Recta final en el juicio a siete policías por el homicidio de Cristian Pérez en 2002 en City Bell
El juicio oral que se le sigue a siete policías acusados del homicidio y encubrimiento de Cristian Pérez, el joven de 17 años que apareció muerto en las vías del tren Roca el 14 de octubre de 2002 en la localidad de City Bell, entra en su etapa final de producción de prueba y ya hay fecha para los alegatos de las partes.
En la mañana de hoy se realizó una inspección ocular del lugar donde el joven fue atropellado por la formación ferroviaria. Estuvieron presentes los jueces a cargo del Tribunal Oral Criminal N° 2 de La Plata, Silvia Hoerr, Liliana Torrisi y Claudio Bernard, las partes acusadoras y defensoras, la familia del joven y un testigo, el empleado ferroviario, Adalberto Enrique Morey.
[Los jueces Bernard, Torrisi y Hoerr en el lugar del accidente. Foto: El Teclado]
La diligencia no brindó demasiados frutos ya que en estos años ha cambiado radicalmente la topografía del lugar. En aquella época la zona era más descampada, con pocas viviendas y las vías más bajas. Además, tras la obra de electrificación de la línea ferroviaria, se produjo una modificación en la marcación del kilometraje lo que atentó contra la posibilidad de ubicación real del testigo en el lugar. No obstante, permitió tener una dimensión real del entorno.
Están imputados cuatro efectivos por el homicidio doblemente agravado: David Alejandro Koenig, Juan Alejandro Pavela, Rubén Eduardo Lago y Juan Marcos Condoleo. Y otros tres por el encubrimiento agravado: Pedro Oscar Djurasek, Jorge Alberto Luna y Miguel Ángel Álvarez
Recordemos que la acusación sostiene que entre las 6 y las 8 horas del día 14 de octubre del año 2002, Cristian Pérez se encontraba detenido en la Comisaría Décima de City Bell y habría recibido golpes de al menos cuatro efectivos de esa seccional que le provocaron gravísimas lesiones hasta dejarlo inconsciente. Continúa sosteniendo que en ese estado fue trasladado a bordo de un móvil policial a las vías del tren a la altura de la calle 459 y kilómetro 41, a fin de darle muerte y ocultar las lesiones causadas en custodia, momentos antes de que pasara la formación ferroviaria, que lo atropelló y le produjo la muerte, instalando la hipótesis del suicidio.
El proceso que intenta desentrañar lo sucedido tiene varias dificultades, entre ellas dos principales. Una, el paso del tiempo. Transcurrieron 16 años desde los hechos hasta este juicio, lo que atenta con la posibilidad de contar con recuerdos certeros de lo acontecido e parte de los testigos. Y la otra, que los siete acusados son – o fueron- policías de la provincia de Buenos Aires.
[La familia de Cristian Pérez y el testigo dando detalles del lugar. Foto: El Teclado]
En este contexto, se ha advertido en el debate que muchos testigos dijeron “no recordar” justamente los detalles que podrían implicar directamente a los procesados. Por un lado, muchos de los convocados son colegas de la fuerza. Y por otro, porque son vecinos y deben convivir a diario con ellos en el mismo barrio. Y también, efectivamente la distancia temporal con los hechos, que atenta contra los recuerdos.
Hasta ahora, la prueba ha sido oscilatoria a los intereses de ambas partes. Entre otras, las siguientes. Por un lado, el maquinista del la formación Sergio Movilio y su ayudante Claudio Barjacoba, dieron cuenta de que al advertir el cuerpo sobre la vía, estaba inmóvil, sin reacción, algo que es inusual según su experiencia, en casos de personas que pretenden terminar con su vida en las vías, lo que reforzaría la hipótesis de que Cristian estaba inconsciente al momento del paso del tren.
Este detalle fue retomado por la perito Virginia Creimer, quien lo tuvo en cuenta al momento de hacer la revisión de la causa. Además la médica hizo un análisis diferente de las lesiones consignadas por Carlos Omar Simondi, el médico de la policía que efectuó la autopsia, y sostuvo que las lesiones que aparecen en la víctima configurarían violencia institucional, ya que ocurrieron bajo la custodia del Estado mientras Cristian estaba detenido en la comisaría. Además, sostuvo que el cabello que quedó en la mano cerrada de Cristian era de otra persona, y que el motivo por el cual la mano quedó en esa posición podría haber sido producida por un golpe fuerte y traumático en la cabeza a nivel encefálico, sin ser concluyente.
Además, varios testigos dijeron que al momento de llegar al lugar, el cuerpo de la víctima se encontraba debajo de un vagón, y que no fue hasta que se retiró la formación y quedó al descubierto, que se pudo identificar, lo que sucedió un par de horas después de la atricción. Esto robustece la idea de que los policías implicados montaron una escena de supuesto “suicidio”, que fue comunicado a la familia del joven pocos minutos después del deceso, cuando no había posibilidad de saber quien era la persona arrollada por el tren.
[El lugar donde quedó el cuerop de la víctima, Cristian Pérez. Foto: El Teclado]
Por otra parte, la declaración de la testigo de identidad reservada fue seriamente cuestionada por las defensas al resultar endeble. Según la mujer, esa mañana vió como de un patrullero de la comisaría décima tres efectivos bajaron un bulto y lo depositaron sobre la vida un rato antes de que pasara el tren. Según trascendió, su declaración dejó más dudas que certezas y fue puesta en cuestión.
Además, Marcelo Daniel Corvalán, un policía del Gabinete de Prevención que fue convocado por el comisario de la dependencia, relató que dio con un empelado ferroviario “tornillero” que habría declarado que cumpliendo esa mañana con su tarea, se cruzó con el joven que caminaba por las vías, llorando, minutos antes del paso del convoy. Y que luego, lo reconoció una vez producido el accidente. Este hombre no fue llamado a declarar en debate oral, ya que durante la instrucción fue procesado por falso testimonio en relación a sus dichos.
Además, el médico autopsiante Simondi declaró que las lesiones que él detectó en el cuerpo de la víctima fueron producidas por el choque, lo que fue puesto en cuestión por Creimer. Y varios policías que cumplieron funciones en la dependencia declararon no recordar lo sucedido, y lo cierto es que ningún testigo pudo dar cuenta de que Cristian fue golpeado esa noche.
Hasta ahora, el juicio es una incógnita. Hay prueba de cada lado ara sostener las hipótesis contrapuestas, lo que requerirá un sesudo trabajo de revisión e interpretación de parte del tribunal. Los alegatos se programaron para lunes, martes y miércoles de la semana próxima. [El Teclado]