiento en el Conurbano. [El Teclado]