Por orden del gobierno nacional, Vialidad derribó ayer el monumento a Osvaldo Bayer que se erigía en Río Gallegos para homenajear su compromiso en la reconstrucción de una de las peores masacres de obreros y peones rurales en la historia argentina en 1921 y 1922, que derivó en sus cuatro tomos de "Los vengadores de la Patagonia trágica", luego resumidos en el libro "La Patagonia Rebelde" y llevado al cine.
Al cumplirse cien años de aquella matanza, su hijo Esteban escribió con motivo del relanzamiento del libro: "Se cumplen cien años de esa sangrienta lucha desigual, de parias que reclamaban una vida digna contra los dueños de la tierra, dueños además de la verdad, del poder, de la justicia, de la historia. Los dueños poseían además los diarios, los juzgados, el poder político. Y eran aliados entre sí más allá de las fronteras, representaban el progreso y los peones y trabajadores eran herramientas sin derechos, sin voz ni por supuesto voto, barbarie. Siempre".
"Con una metodología singular, Bayer investigó, hurgó, buscó, cuestionó, preguntó. Hay que recordar su faena: no había nada. No se podía googlear, no había facebook para contactarse, tampoco archivos digitales o libros impresos que consultar, ni siquiera computadoras que escupieran sus verdades o celulares que simplificaran la comunicación en el infinito territorio patagónico. Había que hacer lo que hoy llamamos trabajo de campo: viajar, preguntar, leer, ir a archivos, recorrer kilómetros, miles, ir a pueblos ignotos para ver si alguien contaba algo. Hablar con toda persona que podía o se atrevía a contar algo. En aquel momento, una tarea de investigación y de compromiso por la verdad de pocos, que sin embargo fueron ejemplos de lucha para las generaciones posteriores".
Hoy, en Radio con Vos, su hijo aseguró que con la demolición del monumento "les salió el tiro por la culata. Hoy todos se preguntan qué hizo de malo para que le destruyan un monumento, así que despertaron el interés. La reacción de la gente es tan grande. Es impresionante el aluvión solidario que vivimos como familia, pero también aquellos que lo conocieron y que se espantaron cuando vieron esto".
"Es la bronca que le tuvieron siempre. Ya no está pero lo siguen atacando porque tuvo una independencia política absoluta, una noción de lo que es la necesidad de contar verdades. No es casual que hayan elegido justo ese monumento, en las puertas de Rio Gallegos. Hay monumentos en otros lados. Que esto haya pasado un día después de la semana de la Memoria, después del aniversario de la inauguración de ese monumento, fue un mensaje violento al estilo mafioso", subrayó.
Su hijo contó que "me sacudió mucho ver cómo una pala le rompía la cabeza. Es lo que no pudieron durante la dictadura, que fue hacerlo desaparecer, lo intentaron ahora convirtiéndolo en escombros. Es como decir: no nos olvidamos, nos jodiste tanto. A él lo amenazaron, le dijeron que no iba a volver a pisar su patria, le tomaron los libros. Es una cadena de amenazas que sigue hoy".
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