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EL TECLADO | Especiales  Miercoles 10 de Mayo del 2017 - 20:58 hs.                4961
  Especiales   10.05.2017 - 20:58   
Entrevista
Ricardo Ragendorfer: "Actualmente, la policía bonaerense es más que nunca un Estado dentro de otro Estado"
"Detrás de todo gran policía corrupto hay siempre un gran político", escribía en 1997 el autor de La Bonaerense: historia criminal de la policía de la provincia de Buenos Aires. El histórico periodista de policiales habló con El Teclado tras el dudoso pase a retiro del jefe de la policía Bonaerense, Pablo Bressi.
Ricardo Ragendorfer: "Actualmente, la policía bonaerense es más que nunca un Estado dentro de otro Estado"

En una carta donde agradecía a la gobernadora María Eugenia Vidal por haberlo honrado y confiado por el cargo -que ejerció "con responsabilidad y honor"-, Pablo Bressi daba fin a su breve estadía como jefe máximo de la Bonaerense. 

Aludiendo a motivos "estrictamente personales y profesionales", el ex superintendente de Seguridad de Mar del Plata abandonó su cargo en medio del escándalo por coimas donde terminó apresado el comisario Alberto Miranda con las manos en la masa: 180 mil pesos recaudados de forma ilegal.

Ricardo Ragendorfer investigó y escribió sobre la mayor fuerza policial de país. Si algo queda claro después de leer sus libros es que aunque las cúpulas vayan cambiando, el accionar corrupto y los escándalos judiciales de la Bonaerense permanecen. En este diálogo, el periodista indaga en la historia del saliente Pablo Bressi, las pujas policiales y las medidas –“de maquillaje”- que implementó la gobernadora Vidal.

* ¿Qué resta decir sobre el ahora ex jefe de la Bonaerense?

Por empezar, que Bressi haya testificado como jefe de la policía significa ni más ni nada menos que la continuidad de la anterior gestión, encabezada por Hugo Matzkin. La llegada de María Eugenia Vidal a la Gobernación, supongo, fue tan sorpresiva para ella que no tenía debidamente delineada su política hacia la policía bonaerense.

En consecuencia apeló -y esto nunca mejor dicho- a la herencia recibida. O sea, dejó intacta la estructura ministerial y policial heredada de Alejandro Granados, con la única diferencia de que desplazó por razones jubilatorias a Matzkin y puso a Bressi, que es un empleado de Matzkin.

Eso, de algún modo, generó encono dentro del comisariato en los sectores enfrentados a Matzkin que tenían cifrado en el cambio de gobierno ciertas ilusiones de poder. Se generó una interna policial bastante grande que salpicó a las autoridades políticas, a través de situaciones bastante concretas: una oleada de secuestros extorsivos, el asalto a la casa del intendente Julio Garro, el asalto al jefe de Gabinete bonaerense Federico Salvai, el secuestro extorsivo del fiscal General de Lomas de Zamora Sebastián Scalera, etcétera.

En definitiva ese era el escenario político del asunto. Por otra parte, la tan mentada "lucha contra la corrupción policial" del actual gobierno se redujo a una serie de medidas de maquillaje, pero dejó incólume el sentido de la corporación policial, que es autofinanciarse a través de la recaudación ilegal y a través de esa autofinanciación, autogobernarse. Actualmente, la policía bonaerense es más que nunca un Estado dentro de otro Estado. 

* ¿Cómo evalúa en ese contexto la "causa Sobres" de La Plata?

La causa de los sobres es una de las operaciones efectuadas por los sector s adversos a Bressi para enlodar su buen nombre y su honor, puesto que la jefatura Departamental La Plata, hasta hacía pocos años, estaba encabezada por el comisario Alberto Domsky, quien pasó a integrar el Estado mayor de Bressi. Desde luego se trata de 36 sobres con 150 mil pesos, o sea, nada. Nada. Y además en un mundo donde los sobres con dinero son como la muzarella en las pizzerías. Eso da cuenta del carácter operatorio de esa causa judicial.

Por otra parte esa causa tomó caminos absolutamente trágicos, puesto que murió uno de los policías procesados, Federico Jurado, al ser trasladado a la cárcel. Un hecho que aún no está esclarecido, que la Justicia da por "muerte natural" cuando en realidad esa muerte natural consistió, nada más ni nada menos, en que el hombre se tragó su almohada. 

En ese sentido, si bien la detención de los nueve comisarios por el tema de los sobres era una operación de los sectores adversos a Bressi, la necesidad de que éstos permanecieran en silencio era un imperativo de Bressi. En esas circunstancias se produjo la muerte de este hombre.

* Declaraciones juradas y exámenes toxicológicos. Pareciera que el gobierno de Vidal llegó para ponerle un coto al desbando policial. ¿Cuánto hay de diferente entre la policía de los 90' y la actual?

Absolutamente nada. Todas las medidas son efectistas, tienden a maquillar el asunto. Los exámenes toxicológicos a los policías son una tontería, porque en una corporación que gerencia el tráfico de drogas en la provincia de Buenos Aires pedir exámenes toxicológicos es una falta de respeto a la inteligencia humana

Eso por un lado, y por otra parte en el aspecto de fondo no se diferencia en nada con el pacto que hizo Duhalde con la policía, o el que hicieron casi todos los gobernadores que lo sucedieron. Menos, tal vez, durante la gestión de León Arslanián como ministro.  El pacto consiste en demagogia punitiva a cambio de vista gorda con los negocios policiales. 

* ¿Qué puede esperarse de Fabián Perroni, el segundo de Bressi que quedó a cargo de la jefatura? ¿El desplazamiento tuvo que ver con las denuncias de Elisa Carrió?

Tiene que ver con la mala imagen que cosechó Bressi desde antes de asumir la gestión. Porque fue un hombre absolutamente cuestionado, en ese sentido la diputada Carrió no inventó nada. Y su su sucesor, el comisario Perroni, estaba en la banda de Bressi y también tiene bastantes máculas en su prontuario. 

Por ejemplo una causa por torturas de fines de los '90, junto con el  comisario Walter Abrigo, uno de los condenados por el secuestro, el asesinato y la desaparición de Miguel Bru. Imaginate de quiénes estamos hablando. En ese sentido, en una corporación -no podemos hablar sino de una corporación- tan vidriosa como la policía bonaerense, es difícil realmente solucionar este asunto nombrando un jefe impoluto. 

O sea, no hay jefes impolutos porque es una estructura donde la corrupción es sistemática y la recaudación ilegal significa la supervivencia de esa fuerza. Lo que hay que acabar es el sistema, no poner un Santo a la cabeza. Pero evidentemente, me parece, combatir el autogobierno policial -que es el eje de este tema- no está en la mira de la señora Vidal.

* Precisamente, Vidal se la pasa diciendo que sus medidas no son "una purga" sino una política de Seguridad. Si eso no es así,  ¿qué resta hacer para desarmar la "maldita policía"?

Sinceramente, pienso que no existiría una policía como la que hay -no sólo en la provincia de Buenos Aires sino en todo el país- si no existiera el poder político y judicial que existe actualmente. En Buenos Aires, por ejemplo, en vez de ser la policía un auxiliar de la Justicia, es el poder judicial un auxiliar de la policía.

En ese sentido, el dinero que recauda la policía bonaerense no solamente sirve para engrosar los bolsillos de los comisarios, sino para financiar parte de los gastos operativos de la fuerza y llenar también los bolsillos del poder político y judicial. Es un problema político, judicial, y en tercer lugar policial.

¿Qué tendría que hacer Vidal con eso? Desprenderse del grueso de su estructura política. Porque su estructura política, y sobre todo aquella abocada al tema de la Seguridad y lo penitenciario, también es parte del problema. [ET]