Este miércoles por la mañana declaró en La Plata en el marco del juicio oral y público por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Brigada de San Justo durante la última dictadura cívico-militar María Victoria Moyano Artigas, la nieta restituida por Abuelas de Plaza de Mayo. En el juicio se investiga el secuestro y la desaparición de su madre, María Asunción Artigas.
La joven declaró durante una hora y media y dio detalles sobre la historia de la familia Artigas que sufrió persecución en Uruguay desde el comienzo de la dictadura en 1973 en el vecino país. Cómo sus padres decidieron refugiarse en Argentina en donde sufrieron dos secuestros, uno en 1975 y el definitivo en diciembre de 1977, y brindó información que da cuenta del accionar conjunto de las fuerzas militares de ambos países en el marco del Plan Cóndor, desde antes del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.
Victoria hizo su propia investigación a lo largo de los años. Fue así que accedió a documentos desclasificados de la Armada Uruguaya que dan cuenta de este accionar conjunto. “En este juicio lo que se está investigando es una muy pequeña porción de lo que significó este centro clandestino, que ya estaba interviniendo en lo que se denominó el Plan Cóndor, que no fue solamente la coordinación de las distintas dictaduras del cono sur, entre ellas la Uruguaya, la Chilena, la Argentina, sino que desde antes y bajo un gobierno constitucional como el de Isabel Perón ya lo venían haciendo”, explicó la joven.
Victoria hizo su propia investigación a lo largo de los años. Fue así que accedió a documentos desclasificados de la Armada Uruguaya que dan cuenta de este accionar conjunto. Durante su declaración le reclamó al tribunal por irregularidades patentes en este proceso.
Además le reclamó al tribunal por irregularidades patentes en este proceso: una, que su padre, Alfredo Moyano, no es caso en este juicio a pesar de haber sido secuestrado junto con su esposa y haber transitado por los mismos lugares de detención, lo que fue testimoniado por sobrevivientes. Además, que no hay ningún imputado por su apropiación por parte de un integrante de la Brigada de San Justo. Si bien Victoria nació en el Pozo de Banfield fue apropiada por el comisario Oscar Penna, quien estaba a cargo de la Brigada y la entregó a su hermano Víctor. Fue inscripta como hija propia por él y su esposa, Elena Mauriño, con la firma en la partida de nacimiento falsa de un imputado en este juicio: el policía médico Jorge Héctor Vidal.
También denunció la fragmentación de las causas. Además del relato de los sobrevivientes que dan cuenta de la coordinación entre los distintos CCD que formaban el denominado “Circuito Camps”, que testimonian haber pasado de uno a otro de una manera coordinada, también la presencia de los mismos represores en los distintos lugares. Y su propia apropiación, como la de otras dos nietas María José Lavalle Lemos y Paula Logares, es un claro ejemplo de esto.
“Es imposible que este tribunal pueda reconstruir los hechos y llegar a un mínimo de verdad y justicia, que es lo que reclamamos, si ustedes separan la Brigada de San Justo del Pozo de Banfield y del Pozo de Quilmes. Este tribunal comete el error de separar los centros clandestinos cuando funcionaban juntos. Esto solo garantiza la impunidad. La fragmentación de las causas, los pocos imputados que hay, todo perpetúa esa impunidad para ellos. Porque nosotros somos los que investigamos y seguimos luchando”, le reclamó Victoria a los jueces Nelson Jarazo, Pablo Vega y Alejandro Esmoris.
En una sala colmada de público, Victoria destacó la lucha de sus padres, de sus abuelas y de todos los compañeros a quienes se los ha tratado de negar desde el discurso oficial de Cambiemos, con su política negacionista. “Yo reivindico la lucha de los 30 mil, y cada día sabemos que fueron más. Fueron 30 mil y acá hubo un genocidio y así lo deben considerar, como algo sistemático. Yo continúo su lucha y mi hija también. Porque esos hilos de continuidad que la dictadura quiso romper entre mi abuela, mi madre, yo y mi hija, no lo lograron”, disparó la nieta.
Entre los presentes, estaba la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora Nora Cortiñas, que vino especialmente a acompañar a Victoria. Como siempre, integrantes de la asociación Ex detenidos desaparecidos, de HIJOS y de distintos organismos de Derechos Humanos. Y Victoria en el cierre de su testimonio le agradeció especialmente a dos personas muy importantes para ella. “Uno es el “Turco” Jorge Sobrado, un ex detenido sobreviviente y que está aquí acompañando y continuando la lucha. Y está acá también el “Negro” José Montes, ese obrero del Astillero Río Santiago que militó en los 70 y que sigue acá enfrentando las políticas de ajuste de hoy”
Pero antes de cerrar, volvió a interpelar al Tribunal. “Si ustedes no juzgan y garantizan la impunidad, eso tiene consecuencias. Estamos viviendo un momento muy difícil. Volvió la violencia política, con secuestros y amenazas a dirigentes de izquierda. Esto genera que un sector de gente envalentonada crea que puede poner la foto de Videla como un ícono y como alguien a quien reivindicar”, les exigió Victoria.
[SECUESTRO Y CAUTIVERIO]
María Asunción Artigas y Alfredo Moyano comenzaron su militancia en Uruguay en Resistencia Obrero Estudiantil. Producto de la persecución a toda la familia Artigas. Fueron detenidos varias veces en el Uruguay, lo que quedó registrado en Informes de Inteligencia de ese país. La familia Artigas fue perseguida sistemáticamente por el Ejército. Los hijos mayores sufrieron varias detenciones arbitrarias en las que recibían torturas y luego los liberaban para volver a secuestrarlos nuevamente.
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— El Teclado (@ElTecladoOK) 31 de julio de 2018
El 20 de diciembre de 1973 Asunción y Alfredo se casan y deciden radicarse en Argentina a fin de escapar de esa persecución, tanto es así que ella solicita a ACNUR (el organismo de Naciones Unidas) ser refugiada política. Sin embargo la persecución no cesó, debido a que ya estaba en funciones la maquinaria del Plan Cóndor. En abril de 1975 la pareja, junto con la madre de Alfredo, Enriqueta Santander de Moyano, fueron secuestrados de su casa por Fuerzas Conjuntas argentinas y uruguayas durante 4 días, llevados a la Brigada de San Justo y allí fueron interrogados y torturados, para luego ser liberados. En ese operativo fueron detenidos 16 ciudadanos uruguayos pertenecientes al MLN-Tupamaros, además de cinco integrantes del ERP. Luego a los hombres los trasladaron a la cárcel de Sierra Chica y a las mujeres a las unidades de Olmos y Devoto.
Ya en 1977 la pareja sufre su segundo secuestro y desaparición. Estaban viviendo en Berazategui cuando el 30 de diciembre una patota los secuestra de su hogar. Asunción estaba embarazada. Gracias a los testimonios de sobrevivientes que compartieron cautiverio con ellos, entre ellos Adriana Chamorro y Eduardo Otilio Corro, se pudo determinar que estuvieron en distintos momento de su detención ilegal en los centros clandestinos COTI Martínez, Brigada de San Justo, Pozo de Quilmes y Pozo de Banfield, donde Asunción da a luz a María Victoria. Norberto Liwsky mencionó a Alfredo durante su cautiverio en la Brigada y que Asunción estaba en una celda contigua.
Mientas tanto Asunción cursaba su embarazo. Esto no fue impedimento para las brutales sesiones de tortura. Según el testimonio de una sobreviviente del Pozo de Quilmes a los 4 o 5 meses fue torturada, pero como habían determinado que ese hijx que llevaba en el vientre debía nacer, luego le daban un poco de leche o de fruta.
Cuando ya estaban alojados en el Pozo de Banfield, el 15 o 16 de mayo se produce un “traslado” de personas que estaban allí detenidos, entre ellos varios ciudadanos uruguayos, y desde ese momento se pierde el rastro de Alfredo. Continúa desaparecido.
Fue visitada en reiteradas ocasiones por distintos policías médicos para chequear la gestación. Según el testimonio de Chamorro, en una oportunidad se presentó el Jefe de Guardia, un tal Britos, acompañado por un médico flaco, bajo y de barba que le aplicó unas inyecciones, le dijo que ella no se iba a ir de allí hasta que naciera su hijo.
Luego del nacimiento, que ocurrió el 25 de agosto de 1978, Victoria fue arrebatada de los brazos de Asunción por el médico que la asistió, que la envolvió en un gamulán y se la llevó. A la madre le mintieron que la dejarían en Casa Cuna, previo hacerle llenar unos formularios con antecedentes de salud de la familia. Al volver a la celda tras 8 horas, le cuenta a sus compañeros de cautiverio y describe a la beba recién nacida, para que quien lograra la libertad pudiera dar cuenta de la niña a la familia.
Asunción tenía fiebre al no poder amamantarla. Apareció un médico de ojos oscuros, pelo ondulado, tez mate y bigotes para asistirla. Adriana Chamorro lo reconoce como el mismo médico que había participado de sus sesiones de tortura en la Brigada de San Justo. Asunción estuvo en el Pozo de Banfield, por lo menos hasta el 12 de octubre de 1978, momento en que Chamorro y Corro son trasladados. A partir de ahí no se sabe nada de su destino.
[LAS APROPIACIONES]
La partida de nacimiento de Victoria está firmada como médico interviniente por el imputado Vidal. Allí figura como domicilio del parto una casa de la calle Charcas al 2700 de Lomas del Mirador, que pertenece a un agente de la Brigada de San Justo, Carlos Ferreyra. Victoria fue apropiada por el Jefe de la Brigada de San Justo, Oscar Penna, que la entregó a su hermano y su cuñada.
Paula Logares tenía 23 meses cuando fue secuestrada junto a sus padres Mónica Grinspon y Ernesto Claudio Logares, en Uruguay. Su partida de nacimiento falsa también está firmada por el policía médico Vidal y figura el mismo domicilio de Ferreyra. Paula fue inscripta un mes antes que Victoria. Paula fue apropiada por el subcomisario de la Brigada, Rubén Lavallen y su esposa, Raquel Leiro.
Carlos Ferreyra estaba en funciones en la Brigada de San Justo ese año, pero no está imputado en este juicio.
María José Lavalle Lemos nació alrededor el 2 de septiembre de 1977 en el Pozo de Banfield y fue apropiada por la sargento de la policía Teresa Isabel González, que prestaba funciones en la Brigada de San Justo, junto a su esposo, Nelson Rubén. El parto de Mónica lo llevó adelante el médico de la policía Jorge Héctor Vidal.
Los nacimientos y apropiaciones de las tres jóvenes refuerzan la coordinación existente entre los centros clandestinos y los represores que actuaban.
A la asociación Abuelas de Plaza de Mayo llegaron denuncias que indicaban que el hermano de un comisario de apellido Penna tenía una niña inscripta como hija propia con una partida de nacimiento falsa. Se iniciaron las acciones judiciales correspondientes y en enero de 1988 los resultados de los análisis realizados en el BNDG confirmaron la identidad de la niña que fue restituida a su familia biológica.
"Mi vida fue difícil. La recuperación de la identidad es algo fundamental pero también te das cuenta de que toda la vida te mintieron y que esas personas que te criaron fueron los responsables del asesinato de tus padres".
“Mi vida fue difícil. La recuperación de la identidad es algo fundamental pero también te das cuenta de que toda la vida te mintieron y que esas personas que te criaron fueron los responsables del asesinato de tus padres. Al mismo tiempo comenzar a entender las dimensiones históricas y políticas, no solo a nivel personal o familiar. Tuve que generar lazos afectivos con mi familia biológica. Cuando lo logré, sentí mucho orgullo de que mis abuelas y abuelos nunca dejaron de buscarme desde que supieron de mi nacimiento. El no sentirse abandonada como me habían dicho y saber que me habían buscado fue una manera de ir sanando un poco de esas heridas”, relató Victoria sobre su vida después de conocer su verdadera identidad.
Sin embargo se lamentó ya que al día de hoy nada saben del destino de sus padres, quienes continúan desaparecidos. “Ellas pudieron encontrarme a mi, pero no a sus hijos. Y una cosa no sustituye la otra”.
[MAS TESTIGOS, MENOS REPRESORES]
En la continuidad de la audiencia brindaron testimonio Néstor Barberán y su padre, Roberto Atilio Barberán, que viajaron especialmente desde Misiones. Néstor tenía 11 años al momento del secuestro de su padre y dio cuenta de los momentos difíciles que tuvo que afrontar su madre y sus hermanos en la búsqueda de su padre y salir adelante solos durante todo ese tiempo. Por su parte, Roberto alcanzó a brindar algunos detalles de su detención y cautiverio, pero se encontraba muy conmovido y se descompuso durante su declaración, la que fue suspendida por cuestiones de salud.
Roberto, que hoy tiene 72 años, vivía con su familia en el Complejo de viviendas de Crovara y Camino de Cintura, en La Matanza y formaba parte de la Junta Vecinal del Complejo Habitacional n° 17, en la quera delegado de su sector. Tal como lo relató Norberto Liwski en la audiencia pasada, todo ese grupo fue secuestrado a partir de 26 de marzo de 1978 luego de la misa que se hiciera en la Catedral de San Justo para pedir por la liberación de Cirila Benítez, que estaba detenida como presa política desde hacía dos años.
En la noche del 26 al 27 de marzo, cuando regresaba a su casa tras el oficio religioso secuestran a Barberán y lo llevan a la Brigada de San Justo, donde sufrió torturas permanentes y permaneció secuestrado hasta octubre de ese año, para luego ser trasladado a la Comisaría de general Rodríguez y de allí fue blanqueado, quedó a disposición del PEN y alojado en unidades penitenciarias hasta su liberación en marzo de 1980.
El tribunal suspendió su declaración, que será retomada en audiencias posteriores pero ya por video conferencia desde Misiones. Mientras tanto, los represores siguen sin aparecer. No solo fueron autorizados a no concurrir a la sala de audiencias en La Plata debido a la edad, estado de salud y distancia en la que viven, sino que ya ni siquiera concurren a los tribunales más cercanos para seguir el debate de manera remota. En esta oportunidad, solo estaba presente el imputado Rubén Alfredo Boan desde los tribunales federales en Comodoro Py. Del resto no hay noticias. Sin embargo los testigos se desplazan de muy lejanos lugares para dar testimonio, tal el caso de Barberán. “Solo las víctimas ponen el cuerpo en este proceso”, se quejó una de las abogadas querellantes. Guadalupe Godoy. [El Teclado]