Mediante un mensaje en las redes sociales, el gobernador Axel Kicillof rechazó el video difundido hoy por Javier Milei, en donde muestra a los principales referentes del peronismo y a artistas que se mostraron a favor del kirchnerismo como muertos vivos infectados por un virus llamado KU-KA12.
El gobernador respondió esta noche, haciendo a su vez un llamado al rechazo generalizado a un mensaje que usa una metáfora que "ya ha sido utilizada en más de una ocasión, y en su nombre se han cometido las peores aberraciones".
"No podemos permitir, y mucho menos naturalizar, el ataque frontal y cotidiano a la convivencia democrática", sostuvo el mandatario bonaerense.
El hilo completo:
Milei y el virus del odio
Es muy serio y muy grave: el presidente difundió un video en el que compara a la principal fuerza política de la oposición con un virus. Esta metáfora ya ha sido utilizada en más de una ocasión, y en su nombre se han cometido las peores aberraciones.
Hace diez meses que el presidente Javier Milei:
- Ataca todos los derechos y deteriora deliberadamente la vida cotidiana de los sectores populares, trabajadores, jubilados y jóvenes. Somete a los argentinos a sacrificios y privaciones crueles e innecesarias.
- Lesiona el federalismo, agrediendo a los gobernadores y desconociendo su legitimidad, tan válida como la suya. Elude los compromisos y obligaciones que tiene el Gobierno nacional con los distintos territorios que componen Argentina. Según Milei, el Gobierno nacional no tiene ninguna responsabilidad en materia de educación, salud, infraestructura o seguridad. Todo recae en los gobernadores e intendentes, a quienes simultáneamente les quita los recursos. En resumen: incumple la Constitución y fomenta la desintegración nacional.
- Promueve el egoísmo y un individualismo extremo, intentando erosionar la solidaridad y los mejores valores de la sociedad argentina.
- Ataca todas las instituciones de la democracia, llamando "ratas" a los diputados -elegidos en las urnas con la misma legitimidad que él- y tildando de “ensobrado” a cualquier comunicador que plantea una crítica, por mínima que sea.
- Entrega los recursos naturales del país al saqueo de multinacionales extranjeras, y pretende liquidar empresas públicas estratégicas y el capital social acumulado por generaciones.
- Promueve la desindustrialización del país, como contracara de la primarización productiva que impulsa. Así, inversiones y maquinarias instaladas quedan en desuso, se cierran empresas y se destruyen puestos de trabajo.
- Paraliza la inversión pública en infraestructura en todo el país: escuelas, centros para la infancia, agua, cloacas, vivienda, rutas, puentes, entre otros. Esto no solo sacrifica miles de empleos, sino que también deja a millones de argentinos sin las mejoras necesarias que estaban en curso.
- Abandona completamente la educación y la salud pública, incumpliendo su deber constitucional de proteger al pueblo.
- Recorta jubilaciones y medicamentos a jubilados, bajo la excusa de un perverso y falso equilibrio fiscal.
- Reprime a quienes protestan por las injusticias cometidas, llegando al extremo de golpear a jubilados y rociar con gas pimienta a una niña de diez años. Luego, celebra en un banquete de crueldad, como si el recorte de haberes fuera un triunfo.
- Por capricho ideológico o cuestiones personales, daña las relaciones de Argentina con países de la región y con nuestros principales socios comerciales, poniendo en riesgo las relaciones económicas, de amistad e incluso la seguridad nacional, involucrando al país en conflictos geopolíticos que no son nuestros.
- Asfixia la cultura y el arte, desprecia a la universidad pública y da la espalda al desarrollo nacional en ciencia y tecnología, ignorando nuestra historia y comprometiendo nuestro futuro.
Desde la oposición, respetando las potestades presidenciales, es muy difícil modificar la orientación nefasta de la política de ajuste y desprotección que lleva adelante el Gobierno nacional. En este sentido, quienes nos oponemos -gobernadores e intendentes- actuamos como un escudo que, en la medida de nuestras posibilidades, busca atenuar el daño social que esta política inflige.
Sin embargo, no podemos permitir, y mucho menos naturalizar, el ataque frontal y cotidiano a la convivencia democrática. Este es un límite que el presidente se está acostumbrando a cruzar.
Además de aumentar la desigualdad, la pobreza y el desempleo, Milei está promoviendo un virus de odio, absolutamente incompatible con la democracia y la vida en común. Invito a todos los legisladores bonaerenses, nacionales y provinciales, a expresar un enérgico repudio al video difundido.
Milei: con la democracia no se jode.
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