ENTREVISTA | PARTE 1

La mirada de Agustina Ayllón sobre el año de la mujer: Desafíos, avances y cuestiones pendientes

Jueves, 27 de Diciembre del 2018 - 15:39 hs.

Agustina Ayllón es la presidenta del Instituto Provincial de Género y Diversidad Sexual, organismo que se encuentra dentro de la secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires. Recibió a ElTeclado.com.ar en su despacho para charlar durante más de una hora haciendo un balance de su primer año de gestión, temas de actualidad como el aborto y la ley de educación sexual integral y el fallo judicial en la causa de Lucía Pérez, siempre con su impronta personal.

La nota comenzó puntualmente a la hora pactada, donde nos recibió con una sonrisa y se puso a preparar el mate. ¿De todo eso me vas a preguntar?, se ríe, un tanto nerviosa, al ver nuestros apuntes, pero luego la charla transcurrió amable y cálidamente. De cada uno de los temas de los que charlamos, Ayllón respondía con pasión, dejando a la vista el involucramiento con la temática de género y su compromiso en tratar de modificar las cosas, en la medida de sus posibilidades.
 

De formación en Derecho -es abogada recibida en la UBA-, y con un paso por el modelaje, Ayllón tiene experiencia en trabajo social. Desde su Fundación Infancia, una ONG dedicada a la promoción de los derechos de los niños y contra la violencia de género, desde 2003 viene abordando esos temas de manera asistencial. Y a pesar que su ingreso en la política se dio allá en las elecciones de 2013 en las que fue candidata a diputada provincial por el partido Unión por la Libertad y el Trabajo que formó su ex marido, Francisco De Narváez, ésta es su primera experiencia en la gestión pública.
 

Ayllón fue designada en diciembre de 2017 en el área de género para reemplazar a Daniela Reich, que ganó una banca como senadora provincial. Al llegar -contó- en el Instituto se encontraron con un gran equipo de profesionales que venían de gestiones anteriores y que poseían especialización en género. La idea fue el seguimiento, profundización y la ampliación de las políticas planteadas por su antecesora.


“Mi vocación siempre fue trabajar en lo público. Muchas personas que trabajamos en organizaciones sociales y vemos lo que no funciona, muchas veces nos preguntamos: ¿qué hay del otro lado?. Me ha ayudado muchísimo haber venido de una organización social para ver la complejidad, pero cuando se pasa a la gestión se entiende que los tiempos son distintos a los que uno esperaría. Hay que hacer todo lo posible para cumplir con los tiempos o acelerarlos, pero a veces no dependen de uno”, arranca, y agrega que “es el lugar donde uno puede pensar cómo mejorar la calidad de vida de muchas otras personas. En la organización en uno a uno, y acá es pensar políticas que cambien esa situación. Es todo un desafío”.

En este sentido, destaca que su área “es más técnica que política”, que se trabaja en articulación con otros estamentos del Estado. “Somos un área que estamos en todos lados porque estamos en lo laboral, en economía, infraestructura, y poder trabajar transversalmente hace que tengas una mirada y un apoyo en situaciones muy complejas donde se piensa en un lugar de co-responsabilidad”.

[EL TRABAJO CON LOS MUNICIPIOS]

Según detalla, el sostén principal para poder desarrollar los programas, es la permanente y cercana tarea con los Municipios, que son los que dan la asistencia directa en territorio y, acota, “el desafío en género es que la política no entra. Yo voy mucho a hablar con los responsables en cada uno de ellos. Este ida y vuelta ha permitido que se trabaje con todas las áreas y con todos los municipios deforma articulada y permanente, de consultas, casos particulares. Pensar esta problemática en forma coordinada además de que me parece que es la forma de trabajo, es la que encontré”.
 

Sin embargo, refiere que aunque las realidades de las intendencias bonaerenses son distintas, la problemática de género los atraviesa a todos. “No hay un solo municipio, hasta el más chico al que hayamos ido, o con menor población, que no te digan que el problema de género es algo que está instalado allí. Pueden decirte “acá no roban, podes dejar la llave del auto, o la puerta abierta”, pero el tema de género está”, comenta Agustina, y a continuación detalla que “en los distritos grandes si bien tienen más población y a veces situaciones de más violencia, también hay más canales de acceso. Tenés el hospital, la comisaría, un área de género. En el interior pasan dos cosas: una, las distancias y otra, el tema del conocimiento entre sí. En el interior se hacen más difíciles las denuncias porque las mujeres están en un ámbito donde son conocidas y muchas veces les da vergüenza denunciar”.

[LA PLANIFICACIÓN DE LOS PROGRAMAS]

Para planificar los programas, el Instituto genera estadísticas propias que surgen de los llamados a la línea gratuita 144, que las cruzan con los datos que les aportan desde las Comisarías de la Mujer, de Procuración, de Ministerio de Salud y de la Corte Suprema de buenos Aires. Con todo ello se conforma el Registro Único de Casos, que el Instituto es el organismo de aplicación. A través del RUC se hacen seguimientos de las víctimas a través de su DNI.

“Esto permite hacer un mapa y saber el recorrido de una mujer en relación a situaciones de violencia, las denuncias en comisarías, sus ingresos a hospitales, las situaciones expresadas por los chicos en las escuelas, etc”.


[Ayllón comenzó su labor en el Instituto hace un año. Anteriormente presidía la fundación Infancias]

El Instituto cuenta con un Fondo de Emergencia para asistencia inmediata a víctimas de violencia en situaciones de emergencia. Es un monto de 7500 pesos que le llegan a la víctima, a través del municipio, para distintas situaciones que se debe resolver rápidamente, por ejemplo: la mujer se va de la casa y no tiene ropa, le faltan medicamentos, el violento le rompió la puerta y hay que arreglarla. Eso es inmediato. Se deposita al municipio para que de respuesta urgente.

Además, se trabaja con Hogares de protección. En la red de hogares de provincia hay 42, dos son provinciales: uno es el de Ensenada y el otro el de Moreno. Y el resto son municipales con los que se trabajan en la estandarización de protocolos de asistencia, se hacen encuentros, establecen coordinación para alojar mujeres en otros municipio distintos de donde vive el violento, etc.
 

El Instituto cuenta con un Fondo de Emergencia para asistencia inmediata a víctimas de violencia en situaciones de emergencia. Es un monto de 7500 pesos que le llegan a la víctima, a través del municipio, para distintas situaciones que se debe resolver rápidamente.

 

“Debe haber mayor conciencia social respecto a estos lugares. Además, la mujer viene de una situación de alto riesgo, de procesos muy largos y seguramente ha estado aislada, porque se le terminan las relaciones con la familia, con los amigos, el no salgas a trabajar, quédate en casa que les imponen los violentos, ¿y vamos a poner a una mujer donde tampoco pueda salir, donde no tenga vida social, donde después salga y tenga que socializar? Ese proceso debe empezar a darse desde el hogar”, explica Ayllón.

“Antes se les llamaba refugios, pero nosotros lo conceptualizamos de otra manera y les decimos hogares de protección. No es solo un cambio de palabra, sino que antes había una idea de que el refugio era un lugar escondido, donde nadie tenía que saber dónde estaba y la mujer quedaba aislada. Y la mirada es otra hoy, por lo menos desde nosotros. La mujer necesita protección y por eso es un hogar de protección”, conceptualiza Ayllón y agrega que trabajan para que los vecinos del barrio donde está emplazado el hogar se involucren. Saber que está allí, y advertir cualquier situación anómala en torno a él es otra manera de cuidarlas.
 


En los hogares de protección se dan capacitaciones para fortalecerla y darle herramientas, espacios para que las mujeres puedan repensar su proyecto de vida, lo que quisieran hacer. “El tiempo que están allí es variable, es hasta que estén listas. Lo usual son dos o tres meses, pero nadie puede determinar cuánto tiempo es hasta que estén listas y cuando pueden resolver como sostenerse”.

[DIVERSIDAD SEXUAL]

En relación a la diversidad sexual, hay un área dentro del Instituto que trabaja en el acompañamiento a personas en transición, en lo relativo a identidad ante el registro de las personas y lo atinente a cuestiones de salud en coordinación con el Ministerio de Salud. “El tema del cupo laboral trans, la reglamentación es una deuda pendiente. Se sigue trabajando para su plena implementación. Hay municipios en los que se está implementando, como Tandil o Bahía Blanca. Lo que estamos trabajando muy fuerte es el tema de una encuesta para conocer la población, no hay un relevamiento. Mayormente se hace asesoramiento legal con un equipo de abogados”, expresó Ayllón.

[GÉNERO Y CAPACITACIÓN]

Un eje fundamental que destacó en relación al tratamiento y abordaje de las violencias hacia las mujeres tiene que ver con la falta de perspectiva de género en las distintas dependencias que deben dar soluciones a la problemática. “Nosotros tenemos capacitaciones desde el Instituto a los distintos estamentos de la administración pública. Con la justicia vemos una apertura mucho mayor, nos sentamos constantemente con jueces y fiscales a hablar de estos temas. Instalar la perspectiva de género es un proceso, pero sobre todo en el poder judicial define cuestiones de vida. En la policía y en Servicio Penitenciario también, con ellos tenemos capacitaciones todo el tiempo”, explicó Ayllón y destacó la importancia de la reciente sanción a nivel nacional de la llamada Ley Micaela, que establece la creación del Programa Nacional Permanente de Capacitación Institucional en Género y Violencia contra las Mujeres con el objetivo de “capacitar y sensibilizar” a todos los funcionarios públicos, que integran los diferentes niveles del Estado.


[Ayllón tiene en su oficina a la muñeca Elma, realizada por una mujer que aprendió a coser mientras cumplía su condena en la cárcel]

Ayllón además destacó el trabajo que se está haciendo a fin de dar tratamiento a los varones violentos para construir nuevas masculinidades. Se trata de un dispositivo que se ejecuta a nivel municipal, con capacitaciones en encuentros grupales, muchas veces como parte de una medida judicial. “Muchas veces los hombres no entienden qué hicieron mal. Poner en palabras determinadas cuestiones, es un espacio para repensar sus actitudes. Además es un recurso que no es demasiado costoso. Lo que se ha evaluado es que la reincidencia ha bajado muchísimo. Es un trabajo a largo plazo, pero no podemos dejar de pensar y hablar del violento. La víctima es la que requiere mayor contención y asistencia, pero si no se trabaja con ellos, lo vuelven a repetir con otras parejas”.

“El objetivo, como dice mi secretario (de Derechos Humanos de la Provincia) Santiago Cantón, es que haya cada vez menos femicidios. Mientras que nosotros hagamos todo lo que hay que hacer, pero sigan muriendo mujeres, sentimos una responsabilidad. Seguir concientizando, trabajar la atención, la prevención lleva más tiempo pero es indispensable, porque si no siempre estamos trabajando cuando el caso ya llegó a la justicia y no en cómo pude prevenirlo”, reflexionó y agregó que “es brindar mayor atención y lo que esperamos es que haya cada vez menor cantidad de casos de violencia de género. Ambicioso. Es un cambio que va a llevar tiempo, que el movimiento de mujeres son las que van liderando lo que hay que ir cambiando, las críticas que hacen y las cosas que faltan es necesario, esta bien que se expongan. Todas esas cosas son positivas y habrá que estar a la altura de todas estas demandas”.
 


Destacó que la lucha contra la violencia de género es una prioridad de la gobernadora María Eugenia Vidal, y eso ha redundado en que el presupuesto para el área para 2019 se aumentó. “Nos ha sostenido los programas y nos ha dado la confianza. Invertimos toda la plata destinada, que los fondos lleguen a donde tengan que llegar”, sin embargo puso en relevancia la dimensión de la problemática.

“Tuvimos 300 mil abordajes en el año. Hay 25 mil denuncias en comisarías por mes. Es inabordable, no alcanzamos pero también hay cuestiones positivas que hemos logrado. Va a llevar mucho tiempo, porque también tiene que ver con un montón de cuestiones sociales. Es generar esta conciencia de que todos nos tenemos que involucrar. Igualmente la responsabilidad mayor, siempre, es del Estado. Nosotros tenemos que trabajar para que las cosas funcionen. Es una responsabilidad enorme, es 7 x 24”.

“Se cumplieron nuestros objetivos para este año, hemos trabajado muchísimo para cumplirlos y con el presupuesto -aquí no hay sub ejecución- todo lo que había para los programas se pudo rendir y para el año que viene tenemos la continuidad y profundización de estos programas”, destacó la presidenta del Instituto, sin embargo reflexionó que “nunca alcanza lo que hacemos. El día que alcance será el día que no haya más violencia”. [El Teclado]