- (…) Y Spinetta participaba de esos eventos que hacían durante el kirchnerismo en la Casa Rosada, donde iban a tocar los mejores y más prestigiosos músicos. Yo no sé si en lo contrafáctico es correcto preguntarte si un Spinetta tocaría para Macri…
- Supongo que no, porque el nivel de prejuicio del mundo artístico, el nivel de ignorancia y de resentimiento es enorme (…) Como todo artista popular, y todo artista demagógico, digamos, tiene una relación con lo masivo un poco extraña (…) Básicamente un artista popular no entiende la política, porque está cortado por otro patrón y tiene una involucración con la política muy ligada a los símbolos, casi considerando una especie de fantasía…
El que pregunta es Diego Sehinkman, conductor de #TerapiaDeNoticias, un ciclo nocturno del canal de cable de La Nación. El que responde, el “Lic. en Filosofía y asesor presidencial” – así describía el zócalo – Alejandro Rozitchner. Naturalmente, semejante caracterización provocó una andanada de respuestas de la comunidad artística y agregó otro capítulo a los desencuentros entre el gobierno y los actores.
No es la primera vez que desde el Ejecutivo provocan la reacción de los artistas. Hace pocas semanas, el cine Gaumont cobijó una multitudinaria y heterogénea asamblea de actores, directores, productores, estudiantes y docentes que expresaron su preocupación ante lo que denominaron “una avanzada” contra el Instituto y la Escuela de Cine. Fue tras la expulsión de Alejandro Cacetta del INCAA y la salida forzada del rector Pablo Rovitto, enmarcada en una “opereta” periodística, según tuiteó Juan José Campanella, que fue televisada en el programa Animales Sueltos, de la señal América.
Movilizados por lo que consideraron un ataque a la industria cinematográfica, los actores grabaron un spot que se viralizó en las redes sociales y demostró una variopinta preocupación, ya que involucró a referentes que, incluso, mostraron simpatía por la gestión macrista, tal el caso de Campanella o Adrian Suar, que no participó en el vídeo, pero expresó en TN su apoyo a Cacetta.
Similar opinión a Rozitchner tuvo Darío Lopérfido, quien apeló a una estrategia que luego sería replicada por el ministro de Cultura, Pablo Avelluto, en el conflicto del INCAA: vinculó a los actores que participaron en ficciones concursadas durante el kirchnerismo con la corrupción. Además, les pidió que “no defiendan” el apoyo estatal a las series nacionales y “con todo cariño” los instó a que “hablen de arte, de obras de teatro, de cine, de cultura y dejen de hablar de política porque es algo muy complicado”. Echó nafta al fuego el actual agregado en la embajada argentina en Alemania porque ya venía siendo repudiado por sus declaraciones negacionistas en torno al genocidio de la Dictadura cívico-militar.
Otro caso que movilizó a los actores fue el fallo del 2x1 de la Corte. De hecho, en la víspera del masivo acto en la Plaza de Mayo, los teatros porteños finalizaban sus funciones con la lectura de un comunicado convocando a la manifestación y rechazando “el clima negacionista que muchos funcionarios del gobierno nacional pretenden instalar”, en clara referencia al renunciado Lopérfido.
Pero los actores no son los únicos que fueron elegidos de blanco por funcionarios del Gobierno macrista. La lista involucra a sectores sensibles de la sociedad. Por caso, y en un conflicto aún latente, los docentes fueron víctimas, incluso, de la coerción represiva por parte del Estado. Es que en el punto más álgido del conflicto salarial, que busca, entre otras cosas, el respeto de la negociación paritaria federal y la mantención del financiamiento de la Educación Pública, la policía porteña apaleó a los maestros que intentaban instalar una carpa itinerante para visibilizar sus reclamos.
No obstante, también hubo exabruptos oficiales que tensionaron las negociaciones paritarias. La gobernadora María Eugenia Vidal les pidió a los sindicalistas “que digan si son kirchneristas” y el presidente Macri relativizó las amenazas de muerte al recientemente reelecto titular del SUTEBA diciendo en Cadena Nacional “no creo que Baradel necesite que nadie lo cuide”. Al repudio a la frase presidencial se sumó el recuerdo de las peleas de los gremios docentes con el sciolismo en cada inicio de año y la polémica derivada de la desafortunada frase de la expresidente Cristina Fernández, que también en Cadena Nacional había dicho que los docentes sólo trabajaban cuatro horas.
“Hay grupos que se resisten y privilegian su poder a veces de forma mafiosa”, dijo días atrás el presidente Macri en referencia a los gremios docentes. Y es una concepción que, según mencionó el mandatario luego de la marcha del 1º de abril, hace extensiva al resto del sindicalismo y otras áreas: “No podemos aceptar más comportamientos mafiosos en la Argentina, mafias que están en los sindicatos, en las empresas, en la política y en la justicia", comentó Macri en una conferencia de prensa.
Fueron varios los dirigentes sindicales que recogieron el guante. Esta semana, el titular de la CONADU, Carlos de Feo, lo retrucó y, en diálogo con LA TECNO FM, dijo que “en realidad, si uno rasca un poquito, los mafiosos están en otro lado, yo diría más bien, dentro de la Casa de Gobierno y no enfrente”. Dicho sea de paso, los docentes universitarios pararon toda la segunda semana de mayo y auguran más medidas de fuerza en virtud “de la inacción” del ministro Esteban Bullrich en las paritarias.
Y esta semana, al igual que los docentes, los estudiantes secundarios también fueron golpeados por la Policía. Y hubo una réplica de casos que generó preocupación. En principio, en Banfield, efectivos policiales entraron armados al Normal Antonio Mentruyt en busca de dos chicos que fueron interceptados en una plaza tomando fernet con coca, luego de haberse rateado del colegio, según contó Luis Bruschtein en su columna en Página 12. Los estudiantes, que fueron amedrentados y disparados, buscaron refugio en la escuela.
En Berisso, la situación fue parecida, pero aún más grave porque incluyó la inacción de funcionarios públicos. Tras ir a reclamar a la Municipalidad por mejoras edilicias en su escuela, los estudiantes de la Media Nº1 de esa localidad fueron golpeados por oficiales de la comunidad y personas de civil, que aún no se determinó quiénes eran. A un estudiante lo retuvieron contra el capot de un auto y a otro lo acogotaron contra el suelo. Los municipales que pasaban por ahí siguieron de largo y no intervinieron. El intendente macrista Jorge Nedela dio una conferencia de prensa, expresó su repudio, “pero aún no se comunicó con nosotros”, dijo el presidente del Centro de Estudiantes Tomás Etchezarreta en Radio La Plata.
En Jujuy, provincia inspeccionada hace pocos días por las Naciones Unidas en el marco de la detención de Milagro Sala – de la que clamaron su liberación inmediata – se produjo una purga tras la irrupción de la Policía en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNJu, que terminó con dirigentes estudiantiles presos en condiciones irregulares.
En San Martín, la policía requisó a alumnos de una escuela y detuvo al docente Juan Pablo Manente, que objetó el procedimiento y quiso defender a los demorados. Algo parecido sucedió en el porteño Mariano Acosta, donde las fuerzas de seguridad “inspeccionaron” las clases públicas de protesta que realizaban los estudiantes en apoyo a los maestros. La directora, Raquel Papalardo, se quejó públicamente y a los pocos días le llegó una carta pidiendo su jubilación. Más tarde, el periodista Ezequiel Orlando reveló que el operativo se enmarcó en tareas de inteligencia sobre la comunidad educativa de ese colegio. En ninguno de estos casos hubo un repudio de, por ejemplo, los ministros de seguridad correspondientes.
Docentes, estudiantes y actores son algunos de los antagonistas con los que eligió confrontar el Gobierno en lo que va de su gestión. Podría agregarse, también, a los jubilados, ya sea por la represión en el Puente Pueyrredón, o por las consecuencias de algunas políticas que señalan estudios de la Universidad Católica, por ejemplo. O la comunidad científica, que aún hoy protesta por los recortes en el CONICET. Del otro lado, entre los más beneficiados, se encuentran los sectores agroexportadores y los bancos, quienes recibieron excepciones impositivas y flexibilización de “las reglas del juego”, según consignó un anuario del diario El Cronista.
La actriz Rita Cortese, consultada respecto de las declaraciones de Alejandro Rozitchner, afirmó que “todos los Gobiernos neoliberales y las dictaduras, lo que quieren destruir siempre es el pensamiento” e instó a la ciudadanía a “mantener el pensamiento abierto, intenso y real” en un marco democrático. Algo que no concuerda con muchas de las situaciones descriptas en este artículo. [ET]