“Si las protagonistas somos las mujeres, si el embarazo y el parto, lejos de ser una enfermedad, son parte de nuestra sexualidad, así como los ciclos menstruales, la lactancia, la menopausia. ¿Cómo es que llegaron a estar en manos de otros, controlados, manejados e intervenidos?”.
Verónica Marcote
La opresión sobre el cuerpo de la mujer y el disciplinamiento que mitigó durante siglos su autonomía y sus decisiones, parece haber llegado a su fin. O al menos, en días de revolución feminista, ese mandato hegemónico que avasalló la conquista y conciencia del propio cuerpo, se fisura cada día un poco más. En ese sentido, la discusión sobre cómo, dónde y de qué modo parir, está íntimamente vinculada al grito que pide por la libertad de los cuerpos y pone fin al manto de silencio impuesto por años. Así es que, bajo el lema “Poder parir está en vos”, se celebra desde el 13 y hasta el 19 de mayo la edición 2019 de la Semana Mundial del Parto y Nacimiento Respetado.
El oleaje internacional e imparable de la revolución de las mujeres tiene un impacto directo en el encuentro de una embarazada con su obstetra durante la consulta médica: “Las mujeres llegan pidiendo otra forma de atención: ‘no me induzcas’, ‘no me ates’ o ‘dejá que mi pareja esté conmigo’, son demandas que se escuchan cada día con más frecuencia en el consultorio”, relató en diálogo con [El Teclado] la médica especialista en Ginecología y Obstetricia y fundadora del Programa de Nacimientos No Intervenidos del Instituto de Diagnóstico de La Plata, Florencia Hortel.
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“Las mujeres se agrupan, se cuentan sus experiencias y relatos de parto y toda ese conocimiento las lleva a cuestionar lo establecido, a decir lo que quieren y lo que no quieren a la hora de parir, porque ahora tienen información y la información es poder”, puntualizó la especialista en alusión a las demandas actuales.
[PARTO RESPETADO]
Pero, ¿qué es el parto respetado o humanizado?, ¿cuáles son las situaciones que pueden vulnerar los derechos de la mujer en ese contexto? En principio, vale destacar que un parto respetado es aquel en el que se privilegia la voluntad de la mujer y se respetan los tiempos fisiológicos de cada una, proponiendo que el médico acompañe a la futura mamá pero reduciendo su intervención a lo mínimo y necesario.
“La mujer tiene poder para parir y debería recuperar ese estado protagónico. Los demás deberíamos acompañar”, reflexionó Hortel sobre cuál debería ser el trabajo profesional a instancias del alumbramiento. Del mismo modo, aclaró que, aún en un parto humanizado, la prioridad será siempre la salud de la mujer y el niño por nacer. “Proponemos respetar los tiempos del cuerpo de cada una pero, claro está, sí hubiera alguna complicación y fuera necesario, le realizaríamos una césarea”, relató.
DATOS: La Organización Mundial de la Salud aconseja como porcentaje estándar la realización de entre una 12% y 15% de césareas. Sin embargo, en nuestro país, el promedio se acerca al 30%
En este punto, es importante resaltar una tendencia creciente a la sobreintervención médica que va en contra de las recomendaciones internacionales: la Organización Mundial de la Salud aconseja como porcentaje estándar la realización de entre una 12% y 15% de césareas. Sin embargo, en nuestro país, el promedio se acerca al 30% y, en algunas instituciones privadas, supera incluso el 50%. ¿Son en verdad indispensables todas esas intervenciones?
En Argentina, desde el año 2004, la Ley 25.929 de Parto Humanizado busca respetar los tiempos de cada mujer y evitar cualquier tipo de violencia obstétrica. “Es una paradoja: no debería existir una Ley que diga que la mujer tiene derecho a estar acompañada, a recibir información, a que se respete su libre movimiento. Todo eso debería ocurrir habitualmente”, reflexionó Hortel.
ES VIOLENCIA: Que a una mujer le coloquen un suero con medicación sin decirle cuál es la droga que le están suministrando y por qué lo están haciendo, es violencia; que una mujer pida estar acompañada por su pareja y/o alguna persona de su círculo íntimo durante el parto y que a cambio la dejen sola, es violencia; que la aten o la insulten durante el momento del parto, es violencia; que una mujer sea descalificada, infantilizada o reciba comentarios irónicos por parte del personal de salud durante el trabajo de parto, es violencia.
La vulneración de los derechos de la mujer tiene réplicas a lo largo y ancho del país pero, en muchos casos, no se realizan denuncias porque las víctimas no saben que existen entidades y organismos específicos para recibir sus quejas. “Hay ONGS, Consejerías de violencia obstétrica e, incluso, una unidad específica en el Ministerio de Salud”, detalló la especialista sobre los lugares en los que se podría albergar el testimonio de una denunciante.
[CAMBIAR LA MANERA DE NACER]
Una cita célebre del reconocido obstetra francés Michel Odent reza que, “para cambiar el mundo, hay que cambiar la manera de nacer”. Y ese camino transita por estas horas Florencia Hortel quien, junto con un grupo de obstetras, parteras y neonatólogas, encabeza el PRONANI - Programa de Nacimientos No Intervenidos- una iniciativa que promueve que la mujer y su bebé recuperen el protagonismo del evento fisiológico del parto, reduciendo la intervención quirúrgica y respetando las singularidades de cada persona.
“Creamos este espacio donde la mujer ingresa a una habitación en la que hay elementos favorecedores: pelotas, colchonetas y una pileta de parto. Así, va a parir dentro de una institución pero como ella quiere: parada, en una silla, dentro de la pileta, en una cama. En este ámbito logramos reducir notablemente las cesáreas y más del 80% tuvieron un parto natural”, detalló Hortel.
En la semana mundial del #PartoRespetado, recordamos que en la Argentina desde 2015 existe la ley 25.929 que defiende los #derechos de las madres, los recién nacidos/as y sus familias al momento del trabajo de parto, parto y post parto pic.twitter.com/D7K69oPH4J
— UNICEF ARGENTINA (@UNICEFargentina) 13 de mayo de 2019
Además, hizo hincapié en la importancia de fomentar un primer momento de contacto íntimo entre el niño y la flamante mamá. La “hora sagrada” es “tanto o más importante que el parto en sí”. “El bebé debe quedarse una hora en el pecho de su madre, piel con piel. Medirlo, pesarlo o vacunarlo son cosas que pueden hacerse horas después. Ahora se está investigando el daño primal, un mal que sufren los seres humanos al nacer y es determinante incluso en enfermedades inmunológicas que se desarrollan a lo largo de la vida adulta”, concluyó la especialista, reforzando el concepto de que no es sólo el parto sino también el nacimiento lo que debe ser respetado.
Como dice Verónica Marcote en su libro Nosotras Parimos, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres son nuestros y – muchas veces- no los conocemos ni nos apropiamos de ellos, por lo que pasan a ser tomados por profesionales que deciden en nuestro lugar y sobre nuestros cuerpos. Si la maternidad es un deseo, el modo de parir, también. Por eso, es momento de recuperar el protagonismo y la libertad de elegir. Es tiempo de cambiarlo todo.
“Hija mía, tendrás un parto rosa; un parto orgásmico colgada a un pañuelo.
Tendrás un parto azul, azul celeste, metida en la bañera. Tendrás un parto verde, un verde selva con ecos de siglos.
Tendrás un parto dulce, hermoso, respetado.
Un parto tuyo.
Luchamos por ello”.
Myriam Moya Tena
[El Teclado]