[JUDICIALES] CRIMEN DE CRISTIAN PÉREZ

“Al despacho de Morán venían policías con sobres de dinero”, dijo la abuela del joven muerto en 2002 en City Bell

Martes, 30 de Octubre del 2018 - 22:00 hs.

En la primera audiencia del juicio contra cuatro policías acusados del homicidio de Cristian Pérez, y tres de su encubrimiento, declararon familiares del joven de 18 años que, según la acusación fiscal, fue colocado en las vías del tren Roca en estado de inconciencia, a fin de ocultar la golpiza que habría recibido en el interior de la Comisaría Décima de City Bell el 14 de octubre de 2002.

 

En el proceso que lleva adelante el Tribunal Oral Criminal N° 2 de La Plata, integrado por los jueces Silvia Hoerr, Liliana Torrisi y Claudio Bernard, y que cuenta con la acusación de la fiscal Victoria Huergo y de las abogadas del CIAJ, Sofía Caravelos, Analía Carrillo y Ariel Rodríguez, como querellantes en representación de la familia del joven asesinado, están imputados siete policías. Cuatro de ellos por el homicidio doblemente agravado: David Alejandro Koenig –llega al juicio en libertad-, Juan Alejandro Pavela, Rubén Eduardo Lago (ambos detenidos) y Juan Marcos Condoleo (con beneficio de prisión domiciliaria). Y otros tres efectivos por el encubrimiento agravado: Pedro Oscar Djurasek –exonerado de la fuerza por torturas en una comisaría de Lomas de Zamora-, Jorge Alberto Luna y Miguel Ángel Álvarez.

 

[Abogados defensores e imputados en el arranque del juicio. Foto: El Teclado]

 

Uno de los relatos más impactantes fue el de la abuela de Cristian, Heidel Cejrowska, quien además de dar detalles de los primeros momentos tras la muerte de su nieto, contó las cosas que tuvo que ver y vivir en todos estos años de investigación para obtener justicia. El peor período fue cuando la instrucción estuvo a cargo del ex fiscal Tomás Morán, actualmente detenido con acusado de encubrimiento y concusión en una causa que lleva adelante la fiscal Eugenia Di Lorenzo. La mujer contó que iba dos días por semana a la fiscalía n° 2 a fin de anoticiarse de los avances en la investigación y de aportar información que ella misma iba recolectando.

 

En una oportunidad le pidió a Morán que se efectuara el estudio de ADN de los cabellos que quedaron en el puño cerrado del joven, ya que todo hacía suponer que se había defendido del ataque y el análisis podía dar con el patrón genético de sus agresores. Eran cabellos oscuros, bien distintos de su rubia cabellera. La abuela le ofreció al instructor, entonces, pagar ella misma el procedimiento, ante lo que el fiscal se negó aduciendo que “dejara las cosas como estaban porque no hay suficientes pruebas”. Además relató que el fiscal que dijo “si no tenés pruebas, no vas a conseguir nada. Son policías, quien les toca el culo”. Cabe aclarar que cuando se produjo el cambio de fiscalía, ya no fue posible llevar adelante la pericia debido a que se habían perdido los bulbos capilares que son los necesarios para hacer el cotejo.

 

Pero además, contó que en sus reiteradas visitas a la fiscalía, observó como concurrían con asiduidad policías que, incluso frente a ella, le entregaban sobres a Morán. “Un día se le cayó un sobre al piso, se abrió y era dinero. El fiscal lo levantó, lo puso en un cajón y a otra cosa”, dijo la abuela, que fue testigo directa de la operación. Dejó entrever que el no avance de la causa estaba relacionado con esta situación.

 

 

También relató cómo se enteró del trágico suceso y de las informaciones que le aportaban testigos. De esta manera tomó contacto con un joven que le relató que esa mañana, junto a un amigo, vieron en la zona donde apareció el cuerpo de Cristian, en calle 459 y kilómetro 41 de la localidad de City Bell, dos patrulleros detenidos antes de que pasara el tren. A este joven, de apellido Tonelli, Heidel lo conocía ya que trabajaba repartiendo pizzas en la zona y vive cerca del lugar del deceso. Esa madrugada los jóvenes pudieron ver los vehículos policiales y luego acercarse al lugar a ver que pasaba. Asimismo, describió un encuentro, el día del velorio de su nieto, con una mujer que había ido a visitar a su esposo que estaba detenido en la Comisaría Décima. Ella le dijo “me dijo mi marido que les avise que Cristian no se suicidó. A Cristian lo mataron” y que al joven “lo habían golpeado allí”.

 

[A Cristian Pérez le decían "El Rusito y tenía 18 años. Foto: Familia Pérez]

 

Por otra parte mencionó que Cristian le había contado que en más de una oportunidad había hecho unas changas para policías de esa seccional trasladando objetos que había en la dependencia hacia unas quintas que estaban a nombre del comisario Gómez. Posteriormente la mujer se enteró que fueron allanadas por personal de la DDI y que allí se incautaron bienes que habían sido robados. “Los policías reclutaban pibes para que hagan trabajitos fáciles. Chanchullos de los policías, robos. Cristian me contaba todo. Como Cristian no quiso entrar en esa transa, porque sabía lo que hacían, había que borrarlo. Cristian sabía demasiado”, denunció la mujer.

 

Además refirió que a uno de los policías imputados, Juan Alejandro Pavela, lo conoce desde siempre ya que son de la misma zona de City Bell. “Lo conozco desde que estaba en la panza de su madre”, dijo Heidel y agregó que era él quien le hacía la custodia de la casa del primer fiscal de la causa, Leandro Heredia (que fue destituido hace pocos días en un Jury por cometer irregularidades en al menos cincuenta causas judiciales). Esto fue ratificado en el testimonio que brindó la tía de Cristian, María Beatriz Pérez, que contó que en su calidad de policía le tocó prestar servicio de custodia del ex fiscal y que en una oportunidad fue relevada en esa función por Pavela.

 

La tía de Cristian contó que cuando un compañero de la fuerza le avisó telefónicamente a las 8.30 de la mañana de ese día del fallecimiento de su sobrino. Cuando ella llegó a la comisaría de City Bell, advirtió que había mucho “revuelo”. Todos sostenían que había sido un suicidio en las vías del tren, tal como le habían avisado inmediatamente a la familia, antes de que llegara la policía científica y certificara la identidad del joven que aún permanecía debajo de la formación.

 

Al volver a la seccional a media mañana pudo ver al imputado Pavela venir desde la zona de los calabozos, desaliñado, mojado y con la camisa desprendida. Además, mencionó que vio al oficial David Alejandro Koenig que le dijo “se suicidó” y que como oficial instructor así había caratulado la causa, y cuando le fue a pedir explicaciones al Comisario Gomez, contó: “me echó del despacho, me dijo que me retire si no quería que me hiciera un sumario”.

 

[Acusadores: Fiscal Victoria Huergo, y abogados del CIAJ, Sofía Caravelos y Ariel Rodríguez. Foto: El Teclado]

 

Quien también prestó declaración fue Susana Mabel Córdoba, la mamá de Cristian. Relató el momento en que Cristian llegó a las 22 hs del día anterior conmocionado y llorando porque había atropellado a dos ciclistas que, según él, se le habían cruzado frente a su auto Ford Falcon, y creía que estaban muertos. Mientras la madre trataba de calmarlo, y luego de dar aviso a su padre, llegaron efectivos de la comisaría a buscarlo. Cristian se asustó y se escapó por la parte de atrás de la casa. Los policías lo persiguieron y ya no supo nada más de él hasta la mañana siguiente a las 8.30 cuando otros efectivos fueron hasta su casa a darle la noticia. “Hubo un accidente ferroviario. Su hijo se suicidó. Está muerto”, contó que le comunicaron.

 

Además, denunció que este año le tocó vivir dos episodios en los que le balearon la casa. Uno fue el 23 de mayo y el otro en agosto. La mujer relacionó los ataques con el inminente inicio de este proceso de juicio oral.

 

Cristian tenía 18 años y era muy rubio, por lo que le decían “El Rusito”. La noche anterior protagonizó un accidente de tránsito, en el que con su Ford Falcon embistió a dos ciclistas, Lucas Pavela y Andrés Vera Castro, y asustado huyó hacia su casa. La policía lo fue a buscar pero el joven escapó. Los vecinos identificaron al Rusito como el conductor, lo trataron de linchar y lo encontraron y llevaron a la Comisaría Décima donde trabajaba el hermano de uno de los jóvenes atropellados. El oficial Juan Alejandro Pavela.

 

A las 4 de la madrugada ingresó Cristian a la seccional. Alrededor de las 5:50 fue trasladado al asiento del Cuerpo Médico en 38 entre 7 y 8 y examinado. Allí se labró un acta y se dejó constancia de que poseía lesiones “leves”. Luego de ese examen, Cristian fue conducido nuevamente a la dependencia policial. Según la policía a las 6:20 de la mañana lo habrían liberado y a las 8:10 fue encontrado muerto en las vías del ferrocarril, tras ser embestido por la formación que no pudo detener su marcha a tiempo. La policía dijo que fue un suicidio. La familia y la acusación sostiene que el oficial Pavela, con la ayuda de sus compañeros, le dio una brutal paliza que lo dejó inconciente y en ese estado fue depositado en las vías para que fuese embestido por el tren y ocultar el delito anterior. Lo que pasó dentro de la dependencia policial y el trágico desenlace es lo que se deberá develar en el transcurso del juicio.

 

Las audiencias se retomarán el próximo miércoles a las 10 hs, en la sala “A” de la planta baja del edificio de tribunales de 8 entre 56 y 57. [El Teclado]