Se festeja en los pagos de Ayacucho la gran hazaña de Gato y Mancha: los detalles
¿Anda con ganas de historia? ¿Con ganas de caballos? No se hable más. Señora, señor, llega este sábado el emotivo homenaje a Gato y Mancha, los caballos criollos que hace un siglo unieron el continente americano. La movida, como corresponde, se hace en los pagos de Ayacucho.
A las 10:30 comenzará la marcha hacia el casco de la estancia El Cardal; a las 11 se harán el acto homenaje, el himno nacional, hablarán los oradores y se realizará un cuadro representativo de la hazaña y regreso a la estación Solanet.
A las 13:30 será el turno del almuerzo y peña en la estación Solanet. Luego, la despedida, el adiós hasta el año que viene.
La entrada es libre y gratuita, y de más está decir que están todos invitados. Será, por supuesto, una gran fiesta criolla. La organización estará a cargo de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos junto al Municipio de Ayacucho.
Vamos a la historia. El 20 de septiembre se celebra en Argentina el Día Nacional del Caballo en honor a una inolvidable travesía que ocurrió en 1928. En ese entonces, dos caballos ayacuchenses llamados Gato y Mancha realizaron una epopeya que los llevó desde Buenos Aires hasta Nueva York.
Gato era un caballo bayo de 16 años, tranquilo y dócil, mientras que Mancha era un overo rosado, algo más arisco a sus 15 años, pero siempre alerta y dominante. Ambos eran caballos criollos criados en la estancia El Cardal, en Ayacucho, propiedad de Emilio Solanet, un veterinario, profesor universitario y criador de caballos.
Solanet recibió una carta del suizo Aimé Tschiffely, que le pedía que le vendiera dos caballos, con los que pensaba unir Buenos Aires con Nueva York, para demostrar la nobleza y capacidad de los caballos criollos.
Solanet inicialmente dudó de la viabilidad de esta idea, pero finalmente aceptó con ciertas condiciones. Tschiffely, un experto jinete suizo, se sometió a un riguroso entrenamiento en Argentina, que incluyó largos viajes a caballo bajo condiciones climáticas extremas.
El viaje comenzó el 24 de abril de 1925, partiendo desde la Sociedad Rural en Buenos Aires. Tschiffely llevaba en su mochila mapas, brújulas, dinero y armas, además de su valiosa compañía: Gato y Mancha.
A lo largo de su travesía, atravesaron Rosario, Santiago del Estero, Tucumán y Jujuy antes de llegar a Perico del Carmen, en Bolivia, donde Tschiffely se enfermó y tuvo que quedarse durante cinco semanas.
El viaje continuó hacia La Paz, pasando por altitudes extremas y terrenos difíciles. Tschiffely enfrentó desafíos para alimentar a los caballos, que incluso tuvieron que comer hojas secas en momentos de escasez. A pesar de las adversidades, Gato y Mancha demostraron ser leales y valientes.
Luego de pasar por varios países de Sudamérica, cruzar el istmo de Panamá en barco y enfrentar peligros en México, Tschiffely llegó a Estados Unidos, donde fue recibido como un héroe. Finalmente, el 20 de septiembre de 1928, completó su viaje en Nueva York, desfilando por la Quinta Avenida.
Después de su hazaña, Gato y Mancha regresaron a Argentina y vivieron sus últimos días en la estancia El Cardal en Ayacucho. Gato murió en 1944 a los 36 años, y Mancha en 1947 a los 40. Sus pieles fueron preservadas y se exhiben en el Museo del Transporte de Luján.
Tschiffely falleció en Londres el 5 de enero de 1954. El 13 de noviembre de ese año llegaron sus restos al país y fue inhumado, en medio de un impresionante homenaje gauchesco, en el cementerio de la Recoleta. Desde el 22 de febrero de 1998 las cenizas de Tschiffely descansan en El Cardal, junto a sus fieles amigos.