A 570 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Dunamar se presenta como un rincón singular de la Costa Atlántica. Esta localidad bonaerense, ubicada al otro lado del Arroyo Claromecó, frente al balneario homónimo, cuenta con amplias playas y un entorno natural ideal para el descanso y la desconexión. Las aves vuelan libres y hasta son parte de “La Cocinería”, un restaurante enclavado en el medio del Bosque que se volvió el elegido por los famosos agnolottis rellenos de langostinos, unas croquetas holandesas y la entraña macerada al whisky.
Ubicado en una parte exclusiva de Dunamar, a pocos metros de la playa, atrae a turistas y locales. Allí Henky Zwaal y Leo Bulla, reciben todos los días a los comensales con una sonrisa. La brisa de mar se percibe en el aire, los colores vibrantes invitan a quedarse y un inmenso cuadro con una gran historia de amor, abandono y de arte, se erige sobre una de las paredes de un exclusivo espacio, que sin duda invita a detenerse. La mirada de una mujer y una niña relatan historias silenciosas “Lo pintó una amiga nuestra que antes de morir nos donó todas sus obras”, dice Leo.
Henky y Leo son los dueños de “La Cocinería” y pareja desde hace muchos años “Vinimos en 2019 a vivir a Claromecó porque quise cortar un poco con Buenos Aires. Henky trabajaba en el centro y vivíamos en Maschwitz. Era una locura hacer tantos kilómetros en hora pico y empezamos a evaluar la posibilidad de hacer algo en Tres Arroyos, desde poner una zapatería hasta una cadena de una famosa marca de hamburguesas”, relata Leo entre risas.
Cuenta que cada vez que podían se venían a descansar hasta que Henky propuso comprar una casa para ir los fines de semana “Entre hacer 50 por Panamericana en hora pico, prefiero venirme a vivir a Tres Arroyos y hacer 70 por el camino de tierra hasta Claromecó y disfrutar de la naturaleza. Así fue que optamos por venirnos a vivir permanentemente”, relata Leo. Entre idas y vueltas, en diciembre de 2019 ya vivían en la ciudad balnearia, donde tuvieron la concesión de un parador como primera experiencia gastronómica, que fue un éxito. Luego llego la pandemia, volvieron se casaron con 250 invitados en la playa y compraron finalmente el espacio donde hoy es “La Cocinería”.
La idea que siempre tuvieron fue ofrecer una cocina de autor que fuera abundante y accesible en los precios. También buscaban instalar algo que no hubiese en Claromecó. “En este proyecto tenemos un chef que vive en Dunamar hace muchos años, Marco Antonio Gutiérrez. Juntos ideamos propuestas gastronómicas y él las ejecuta. El plato estrella, que enloquece a los turistas, son nuestras pastas caseras rellenas de langostinos con manteca negra de salvia. Sin embargo, los locales, que son quienes vienen en verano e invierno, eligen siempre la entraña arrollada flambeada con whisky, que nunca desapareció de nuestra carta porque la gente la sigue solicitando. Pero también hay una entrada que es exclusiva, hacemos 2 mil por semana porque no hay día en que no las pidan, las Bitterballen, croquetas holandesas de ternera desmenuzada con mostaza propia”, comenta.
Ambos con sus roles separados dentro del local, atienden y reciben personalmente a sus invitados, es como llegar a una casa familiar, ellos cuidan de cada detalle.
“La Cocinería” comenzó a recibir comensales el 20 de julio de 2024. Su propuesta gastronómica presenta platos meticulosamente elaborados, con una clara inspiración centroeuropea. El menú cambia cada seis meses, adaptándose a los sabores de invierno y verano. El establecimiento tiene capacidad para alrededor de 70 personas, distribuidas entre el salón, un acogedor living y la galería, y ofrece dos turnos completos.
Las playas más extensas
Dunamar está situada a apenas 3 kilómetros del centro de Claromecó. Este rincón bonaerense es conocido no solo por su paz y tranquilidad, sino por su profunda conexión con la naturaleza. Detrás de sus imponentes dunas se encuentra un bosque de 500 hectáreas, un verdadero pulmón verde que fue diseñado por Ernesto Gesell y que la familia Fangauff-Gesell sigue cuidando y manteniendo hasta el día de hoy. Es un lugar donde el entorno natural y la historia familiar se entrelazan, creando un espacio único y lleno de encanto.
Las playas, de aguas cálidas y poco profundas, son ideales para disfrutar en familia. Además, se pueden realizar actividades como cabalgatas diurnas, pasear por el arroyo, kitesurf, pesca deportiva y paseos en cuatriciclos para sumarle aventura.