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  Especiales   15.09.2024 - 10:00   
EDUCACIÓN PÚBLICA
La UNLP, protagonista del vuelo del primer avión eléctrico del país
Durante la prueba el vehículo, que funciona con baterías de litio, demostró su gran eficiencia y estabilidad.
La UNLP, protagonista del vuelo del primer avión eléctrico del país
La UNLP, protagonista del vuelo del primer avión eléctrico del país

En una jornada histórica para el país, el aeródromo de General Rodríguez, en la provincia de Buenos Aires, fue testigo del vuelo del AVIEM 100 Epower, el primer avión eléctrico de la Argentina desarrollado por profesionales de la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la empresa Aviem Aeronáutica SRL. Durante la prueba el vehículo, que funciona con baterías de litio, demostró su gran eficiencia y estabilidad.

El AVIEM 100 Epower es un avión de categoría experimental, cuyo propósito es la investigación y el desarrollo. En el ensayo estuvieron presentes el decano de la Facultad de Ingeniería y director del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA-UNLP), Marcos Actis, y el ingeniero Guillermo Garaventta, uno de los responsables del proyecto e integrante del CTA. También participó el ingeniero Ernesto Acerbo, gerente de AVIEM Aeronáutica SRL junto a otros miembros de la compañía. Además, presenciaron el vuelo autoridades de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) quienes, tras dos jornadas exhaustivas de revisión del vehículo, otorgaron el certificado que avaló la realización de la prueba.

El ensayo se realizó alrededor de la pista del aeródromo, ubicado sobre la ruta Nº 6 km.142 y el Arroyo “La Choza”, de General Rodríguez. Fue un vuelo de corta duración. Allí se evaluó el despegue, el vuelo en el aire y su aterrizaje.

“Realmente me impresionó lo bien que vuela el avión. Se debe tener en cuenta que en el tema eléctrico es todo nuevo, está todo por desarrollarse y eso hace que algo pueda llegar a fallar, pero realmente todo anduvo en los parámetros que pensábamos. Hubo algún problema con la temperatura, pero son cosas que se resuelven. No apareció nada extraño que no supiésemos que podía suceder”, señaló Actis.


El decano también destacó la confianza en Acerbo, a quien conoce de la Facultad desde sus años como estudiante, para llevar adelante el proyecto. “Ernesto siempre se dedicó al tema de la aeronáutica y le fascinan los aviones. Es un constructor con muchísima experiencia. Eso fue una determinación para emprender este desafío”, resaltó.

Por su parte, Acerbo destacó algunos aspectos de la experiencia. “Tenemos que considerar que estamos haciendo lo que rara vez hacemos, que es cuando construimos una aeronave nueva el motor ya está probado. Y acá es todo nuevo, el diseño de la aeronave y el motor con una instalación que es totalmente nueva”.

El ingeniero relató detalles de la prueba. “Nosotros teníamos considerado que la aeronave podría mantener el vuelo con unos 45-50 kW y lo está manteniendo con 35 kW. Esto significa que va a tener una autonomía mucho mayor a la hora que habíamos calculado. Es mucho más eficiente de lo que habíamos pensado”, aseveró.

Otro aspecto a destacar está relacionado con la estabilidad del vehículo. “El manual dice que el centro de gravedad de los aviones debería estar en el 25% de la cuerda. Nosotros tenemos un rango que va desde el 17 al 32, y cuando terminamos el avión y lo pesamos completo quedó en el 25,6. Es decir, que tenemos un centro de gravedad de libro prácticamente. Eso es parte de la tarea también del ingeniero Claudio Rimoldi, otro de los responsables del proyecto en el CTA, que estuvo trabajando con la distribución de pesos, para que el centro de gravedad esté lo más cerca posible. Pero nunca me imaginé que le íbamos a pegar en el centro. Esto realmente es muy bueno porque es una aeronave que tiene la estabilidad perfecta”, afirmó.

Acerbo añadió, además, con la prueba se demuestra que se logra mantener el máximo de tiempo en vuelo con mucha menos energía de la que se tenía calculado utilizar. “Nuestra meta era que el avión pesara máximo 750 kilos, que llevara dos personas, que son 160 kilos de carga útil, y que pueda volar una hora. Finalmente, el avión pesó 748 kilos. O sea, nos están sobrando 2 kilos de carga útil. Es decir, hemos andado en un óptimo en casi todo. Nos queda ahora realizar una mejora en la adaptación de la refrigeración del motor, para poder optimizarlo y mantener la temperatura acorde”, declaró.





Cabe recordar que, en los meses previos, en el hangar de la Facultad de Ingeniería en el Aero Club La Plata se realizaron varios ensayos funcionales de la aeronave. Se trabajó en el fuselaje y se hicieron diversas pruebas en tierra del sistema moto propulsor (conjunto motor y hélice). Además, se diseñaron las baterías de litio para su propulsión eléctrica.

Se probó la instalación de la hélice y cómo funcionaba el motor y las baterías con esta hélice de tipo tripala, de materiales compuestos y paso variable en tierra. Se midió la fuerza de tracción que tiene la hélice en dos condiciones de vuelo, en el despegue y en el crucero. De estos ensayos se obtuvo información para la determinación de curvas características del sistema. Se controlaron varios parámetros, entre ellos, se hizo una evaluación de la temperatura y se le instaló un sistema de refrigeración.

Posteriormente, la aeronave fue transportada hasta la sede de la empresa Aviem Aeronáutica SRL, en General Rodríguez. Allí se le colocaron las alas y se completó el tablero. En forma paralela, se llevaron adelante los trámites correspondientes para obtener la habilitación de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).

Fuente: Prensa y Difusión Facultad de Ingeniería UNLP




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